Introducción
En 1936 aún no existía el término “macroeconomía”, tampoco la división entre micro y macro; además, Keynes “condenó a los economistas ortodoxos de su tiempo por aplicar análisis de equilibrio parcial a situaciones que involucraban a toda la economía, y por considerar los efectos de la reducción de salarios sobre el empleo”.
Cabe señalar que el método de Keynes es un método abreviado del equilibrio general de Walras, como también señala Tobin-, que ha permitido “obtener conclusiones acerca de los multiplicadores y otros efectos en estática comparada* de gran interés práctico para la política económica.
El modelo agregado Keynesiano, por afortunada coincidencia, apareció justo cuando fructificaban la contabilidad del producto y el ingreso nacional es, gracias al trabajo paciente y pionero de King y Kuznets en los Estados Unidos, y de Browley y Stone, en Inglaterra. Las cuentas nacionales dieron contenido empírico a las variables de los modelos Keynesianos”.
La teoría keynesiana
En 1936 aún no existía el término “macroeconomía”, tampoco la división entre micro y macro; además, Keynes “condenó a los economistas ortodoxos de su tiempo por aplicar análisis de equilibrio parcial a situaciones que involucraban a toda la economía, y por considerar los efectos de la reducción de salarios sobre el empleo”.
Cabe señalar que el método de Keynes es un método abreviado –del equilibrio general de Walras, como también señala Tobin-, que ha permitido “obtener conclusiones acerca de los multiplicadores y otros efectos en estática comparada* de gran interés práctico para la política económica.
El modelo agregado Keynesiano, por afortunada coincidencia, apareció justo cuando fructificaban la contabilidad del producto y el ingreso nacional es, gracias al trabajo paciente y pionero de King y Kuznets en los Estados Unidos, y de Browley y Stone, en Inglaterra. Las cuentas nacionales dieron contenido empírico a las variables de los modelos Keynesianos”.
Equilibrio entre la demanda y la oferta
Señalaba que no existía razón para suponer que en una depresión las inversiones serian iguales a los ahorros, ya que las inversiones dependen de las esperanzas de lucro de los inversionistas y no del hecho que haya ahorros disponibles, tampoco era correcto afirmar que los salarios pudieran reducirse para estimular el empleo, ya que por un lado los sueldos y los salarios eran determinados por los sindicatos y las expectativas psicológicas y, por otro, raramente habían tenido flexibilidad a la baja.
Keynes sostenía dos cosas: no había en la economía mecanismos automáticos que aseguraran el equilibrio entre la demanda y la oferta totales y, aunque hubiera equilibrio de manera que todo el ingreso ganado se gastara, no existían mecanismos automáticos que aseguraran la ocupación plena de los recursos.