Introducción
Edad del hierro, periodo histórico durante el cual el hierro reemplazó al bronce como material de fabricación de instrumentos y armas. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo y ello tuvo lugar hacia el siglo XIII a.C.
El término edad del hierro hace referencia en Europa al periodo comprendido entre el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) y la expansión del Imperio romano (27 a.C.-68 d.C.), esto es, la última fase de la prehistoria europea antes de que la cultura romana trajera la alfabetización e impusiera una forma de vida radicalmente nueva.
Desde este punto de vista, la edad del hierro continuó en aquellas zonas de Europa a las que las legiones romanas nunca llegaron (como Escandinavia, Alemania central o las zonas más remotas de Gran Bretaña) durante todo el Imperio romano. La edad del hierro comenzó en China hacia el 600 a.C.; en el África subsahariana hacia el 500-400 a.C., y en el sur de África hacia el 200 d.C.
El trabajo del hierro
La mayor ventaja del hierro sobre el bronce residía en el hecho de que los filones para extraer el mineral eran mucho más abundantes y por tanto más económicos en comparación con el bronce. No era necesaria aleación alguna y constituía un material admirable para la fabricación de sierras, hachas, azuelas y clavos. Era, sin embargo, mucho más difícil de trabajar y nunca se logró obtener una temperatura suficientemente elevada durante los tiempos prehistóricos para fundir el hierro en molde, excepto en China.
La ganga era simplemente calentada en un horno; se separaba el hierro de la escoria; se recalentaba el hierro, convertido en un solo bloque, y, por último, se trabajaba el metal mediante el uso del martillo para darle la forma requerida. Incluso se fabricaron afiladas navajas de afeitar con filos cortantes. Como todo el proceso difería radicalmente de la manufactura de los objetos de cobre o de bronce, no es sorprendente que el trabajo del hierro no fuera una evolución directa del trabajo del bronce.
Este último fue empleado principalmente para elementos de adorno personal, como alfileres o espejos, una vez que el hierro había sido adoptado para los instrumentos de trabajo y el armamento. El oro y la plata continuaron siendo materiales prestigiosos, empleados para hacer, por ejemplo, torques (pesados brazaletes que llevaban los guerreros célticos).
La edad del bronce en distintos lugares
En el Asia Menor, se consideran precursores en el uso del hierro, a los hititas, residentes en Anatolia, cuyas técnicas de aprovechamiento fueron conocidas hacia el año 1200 a.C, en Asia, y en la zona del Danubio, luego de la caída de ese pueblo, a causa de las invasiones nórdicas. Entre los asirios, fue muy frecuente su utilización.
El hierro se encuentra en Europa casi puro en zonas pantanosas, siendo los primeros en usarlos, los Hallstatt (Austria) que lo usaron principalmente para las espadas. Tras fundirlo, se debe golpear en el yunque para que la sílice que contiene al unirse al oxígeno del aire, permita separar las impurezas.
El gran adelanto en el uso del hierro fue posible con la aparición del horno de fuelle que le permitió alcanzar una temperatura de 1.500 º C. El calentamiento del metal posibilitó que pudiera dársele las formas más diversas, con la ayuda de moldes.
En la época Hallstat (1000-600 a.C) las viviendas eran chozas circulares en la zona del Danubio, y cuadradas en el norte y oeste de Europa, agrupadas en zonas amuralladas. Tenían una cierta jerarquía social, ya que aparecen enterrados sus muertos, o las cenizas, en caso de incineración (este uso de cremar el cadáver fue frecuente en la Península Ibérica) con distintos utensilios más o menos valiosos según su estratificación social, por ejemplo, objetos de bronce o armas. Sobre las excavaciones donde se encuentra el muerto se levantan túmulos, sin connotaciones religiosas.
En Italia, se destacó la cultura de Villanova, pueblo ubicado en las cercanías de Bolonia, que compartieron con los etruscos su hábitat geográfico, y enterraban las cenizas de sus muertos que primero depositaban en urnas de cerámica decoradas, a veces en forma de choza, como si quisieran simular la nueva morada que ahora tendría su ocupante, acompañando el depósito de las cenizas, con objetos representativos del difunto.
En el año 600 a. C, aparece un segundo período dentro de la Edad del Hierro, representado por la cultura de La Tène, ubicada geográficamente en las inmediaciones del lago de Neuchatel (Suiza), descubierta en el año 1874, cuando al bajar el nivel de agua del lago, dejó al descubierto los restos de esta civilización. Se hallaron espadas de hierro decoradas con incrustaciones de plata, en forma de líneas curvas.
El período de la Edad del hierro se considerado finalizado con la conquista y expansión del Imperio Romano (año 27 a. C).