Las civilizaciones del mediterráneo

El mar Mediterráneo representó el medio de transporte apropiado para los pueblos que habitaron en las costas de Europa meridional, en Asia occidental y en África del norte; los fenicios, los griegos, los cretenses y los romanos se distinguieron como pueblos navegantes.

Organización económica

El mar representó para los fenicios el campo de subsistencia más fecundo, les proporcionó alimentos abundantes y otros recursos; constituyó una vía de comunicación para el intercambio de mercancías con los pueblos ubicados en las costas del Mediterráneo. El comercio fue su principal actividad económica.

La cultura griega se estableció al sur de los Balcanes, así como en la costa occidental de Asia Menor; allí surgieron las polis, ciudades-estado independientes que fueron muy prósperas por su situación geográfica y la comercialización de artículos suntuarios, como aceites finos, vinos y cerámicas de lujo.

La ubicación privilegiada de Roma, en el centro de la península itálica, rodeada por ríos navegables y fértiles valles, permitió que se convirtiera en la civilización más importante de la región del Lacio. Desarrolló la agricultura, el comercio y la metalurgia, gracias a los etruscos, que se las heredaron, y a las guerras de conquista, posteriormente.

Organización política

Los fenicios, de origen semita, llegaron a las costas de Siria hacia el año 3 000 a. de n. e., procedentes de los desiertos de Arabia, y alcanzaron su mayor esplendor en el siglo XV a. de n. e. Doscientos años después, el territorio fenicio estaba dividido en ciudades que contaban con leyes y gobierno propios, entre ellas Biblos, Tiro, y Sidón, gobernadas por monarcas considerados de naturaleza divina.

En las ciudades griegas se constituyeron estados esclavistas cuya forma de organización política evolucionó; las polis adoptaron diversas formas de gobierno: monarquía, democracia, oligarquía y tiranía.

Los reyes etruscos gobernaron Roma durante 250 años; en este periodo se sentaron las bases políticas del pueblo romano, estableciéndose tres formas de gobierno: la monarquía, la república y el imperio.

Organización social

En las comunidades fenicias existió una marcada diferenciación social; la distribución de la riqueza y el desempeño tradicional de determinados oficios favorecieron la consolidación de la sociedad clasista. El monarca y su familia, los funcionarios mayores, comerciantes y propietarios de talleres.

Constituyeron la clase privilegiada; los marinos, artesanos, agricultores y esclavos formaban la clase desfavorecida. En los primeros tiempos de los pueblos griegos, el rey ejercía el poder; con él colaboraba el consejo areópago, formado por los eupátridas, grandes terratenientes de la clase aristócrata, quienes adquirieron facultades para nombrar a los magistrados (arcontes). Los aristócratas controlaron las principales tareas del gobierno.

La población libre de las polis, formada por los pastores y campesinos de las zonas, montañosas, marinos, artesanos y comerciantes, no tenía derecho a participar en las actividades políticas; este grupo era denominado demos (el pueblo). La sociedad ateniense estaba compuesta por los ciudadanos y los metecos (extranjeros). La sociedad espartana estaba formada por los espartanos, los periecos y los ilotas, o esclavos.

En el periodo monárquico, sociedad romana se caracterizaba por una marcada división de clase:

– Patricios. Descendían de los primeros pobladores de Roma y disfrutaban de grandes privilegios; sólo ellos podían gobernar, ejercer el sacerdocio y el mando militar.
– Plebeyos. Descendían de quienes llegaron después de los primeros pobladores; integraron el sector de campesinos libres.
– Clientes o extranjeros. Avecinados en Roma bajo la protección de algún patricio.
– Esclavos. Personas de los pueblos vencidos en la guerra o quienes no podían pagar sus deudas.