La definición de objetivos encierra la formulación del problema, y esto supone determinar cuáles son los objetivos generales y específicos de la investigación, es decir, corresponde determinar: adónde se apunta, cuál es el para qué de la investigación, su propósito y él para quién, es decir, definir quienes serán los beneficiados.
En una perspectiva teórica los objetivos a determinar pueden ser clasificados en cuatro niveles distintos, perceptual, aprehensivo, comprensivo e integrativo, cada nivel con acciones y significados precisos y concisos.
Nivel de los objetivos:
Perceptual
– Explorar (Indagar, Revisar, Observar, Registrar)
– Describir (Codificar, Enumerar, Clasificar, Definir)
Aprehensivo
– Comparar (Diferenciar, Asemejar, Cotejar)
– Analizar ( Desglosar, Criticar)
Comprensivo
– Explicar (Entender, Comprender)
– Predecir (Preveer, Pronosticar, Predecir)
– Proponer (Plantear, Formular, Diseñar)
Integrativo
– Modificar (Cambiar, Aplicar, Mejorar)
– Confirmar (Verificar, Demostrar, Probar)
– Evaluar (Valorar, Estimar, Ajustar)
Los objetivos específicos reúnen características particulares que se pueden englobar dentro de la siguiente tabla:
Se debe precisar cuál es el objetivo general de la investigación esto es, el objetivo que se pretende alcanzar al término del proceso, de igual manera se deberán precisar los objetivos específicos que son aquellos que se van obteniendo durante la construcción de las diversas etapas por las que atraviesa la investigación. Como se puede observar, para redactar los objetivos, tanto general como específicos, se debe tener una idea previa y precisa de lo que se desea hacer. Por ese motivo, la lectura es muy importante; mientras más se conozca acerca del tema en cuestión, más fácil será organizar las ideas en el proyecto.
Fuente: Apuntes de la Materia de Metodología de la Investigación de la Universidad de Londres