Introducción
Compositor de ópera italiano, cuyas obras están consideradas entre las mejores de la historia de la ópera. Nació el 10 de octubre de 1813 en Roncole, estado de Parma, que por entonces se encontraba bajo el gobierno francés.
Hijo de campesinos analfabetos, estudió música en la vecina ciudad de Busseto donde encontró unos protectores en los esposos Barezzi. Cuando en 1832 fue rechazado por el conservatorio de Milán a causa de su juventud y de que sus ejercicios no mostraban especiales aptitudes para la música, entró como discípulo del compositor milanés Vincenzo Lavigna. Volvió a Bussetto en 1833 como director de la Sociedad Filarmónica.
Juventud
A la edad de 25 años Verdi volvió a Milán. Su primera ópera Oberto conde de San Bonifaciose estrenó en 1839 en La Scala con escaso éxito. Su ópera cómica Un giorno di regno (Un día de reino, 1840) fue un fracaso y Verdi, ya afectado por las muertes recientes de su mujer Margarita Barezzi y de dos de sus hijos, decidió abandonar la composición. Pero al cabo de un año el director de La Scala logró convencerlo para que escribiera Nabucco (1842). Esta ópera que escribió en menos de tres meses, causó gran sensación, ya que el tema de la cautividad de los judíos en Babilonia fue considerado por el público italiano como una alusión a la oposición al gobierno austriaco en el norte de Italia.
Poco a poco fue imponiéndose la costumbre de aclamar a Víctor Manuel como rey de Italia al decir ‘Viva Verdi’ ya que el nombre del compositor era un acrónimo de la frase ‘Vittorio Emanuele Rè d’Italia’. A estas óperas siguieron I Lombardi alla prima crociata (1843) y Ernani (1844), ambas de gran éxito. De las 11 óperas siguientes sólo Macbeth (1847) y Luisa Miller (1849) se mantienen en el repertorio actual de ópera. Rigoletto (1851), Il trovatore (1853) inspirada en El Trovador del escritor español Antonio García Gutiérrez y La Traviata (1853), que supusieron su consagración, se encuentran entre las óperas más populares de todos los tiempos.
Madurez
Las óperas que Verdi escribió en su madurez, entre las que se encuentran Las Vísperas Sicilianas (1855), Simon Boccanegra (1857) Un ballo in maschera (1859), La forza del destino (1862) y Don Carlos (1867), muestran una gran maestría en la caracterización musical y una mayor preponderancia del papel orquestal. Aida (1871), también de este periodo y probablemente la ópera más popular de Verdi, fue un encargo del virrey de Egipto para celebrar la inauguración del Canal de Suez y su estreno se produjo en El Cairo.
Tres años después Verdi compuso su obra no operística más importante el Réquiem (1874) para conmemorar la muerte del novelista italiano Alessandro Manzoni (aunque existía una versión del Libera me en memoria de Gioacchino Rossini, fallecido en 1868). Entre las composiciones no operísticas de Verdi cabe citar la cantata dramática Inno delle nazioni (1862) y el Cuarteto para cuerda en mi menor (1873) así como un Te Deum, compuesto a los 85 años y otras obras religiosas.
Plenitud
A la edad de 70 años después de un silencio de 13 años después de escribir el Requiem Verdi compuso tal vez su mejor ópera, Otello (1887), con un libreto que el compositor y libretista italiano Arrigo Boito había adaptado hábilmente de la tragedia de William Shakespeare. A continuación compuso su última ópera Falstaff (1893), igualmente adaptada por Boito de la obra de Shakespeare y considerada como una de las mejores óperas cómicas. Verdi falleció el 27 de enero de 1901 en Milán.
La obra de Verdi destaca por su intensidad emocional, sus melodías armónicas y sus caracterizaciones dramáticas. Transformó la ópera italiana, que hasta entonces utilizaba argumentos tradicionales, libretos anticuados y enfatizaba la parte vocal, para crear una entidad musical y dramática unificada. Actualmente sus óperas se encuentran entre las más representadas en todo el mundo.