Paludismo, historia

Introducción

Enfermedad humana y también de las aves y monos, causada por la infección de un protozoo del género Plasmodium, caracterizada por escalofríos y fiebre intermitente. La transmisión de los microorganismos responsables de la malaria humana se produce por la picadura de los mosquitos del género Anopheles.

La enfermedad estuvo ampliamente extendida pero, durante la segunda mitad del siglo XX, fue erradicada en casi toda Europa y grandes áreas de América Central y del Sur. Sin embargo, en la actualidad continúa siendo un problema de salud muy importante en las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en el continente africano.

Cada año se registran más de 300 millones de casos de paludismo, ocasionando más de 1 millón de muertes anuales, el 90% de las cuales se producen en África, especialmente entre niños menores de 5 años.

Malaria en los seres humanos

La malaria humana presenta cuatro formas, cada una de las cuales está producida por una especie de parásito diferente. En todas, los síntomas suelen ser escalofríos, fiebre y sudoración. En los casos no tratados estas crisis recidivan periódicamente.

La forma más leve de malaria es la malaria terciana benigna, causada por el Plasmodium vivax, en la que la fiebre brota cada dos días después de la crisis inicial (que aparece dentro de las dos semanas después de la infección). La fiebre de la selva o, malaria terciana maligna, o malaria estivo-otoñal, producida por el P. falciparum, es responsable de la mayoría de los casos mortales de malaria.

En esta forma de la enfermedad los microorganismos obstruyen los vasos sanguíneos del cerebro produciendo coma, delirio, y finalmente la muerte. La malaria cuartana, causada por el P. malariae, tiene un periodo de incubación más largo que la malaria terciana o fiebre de la selva. La primera crisis tiene lugar entre los 18 y los 40 días después de la infección. La crisis aparece cada tres días. La cuarta forma de la enfermedad, que es la más rara, causada por P. ovale, es similar a la malaria terciana benigna.

Durante el periodo de incubación los protozoos crecen dentro de las células hepáticas. Unos pocos días antes de la primera crisis, los microorganismos invaden los hematíes, que son destruidos durante el proceso de desarrollo del protozoo, originando las crisis febriles típicas de la enfermedad.

Historia de la malaria

Desde 1638 el tratamiento de la malaria se ha basado en un extracto de la corteza del árbol de la quina llamado quinina. La quinina, que tiene cierta toxicidad, detiene el crecimiento de los protozoos en la circulación sanguínea.

En 1930, químicos alemanes sintetizaron el Atabrine (clorhidrato de quinacrina) más eficaz que la quinina y menos tóxico. La investigación reveló que otro fármaco, la cloroquina, del que se dispone desde finales de la II Guerra Mundial, era capaz de prevenir y curar totalmente la fiebre de la selva, y que era mucho más eficaz que el Atabrine o la quinina frente a otras formas de malaria. También era mucho menos tóxico que cualquiera de los anteriores y más eficaz en dosis menores.

Cepas de P. falciparum, el organismo responsable de la fiebre de la selva, han demostrado recientemente resistencia a la cloroquina y a otros fármacos antipalúdicos sintéticos. Estas cepas se encuentran en especial en Vietnam, y también en la península Malaya, África y América del Sur. La quinina sigue siendo el agente utilizado contra las cepas de P. falciparum resistentes a los fármacos sintéticos.

Además de la existencia de cepas de parásitos resistentes a los fármacos, el hecho de que algunos mosquitos vectores (Anopheles) se han hecho resistentes a los insecticidas como el DDT, ha producido un rebrote de la malaria en ciertos países tropicales. Como resultado, la malaria ha aumentado entre los americanos y europeos occidentales que viajan a Asia y América Central y entre los refugiados procedentes de estas zonas.

Los científicos, entre ellos el colombiano Manuel Patarroyo, llevan varios años tratando de desarrollar una vacuna contra la malaria de distribución general. Recientemente, en octubre de 2002, se finalizó la secuenciación de los genomas del más peligroso de los parásitos causantes del paludismo, Plasmodium falciparum, y de una de las especies de mosquito que lo transmiten, Anopheles gambiae.

Esta nueva información permitirá a los investigadores desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para luchar contra la enfermedad y para controlar a los insectos transmisores de la misma.