Consisten en una serie de ilustraciones ambiguas, y se pide al sujeto que relate una historia acerca de ellas: ¿qué está pasando en la ilustración?, ¿Qué pasará después? Esta técnica supone que al describir a los personajes ilustrados, el sujeto habla indirectamente de sí mismo. Los pensamientos, los sentimientos, las actitudes y las inhibiciones que expresa hacia los personajes con los que se identifica, proporcionan pistas sobre sus propias tendencias.
Por ejemplo, un fabricante de cocinas económicas hizo un estudio gráfico entre las amas de casa para evaluar el atractivo de cada rasgo de sus productos y para obtener elementos de comunicación que ayudaran a los distribuidores a vender las cocinas. En respuesta a preguntas directas, las mujeres manifestaron que la cocina era un instrumento para alimentar a su familia con comidas nutritivas y de buen sabor. Las respuestas destacaron un papel convencional socialmente aceptado del ama de casa en relación con la cocina.
Sin embargo, cuando a estas mismas entrevistadas se les mostró una ilustración de una mujer de pie en la cocina con ollas y cacerolas por todas partes y se les preguntó: ¿qué está pasando esta mujer (no usted)? Las respuestas fueron muy diferentes. Se llegó a las siguientes conclusiones:
A pocas amas de casa les gusta en realidad cocinar, para muchas es un trabajo amargamente resentido. La mayoría de las amas de casa se resiente por el hecho que la cocina se ensucia constantemente.
Más de una ama de casa teme que los aparatos como el contador de tiempo y el termostato fallen.
Pruebas con caricaturas
Las pruebas con caricaturas son una visión o modificación de la prueba de percepción, pero son mucho más sencillas de administrar y analizar. Simplemente pedimos al entrevistado que nos narre la historia que aparece en la caricatura.