El mantenimiento de rutina es casi el trabajo menos atractivo en la producción, pero es uno de los más importantes. Mientras los procesos se mecanizan cada vez más, el mantenimiento correspondiente se vuelve más complejo y se eleva el daño potencial por descomposturas.
La base de un buen mantenimiento preventivo es una buena planeación y hombres capaces dedicados al mantenimiento y apoyados por una política administrativa.
Ya se han observado las evaluaciones matemáticas de las alternativas del mantenimiento que implican ciclos de reemplazo y má quinas de reserva.
Se puede emplear el mismo formato para la tabla cuando se quiere determinar si el mantenimiento preventivo (reemplazo de piezas, revisiones, etc.) es menos caro que la reparación cuando sea necesaria.
También establece el periodo más económico para las revisiones del mantenimiento preventivo por medio de la misma rutina empleada para los intervalos de reemplazo.
Todos los modelos matemáticos se basan en la inform ación que se ha reunido sobre la marcha del trabajo. Difícilmente se puede exagerar el valor de mantener registros completos, exactos y detallados de las reparaciones y el servicio.
Existen muchos modelos más elaborados para problemas especiales de mantenimiento, tales como:
- una política de inspección para el equipo que se deteriora con el tiempo (un proyectil teledirigido o una manguera contra incendios),
- una política de renovación del equipo se puede reparar para ponerlo en condiciones de operación (vulcanización de llantas usadas), y
- las políticas de reemplazo para equipo que se ha renovado después de un cierto tiempo de servicio (reemplazar todos los neumáticos después d e que han estado en servicio la mitad de su vida esperada).
Tales análisis elaborados son adecuados cuando el volumen monetario es grande o es crítica la confiabilidad del servicio. La planeación usual del mantenimiento preventivo es más real que los modelos matemáticos.
La regla que sirve de guía es que el tiempo que se emplea en el mantenimiento preventivo debe ser menor al que se requiera para las reparaciones y el valor conferido a las máquinas por el mantenimiento preventivo debe ser mayor que el costo del programa.
La lógica contenida en la regla es inexpugnable, pero la reunión de los datos del costo a fin de ponerla en ejecución crea una paradoja: Se tiene que probar primero el programa a fin de saber si es bueno.
Consideraciones prácticas, que se deben ponderar al planear el mantenimiento:
1. Las máquinas pueden estar «muy mejoradas» para aumentar la confiabilidad.
Los circuitos redundantes y las adiciones aumentan los costos iniciales, pero pueden producir ahorros más que proporcionales en los costos del mantenimiento.
2. El aumento de los inventarios durante el proceso puede proporcionar un apoyo contra el efecto de las descomposturas de las máquinas.
Las existencias extras aumentan los costos, pero protegen al resto de una línea de producción hasta que se puedan terminar las reparaciones por descomposturas.
3. Las inspecciones se deben hacer durante los periodos de limpieza, ajuste u otro trabajo de mantenimiento a fin de reducir el costo y las molestias.
4. Los programas de entrenamiento y las políticas de disciplina tienen un efecto distinto en la magnitud del mantenimiento necesario.
Los operadores deben ser responsables del trabajo de mantenimiento preventivo que se lleve a cabo en sus máquinas, siempre que esto sea posible.
El personal de mantenimiento puede hacer comprobaciones periódicas a fin de asegurarse del nivel del cuidado.
5. La fricción, las vibraciones, la corrosión y la erosión son condiciones físicas que se deben detectar y controlar antes de que puedan dar lugar a problemas serios.
Una parte auxiliar de la planeación, pero difícil, es la distribución de los costos del MP entre los departamentos operantes. Pocos empleados reciben menos reconocimiento que los de mantenimiento.
Su buen trabajo se toma como algo usual, pero cuando ocurre una falla ocasional, a menudo no imputable a ellos, puede crear un cierto pánico con acusaciones hechas en forma apresurada. La gran responsabilidad que implica el trabajo de mantenimiento es bastante obvia; no siempre es evidente la dificultad para llevar a cabo el trabajo.
Se necesitan los registros cuidadosos de las reparaciones y el servicio, y con frecuencia los datos sólo se pueden conseguir por medio de la cooperación de los departamentos operantes. La coordinación de un programa extenso de mantenimiento necesita el apoyo de la alta administración.
Además de las capacidades especiales necesarias para diagnosticar las fallas, se requiere una obligada atención continua a los detalles de la inspección.
El lema debe ser una combinación del lema de la Guardia Costera y la ley de Murphy: Estar preparado; si algo puede salir mal, saldrá.
Fuente: Apuntes de Introducción de Sistemas de Producción de la Unideg