Actualmente los gerentes enfrentan grandes retos; como ya se dijo, la fuerza de trabajo común se encuentra mejor educada que antes. Sin embargo, muchos observadores creen que la calidad de los trabajos está declinando constantemente, porque los nuevos trabajos no ofrecen retos y tampoco satisfacción en el ego del empleado, como antes existía en los trabajos.
Los altos niveles de educación se encuentran típicamente acompañados con elevados niveles de expectación, los cuales se presentan como serios retos para los gerentes. Las expectativas de los empleados que no son cumplidas pueden causar descontento en el trabajo y una ética débil del trabajo.
Los empleados no son como robots, esto es, objetos mecánicos, cuya única característica humana es la preocupación sobre su salario. Muchos empleados tiene una fuerte necesidad de autoestima y una sensación de pertenecer. Sin esas satisfacciones, muchos empleados se aburren, están descontentos, enojados y algunas veces son destructivos.
Los oficinistas y obreros se sienten enojados con sus trabajos. Estos sentimientos tienden a dar como resultado el abuso del alcohol y drogas, enfermedad mental, trabajo artificial, baja productividad, robos y sabotajes.
¿A quién le importa?
Los gerentes modernos se preocupan ahora más por la declinación en la calidad de la vida laboral, y muchos están haciendo algo sobre eso. Muchos gerentes han descubierto que la eliminación de la monotonía en los trabajos no es tan difícil, como algunos gerentes tradicionales aparentemente desean creer.
Son necesarios los nuevos estilos de pensar para que los programas tengan éxito. Los gerentes que se resisten a cambiar el trato a los empleados como niños mal educados. Deben reconocer que el principal objetivo de dichos programas es lograr que toda la organización sea más efectiva, no solamente para proveer una gran satisfacción al trabajador.