Para comenzar, una breve historia de los almacenes. Fue en la Segunda Guerra Mundial cuando la logística se practicó de forma más científica en el área militar y empezó a recibir un poco más de atención estratégica de parte de la alta dirección de las empresas, centrándose en los siguientes aspectos:
– Manejo eficiente de materiales (control de existencias y tiempo de respuesta a requerimientos).
– Uso eficiente de los espacios.
– Localización y número de almacenes en la cadena de suministro.
– Uso de tecnologías de información así como la automatización.
Posterior a la Segunda Guerra Mundial se empezó a ligar de forma más directa la administración de almacenes a la estrategia logística de las empresas, así como a trabajar en un uso más eficiente de los espacios, localización geográfica de los almacenes, considerando su cantidad y cobertura a la red de clientes y proveedores, del mismo modo los almacenes empezaron a tomar funciones más diversificadas como la selección, inspección y acomodo de embalajes ante el solo resguardo de productos.
En las décadas de los 60 y 70 se estableció en el entorno empresarial un énfasis en la nueva tecnología para mejorar y optimizar el resguardo, las operaciones y el manejo de materiales.
En los 80 y 90 se siguió desarrollando una mejora continua en el manejo de materiales y codificación de los mismos por medio de nueva tecnología, del control manual se pasó al código de barras y lectores ópticos de los mismos códigos; gradualmente se empezó a trabajar más por medio de sistemas de información computarizados y menos por medio de control manual.
En la actualidad, la administración de los almacenes es un tema del área de operaciones enfocado en la correcta o pertinente inversión de los recursos materiales, financieros y humanos destinados al resguardo, y en algunos casos a actividades que se llevan a cabo en los almacenes (como inspección, empaquetado, etc.) dentro de la cadena productiva de los bienes para su abastecimiento a los eslabones siguientes en la cadena de suministros, cuyo destino puede ser clientes internos, externos o incluso el consumidor final.
Un almacén se define como un lugar o espacio físico para el resguardo de bienes; y los usan muchas personas: fabricantes, importadores, exportadores, comercializadores, transportistas, clientes, etc.
Sin embargo, su definición es más simple: es un espacio o instalación que puede contener cualquier tipo de producto, de hecho en el idioma inglés se define como “warehouse” cuya traducción literal es “la casa de las cosas”.
Ahora bien, se podría presentar una definición más integral de la forma siguiente:
Un almacén es un centro estratégico que forma parte de la cadena desuministro, en el cual fabricantes, comercializadores, o empresas de servicio; resguardan materias primas, productos en proceso o productos terminados; y contribuye a los siguientes objetivos de la logística y cadena de suministros dentro de las empresas:
– Agilidad en la respuesta al cliente
– Alto control de existencias y mínimas desviaciones (cantidades y tipos) Minimización del inventarios sin afectar el nivel de servicio
– Mayor frecuencia y menor cantidad de bienes transportados (permite una tendencia a la eficiencia operativa de inventarios)
– Calidad por medio de la mejora continua
– Soporte a la cadena de suministros propia de cada empresa
– Optimización del costo beneficio entre acceso a mercados y número de almacenes
– Diseño correcto en función de las características físicas de los productos que manejan las empresas
Desarrollo y adecuación de tecnología que optimice el espacio, el equipamiento y las mismas tecnologías de información, que vayan dirigidas a disminuir las mermas y el daño a los productos que se manejan.
Lo anterior conlleva a una eficiencia de administración de inventarios por medio de los recursos humanos, financieros y materiales del cual debe disponerse en función de las dimensiones, valor y cantidad de inventarios así como la frecuencia de movimientos que puedan ser requeridos para los mismos.
En función del producto es el almacén, por ejemplo para los líquidos se tienen tanques, para los granos están los silos, para material paletizado (puesto en “pallets” o tarimas) se tienen los “racks” o estantería y puede darse el caso de pequeños anaqueles para producto en presentación de cajas no paletizadas, o simplemente pueden colocarse las cosas en el piso como un espacio que pueda contener cosas.
El tiempo de permanencia de los productos en un almacén varía desde productos que permanecen años, hasta productos que pueden estar solo un par de horas, como es el caso del llamado cruce de andén.
La ubicación geográfica del almacén en algunos casos es deseable que se encuentre cerca de los clientes o proveedores, sin embargo, en un contexto realista de la economía, en ocasiones no es lo más económico a corto plazo por flujo de efectivo, por eso se buscan sitios en donde se pueda y se tengan las condiciones operativas y de infraestructura deseadas.
Conforme se avance en el desarrollo de este curso se podrá, en general, notar una mejora en los siguientes aspectos:
1. Administración y organización de los almacenes, así como su diseño preliminar e identificar los principales elementos con los que se cuenta para el manejo de los materiales o bienes en un almacén.
2. Planeación y control del flujo de los inventarios es decir, las entradas, salidas y resguardos, con la adecuada y práctica identificación que se requiere de los mismos.
3. Un plan futuro de flujos de inventarios lo que lleva consigo una planeación operativa y estratégica, en función de los diferentes métodos de pronósticos que pueden utilizarse y del cual parte el plan de asignación de recursos para la operación de un sistema logístico que deriva en el de los almacenes, bajo una perspectiva de certidumbre e incertidumbre.
Por último, se podrán identificar modelos operativos de los almacenes bajo los esquemas de “cero inventarios” y de “justo a tiempo”. Todo lo anterior alineado a la estrategia de la administración que sigue la empresa.
Fuente: UNAM