Introducción
Los volcanes son formaciones que consisten en una fisura en la corteza terrestre sobre la que se acumula un cono de materia volcánica. La vulcanología es el estudio de los volcanes y de los fenómenos volcánicos.
Por lo general los volcanes son estructuras compuestas, formadas en parte por corrientes de lava y materia fragmentada. El Etna, en Sicilia, y el Vesubio, cerca de Nápoles, son ejemplos famosos de conos compuestos.
Cuando las erupciones son sucesivas, la materia sólida cae alrededor de la chimenea en las laderas del cono, mientras que corrientes de lava salen de la chimenea y de fisuras en los flancos del cono. De modo que el cono crece con capas de materia fragmentada y con corrientes de lava, todas inclinadas hacia el exterior de la chimenea.
Llegan hacer algunas cuencas enormes, parecidas a cráteres, llamadas calderas y situadas en la cumbre de volcanes extintos o inactivos desde hace mucho tiempo, son ocupadas por lagos profundos, como el lago del Cráter (véase Parque nacional del Lago del Cráter), en Oregón, o por llanuras planas, como el amplio valle Caldera en el norte de Nuevo México, ambos en Estados Unidos.
Algunos volcanes nacen bajo el agua, en el fondo marino. El Etna y el Vesubio empezaron siendo volcanes submarinos, como los conos amplios de las islas Hawai y de otras muchas islas volcánicas del océano Pacífico.
Actividad volcánica
Existen muchos volcanes algunos son más activos que otros. Se puede decir que algunos se encuentran en estado de erupción permanente, al menos en el presente geológico. El Stromboli, en las islas Lípari cerca de Sicilia, ha estado activo desde la antigüedad.
El Izalco, en El Salvador, ha permanecido activo desde su primera erupción en 1770. Otros volcanes activos de forma constante se encuentran en una cadena, llamada cinturón o anillo de fuego, que rodea el océano Pacífico.
El volcán Vesubio por ejemplo permanece en un estado de actividad moderada durante periodos más o menos largos y después se quedan en reposo, o dormidos, durante meses o años.
El Atitlán, en Guatemala, estuvo activo unos 300 años antes de 1843; desde entonces está inactivo. La erupción que sucede a un periodo de latencia prolongado suele ser violenta, como la del monte Saint Helens del estado de Washington (Estados Unidos) en 1980, después de 123 años de inactividad. La erupción del monte Pinatubo, en Filipinas, durante el mes de junio de 1991 llegó después de seis siglos de latencia.
Tipos de volcanes
Por lo general se clasifican en tres tipos de volcanes:
- Volcanes activos: son aquellos que pueden entrar en actividad eruptiva. La mayoría de los volcanes ocasionalmente entran en actividad y permanecen en reposo la mayor parte del tiempo. Solamente unos pocos están en erupción continua.
- Volcanes durmientes: se les denomina así ya que mantienen ciertos signos de actividad como lo son las aguas termales y han entrado en actividad esporádicamente. Un volcán se considera durmiente si hace siglos no ha hecho una erupción.
- Volcanes extintos: son aquellos cuya última erupción fue en los últimos 25 000 años, aunque pueden despertar y liberar una erupción más fuerte que la erupción de un volcán que está despierto.
Erupciones volcánicas
Las erupciones volcánicas se producen por el calentamiento del magma del interior de la Tierra, el mismo que busca salir a través de los volcanes. Pueden llegar a provocar daños irreparables tales como la pérdida de vidas humanas.
Algunas víctimas mueren por lesiones o quemaduras provocadas por los escombros de estructuras derrumbadas por las ondas sísmicas del volcán, o por la lava emanada. Otros sin embargo perecen por inhalar gases venenosos, y hasta hay personas que mueren por el intenso calor presente en el área del siniestro.
Las erupciones volcánicas son devastadoras desde el punto de vista material ya que pueden producir sismos, deslizamientos de tierra, incendios, y hasta tsunamis si la erupción ocurre cerca el mar.
Las cenizas (son rocas pulverizadas, lanzadas en forma de nubes de vapor y gases) llegan a dañar los cultivos, contaminar el agua y la atmósfera por largo tiempo, llegando incluso a cambiar los patrones climáticos del área.
Teorías volcánicas
Con el paso del tiempo algunos geólogos supusieron que la causa principal de los sucesos volcánicos era la entrada de agua, sometida a altas temperaturas, en el interior de la Tierra. En los últimos años, a medida que se comprenden mejor los mecanismos de interacción de las placas corticales terrestres, los geólogos han conseguido integrar el vulcanismo en la teoría de la tectónica de placas. La energía de los volcanes activos deriva, en último término, de los procesos ligados a los movimientos de las placas de la corteza. Además, los volcanes tienden a situarse en las fronteras de las placas más importantes.
Existen dos tipos de fronteras de placa de los volcanes las convergentes y las divergentes. En las primeras, donde una placa penetra bajo otra, la materia de la parte superior de la placa subducida es arrastrada en una trayectoria oblicua hacia el interior de la Tierra, hasta que alcanza una profundidad en la que se funde.
En las fronteras divergentes, como la dorsal del Atlántico, donde la corteza oceánica se estira y se separa, se forma una zona lineal débil (el centro de expansión); ésta sirve de salida para la erupción de magma (materia rocosa fundida de las profundidades) que asciende por corrientes de convección gigantes situadas en el manto.
El nacimiento de un volcán y la construcción de su cono fueron observados en directo en 1943, cuando el volcán Paricutín, en México, hizo erupción en una hondonada, hecho que dio a los geólogos la posibilidad de observar la secuencia de materia expulsada.
La región había experimentado sacudidas de terremotos durante un periodo de dos semanas; el 20 de febrero se observó la apertura de una chimenea que emitía primero vapor y polvo volcánico, después fragmentos calientes y luego roca fundida.
Fuentes: Enciclopedia encarta / Wikipedia.org / eird.org