Guerra de los cien años

Introducción

La guerra de los cien años es conocida por el conjunto de conflictos bélicos que, interrumpido por treguas y tratados de paz, dio comienzo en 1337 y finalizó en 1453, y en el cual se enfrentaron las dos grandes potencias europeas de la época: Inglaterra y Francia, fue un prolongado conflicto armado que duró en realidad 116 años. Esta guerra fue de raíz feudal, pues su propósito no era otro que dirimir quién controlaría las enormes posesiones de los monarcas ingleses.

Causas de la guerra

El pretexto inmediato para la ruptura de hostilidades fue la pretensión del rey inglés Eduardo III de ocupar el trono francés. Dicho monarca, perteneciente a la dinastía Plantagenet, alegó ser el heredero legal al trono de Francia, dado que su madre, Isabel de Francia, era hermana del último soberano francés de la dinastía de los Capetos, Carlos IV, que había muerto en 1328 sin dejar un descendiente varón.

La respuesta francesa mantuvo que la corona no podía heredarse por línea femenina, por lo que el trono fue ocupado por Felipe VI, primo del rey fallecido y primer monarca de la dinastía Valois.

En realidad, el motivo de la disputa residía en el hecho de que los reyes de Inglaterra, desde Guillermo I el Conquistador (1066-1087), controlaban grandes zonas de Francia en calidad de feudos, lo que suponía una amenaza a la monarquía francesa. A lo largo de los siglos XII y XIII, los soberanos franceses intentaron, con creciente éxito, restablecer su autoridad sobre esos territorios. Eduardo III temió que la monarquía francesa, que ejercía gran autoridad sobre los señores feudales de Francia, le privara del ducado de Guyena (Aquitania), territorio que los reyes ingleses mantenían en calidad de feudo desde mediados del siglo XII.

Fases iniciales de la guerra

En 1338, Eduardo III se proclamó rey de Francia e invadió desde el norte el país. Ninguno de los dos bandos obtuvo una victoria decisiva en tierra, si bien la flota inglesa derrotó en 1340 a la francesa frente a la ciudad de Sluis (en la actual provincia de Zelanda, en los Países Bajos), tras lo cual Inglaterra controló durante años el canal de la Mancha. Los dos reinos firmaron una tregua en 1343, pero Eduardo III invadió de nuevo Francia tres años después.

El 26 de agosto de 1346 condujo a su ejército a una gran victoria sobre los franceses en la batalla de Crécy, y en 1347 conquistó la ciudad de Calais después de un duro asedio. Una serie de treguas fueron acordadas desde entonces, mas en 1355, Eduardo el Príncipe Negro, hijo del rey Eduardo III, tomó Burdeos.

Los ingleses, usando como base esa ciudad, realizaron incursiones sobre gran parte del sur de Francia, arrasando ese territorio. En septiembre de 1356 el ejército inglés al mando del Príncipe Negro obtuvo una nueva gran victoria en Poitiers (centro oeste de Francia). En esa batalla fue capturado el rey francés Juan II, sucesor de Felipe VI desde 1350.

La Paz de Brétigny puso en 1360 fin a esa fase del primer periodo de la guerra. Los términos del tratado fueron, en general, favorables a Inglaterra, que se quedó en posesión de amplias zonas del territorio francés. En 1369, el monarca francés Carlos V, que había ejercido la regencia durante la cautividad de su padre, Juan II, y sucedido a éste cinco años antes, reinició la guerra.

Una fuerza naval de la Corona de Castilla, aliada ésta con Francia, destruyó en 1372 una flota inglesa en el golfo de Vizcaya. Las tropas francesas, que, bajo las órdenes del condestable Bertrand du Guesclin, evitaron enfrentarse a campo abierto con los ingleses, se dedicaron a hostigarles y a cortar sus suministros.

Inglaterra pasó a combatir bajo una serie de circunstancias adversas: perdió a su mejor jefe militar al morir el Príncipe Negro en 1376; además, en 1377 falleció a su vez Eduardo III y fue sucedido por su nieto, Ricardo II, que tan sólo contaba con diez años de edad.

El poderío bélico de Inglaterra quedó tan debilitado por la falta de un fuerte liderazgo que la táctica de guerrillas empleada por Du Guesclin devolvió a Francia gran parte del territorio entregado a Inglaterra por la Paz de Brétigny. Los enfrentamientos de este primer periodo acabaron en 1386, pero no se firmó una tregua hasta diez años más tarde.

Últimas batallas

Esta nueva tregua debía durar 30 años, pero en 1414, el rey inglés Enrique V, segundo monarca de la Casa de Lancaster, aprovechándose de la virulencia de la guerra civil que sufría Francia en ese momento, reiteró la pretensión de la monarquía inglesa al trono francés. El soberano inglés inauguró una nueva etapa en la guerra al invadir el territorio francés en 1415.

Francia, debilitada por el conflicto entre los duques de Borgoña y de Orleans, que se disputaban el control de la regencia que gobernaba el país en nombre del enfermo rey Carlos VI, fue derrotada en Harfleur (cerca de la actual ciudad portuaria de El Havre) y el 25 de octubre de ese año en la decisiva batalla de Agincourt. Enrique V, aliado con los duques de Borgoña, conquistó todo el territorio francés al norte del río Loira, incluida la ciudad de París.

Principales batallas de la guerra de cien años

Batalla de Sluys (victoria inglesa)
Batalla de Crecy (victoria inglesa decisiva)
Sitio de Calais (victoria inglesa decisiva)
Batalla de Saintes (victoria inglesa)
Batalla de Ardres (victoria francesa)
Combate de los Treinta (combate correspondiente a la Guerra de Sucesión Bretona, victoria francesa)
Batalla de Poitiers (victoria inglesa decisiva)
Batalla de Cocherel (1364) (victoria francesa)
Batalla de Auray (combate correspondiente a la Guerra de Sucesión Bretona, victoria inglesa)
Batalla de Nájera (combate correspondiente a la Primera Guerra Civil Castellana, victoria anglocastellana)
Batalla de Montiel (combate correspondiente a la Primera Guerra Civil Castellana, victoria francocastellana)
Batalla de Agincourt (victoria inglesa crucial)
Batalla de los Arenques (parte del Sitio de Orleáns, victoria inglesa)
Batalla de Jargeau (parte de la campaña del Loira, victoria francesa)
Batalla de Beaugency (parte de la campaña del Loira, victoria francesa)
Batalla de Patay (victoria francesa crucial)
Batalla de Castillon (última batalla de la guerra, victoria francesa final)
Consecuencias de la guerra

Enfermo Enrique VI, Inglaterra quedó, tras el fin de la Guerra de los Cien Años, en manos de Somerset y York, enemigos declarados y absolutamente enfrentados ideológicamente (Gloucester estaba en prisión). Guiados por intereses personales, no se preocuparon por consolidar la flamante paz, sino que embarcaron a su país en una sangrienta guerra civil dinástica que se conocería como la Guerra de las Dos Rosas.

En Francia, por su parte, la monarquía y el absolutismo fueron consolidados por Luis XI, hijo de Carlos VII. Luego de grandes conquistas (Borgoña y Picardía, por ejemplo), la Casa de Valois se extinguió como lo había hecho antes la de los Capetos. Estas caídas prefiguraban el fin de los estados feudales y el comienzo de la Europa Moderna que se harían realidad en el siglo siguiente.

Fuentes: Enciclopedia Encarta y Wikipedia.org