La financiación de la deuda puede ser a corto o a largo plazo. La emisión de deuda a corto plazo debe amortizarse en menos de cinco años. Los préstamos concedidos por bancos comerciales son el ejemplo más frecuente de deudas a corto plazo. Las líneas de crédito de los bancos permiten a una empresa pedir prestado un máximo predeterminado, pero se exige que el saldo esté a cero durante uno o más meses al año. Estas líneas de crédito no suelen estar respaldadas por una garantía. Los bancos también ofrecen préstamos a dos o tres años, pero éstos suelen estar avalados por los inventarios o los activos exigibles de la empresa si no se devuelven en el plazo determinado.
Existen otros tres tipos de financiación a corto plazo, que son los pagarés de empresas, las pignoraciones y el factoring. Los pagarés de empresas son una deuda emitida por una empresa que tiene un plazo de vencimiento inferior al año. Sólo los emiten grandes empresas, financieramente solventes, y tienen un coste en intereses ligeramente inferior al de los préstamos bancarios concedidos para las inversiones con menores riesgos. La pignoración y el factoring son utilizados por empresas más pequeñas con menor solidez financiera. El factoring es la venta física de las cuentas a cobrar a los clientes. La pignoración es un préstamo garantizado con las cuentas a cobrar a clientes de la empresa. Dado que comportan un mayor riesgo, la pignoración y el factoring obligan a la empresa a pagar mayores intereses que los que se pagan por los pagarés de empresa.
Con anterioridad a 1965, aproximadamente, todas las emisiones de deuda se vendían en el país en que radicaba la empresa emisora. Desde entonces, la financiación internacional se ha incrementado de manera espectacular. La mayor parte de esta financiación en el orden internacional es a corto plazo, y tiene lugar en lo que se denomina mercado de eurobonos; su mercado principal está en Londres. El mercado de eurobonos permite que las empresas emitan deudas en divisas extranjeras (principalmente en dólares) al tiempo que evita las regulaciones y restricciones de los mercados financieros nacionales. Normalmente, al emitir este tipo de bonos las empresas convierten las divisas en su moneda nacional. En el mercado de eurobonos se emite deuda tanto a corto como a largo plazo. En los últimos años se han llegado a emitir bonos con un plazo de vencimiento de hasta 50 años.
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