Introducción
Célula, unidad básica de la vida. La célula es la estructura más pequeña capaz de realizar por sí misma las tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción. Todos los organismos vivos están formados por células. Algunos organismos microscópicos, como las bacterias y los protozoos, son unicelulares, lo que significa que están formados por una sola célula.
Las plantas, los animales y los hongos son organismos pluricelulares, es decir, están formados por numerosas células que actúan de forma coordinada.
La célula representa un diseño extraordinario y eficaz con independencia de si es la única célula que forma una bacteria o si es una de los billones de células que componen el cuerpo humano. La célula lleva a cabo miles de reacciones bioquímicas cada minuto y origina células nuevas que perpetúan la vida.
El tamaño de las células es muy variable. La célula más pequeña, un tipo de bacteria denominada micoplasma, mide menos de una micra de diámetro.
Además de estas diferencias de tamaño, las células presentan una amplia variedad de formas. Algunas, como la bacteria Escherichia coli, tienen forma de bastón.
En los organismos pluricelulares la forma de la célula está adaptada, por lo general, a su función. Por ejemplo, las células planas de la piel forman una capa compacta que protege a los tejidos subyacentes de la invasión de bacterias. Las células musculares, delgadas y largas, se contraen rápidamente para mover los huesos.
Toda célula es, en sí misma, un modelo de independencia. Igual que una ciudad amurallada en miniatura que estuviese permanentemente en hora punta, la célula debe soportar constantemente el tráfico, transportando moléculas esenciales de un lugar a otro con el fin de mantener las funciones vitales.
Sin embargo, a pesar de su individualidad, las células poseen además una capacidad notable para unirse, comunicarse y coordinarse con otras células. Por ejemplo, el cuerpo humano está formado por unos 60 billones de células. Docenas de distintos tipos de células están organizadas en grupos especializados denominados tejidos.
Los tendones y los huesos, por ejemplo, están formados por tejido conjuntivo, mientras que la piel y las membranas mucosas están formadas por tejido epitelial. Los distintos tipos de tejidos se unen para formar órganos, que son estructuras especializadas en funciones específicas.
Los componentes de las células son moléculas, estructuras sin vida propia formadas por la unión de átomos. Las moléculas de pequeño tamaño sirven como piezas elementales que se combinan para formar moléculas de mayor tamaño.
Las proteínas, los ácidos nucleicos, los carbohidratos o hidratos de carbono y los lípidos son los cuatro tipos principales de moléculas que forman la estructura celular y participan en las funciones celulares.
Por ejemplo, una disposición muy organizada de lípidos, proteínas y compuestos de proteínas y azúcares, forman la membrana plasmática, o límite externo, de ciertas células.
Teoría celular
El concepto de célula como unidad anatómica y funcional de los organismos surgió entre los años 1830 y 1880, aunque fue en el siglo XVII cuando Robert Hooke describió por vez primera la existencia de las mismas, al observar en una preparación vegetal la presencia de una estructura organizada que derivaba de la arquitectura de las paredes celulares vegetales.
En 1830 se disponía ya de microscopios con una óptica más avanzada, lo que permitió a investigadores como Theodor Schwann y Matthias Schleiden definir los postulados de la teoría celular, la cual afirma, entre otras cosas:
Que la célula es una unidad morfológica de todo ser vivo: es decir, que en los seres vivos todo está formado por células o por sus productos de secreción. Este primer postulado sería completado por Rudolf Virchow con la afirmación Omnis cellula ex cellula, la cual indica que toda célula deriva de una célula precedente (biogénesis).
En otras palabras, este postulado constituye la refutación de la teoría de generación espontánea o ex novo, que hipotetizaba la posibilidad de que se generara vida a partir de elementos inanimados. Un tercer postulado de la teoría celular indica que las funciones vitales de los organismos ocurren dentro de las células, o en su entorno inmediato, y son controladas por sustancias que ellas secretan.
Cada célula es un sistema abierto, que intercambia materia y energía con su medio. En una célula ocurren todas las funciones vitales, de manera que basta una sola de ellas para tener un ser vivo (que será un ser vivo unicelular). Así pues, la célula es la unidad fisiológica de la vida.
Finalmente, el cuarto postulado de la teoría celular expresa que cada célula contiene toda la información hereditaria necesaria para el control de su propio ciclo y del desarrollo y el funcionamiento de un organismo de su especie, así como para la transmisión de esa información a la siguiente generación celular.
Origen de las células
El mecanismo de evolución de las células sigue siendo una cuestión de estudio sujeta a una intensa investigación científica. Los estudios sobre la evolución de las células a partir de la materia inerte que existía en la Tierra primigenia han sido llevados a cabo por físicos, geólogos, químicos y biólogos.
La Tierra se formó hace aproximadamente 4.500 millones de años y durante millones de años las erupciones volcánicas violentas arrojaron al aire sustancias como dióxido de carbono, nitrógeno, agua y otras moléculas pequeñas.
Estas moléculas, bombardeadas con la radiación ultravioleta y la luz de intensas tormentas, entraron en colisión formando uniones químicas estables y originando moléculas de mayor tamaño, como los aminoácidos y los nucleótidos.
Ciertos experimentos indican que estas moléculas de mayor tamaño se forman de manera espontánea en condiciones de laboratorio que simulan el medio que probablemente existía en los orígenes de la Tierra.
Los científicos hacen conjeturas sobre si la lluvia podría haber arrastrado estas moléculas hasta los lagos para crear un caldo primordial, un terreno nutritivo para el ensamblado de las proteínas, el ácido nucleico ARN y los lípidos.
Al no existir oxígeno en la atmósfera, esas primeras células eran anaerobias y obtenían la energía mediante procesos de fermentación. Esos primeros organismos eran heterótrofos, lo que acabó ocasionando que los nutrientes orgánicos fueran agotándose.
El oxígeno producido por estos organismos procariotas cambió radicalmente la composición de la atmósfera primitiva y favoreció la evolución de bacterias que usaban oxígeno para llevar a cabo la respiración aerobia, un proceso más eficaz de producción de ATP que la fermentación.
Las células eucariotas pudieron haber evolucionado a partir de células procariotas primitivas hace aproximadamente 2.000 millones de años. Las células precursoras de las células eucariotas perdieron sus paredes celulares, lo que permitió que la membrana plasmática se expandiera y se plegara.
Características funcionales
Las células vivas son un sistema bioquímico complejo. Las características que permiten diferenciar las células de los sistemas químicos no vivos son:
Nutrición: Las células toman sustancias del medio, las transforman de una forma a otra, liberan energía y eliminan productos de desecho, mediante el metabolismo.
Crecimiento y multiplicación: Las células son capaces de dirigir su propia síntesis. A consecuencia de los procesos nutricionales, una célula crece y se divide, formando dos células, en una célula idéntica a la célula original, mediante la división celular.
Diferenciación: Muchas células pueden sufrir cambios de forma o función en un proceso llamado diferenciación celular.
Señalización: Las células responden a estímulos químicos y físicos tanto del medio externo como de su interior y, en el caso de células móviles, hacia determinados estímulos ambientales o en dirección opuesta mediante un proceso que se denomina quimiotaxis.
Las propiedades celulares no tienen por qué ser constantes a lo largo del desarrollo de un organismo: evidentemente, el patrón de expresión de los genes varía en respuesta a estímulos externos, además de factores endógenos.