Introducción
La hidrosfera de nuestro mundo tiene una extensión de 361 millones de kilómetros cuadrados, que equivalen a 71% de la superficie del planeta. Los grandes océanos son cinco: pacífico, atlántico, índico, ártico, antártico. La composición química del agua es hidrógeno, oxígeno y sales disueltas. La densidad de las aguas oceánicas es más alta que la de las aguas continentales debido a la mayor cantidad de sales que tienen disueltas.
Su transparencia depende de varios factores:
La presencia de materiales orgánicos e inorgánicos disueltos o en suspensión.
El grado de salinidad.
Las características de los materiales que conforman el fondo marino.
La profundidad.
La absorción de los rayos solares.
Movimientos de las aguas oceánicas
Las olas se producen por la acción del viento. Se clasifican en olas de oscilación y olas de traslación. Las primeras no transportan agua, sólo transmiten el movimiento, son las olas que vemos en alta mar. Cuando las olas de oscilación se acercan a la costa, la parte inferior de la ola choca con la plataforma continental. Esto provoca que la parte superior aumente su tamaño hasta doblarse llevando el agua sobre la arena de la playa.
Las corriente marinas son masas de agua que se desplazan siguiendo una trayectoria definida. Se clasifican en frías y cálidas; las mas importantes son las corrientes planetarias, que se originan por la acción de los vientos alisios y del oeste.
Las mareas son causadas por las fuerzas de atracción del sol y de la luna.
Relieve submarino
El origen del relieve submarino está asociado con la formación de los continentes; las principales macroformas submarinas son:
La plataforma continental
La llanura pelágica
La fosa abisal
El relieve submarino está sujeto a cambios permanentes. Evoluciona por efecto de las fuerzas constructivas y es alterado y degradado a consecuencia de los procesos erosivos que rigen el mundo submarino.
Los fondos submarinos son depósitos de enormes riquezas y concentran una variada clase de elementos y compuestos químicos que son importantes para la vida marina.
Aguas continentales, dinámica e importancia
Las masas de aguas continentales pueden dividirse en aguas lénticas o estancadas y aguas lóticas o corrientes. Las primeras comprenden todas las aguas interiores que no presentan corriente continua, como los lagos, las lagunas, las charcas y los pantanos.
En los hábitats lénticos se pueden distinguir tres zonas: una zona litoral de aguas poco profundas próxima a la orilla; una zona limnética o pelágica de aguas superficiales y alejadas de la orilla, que recibe luz suficiente para que pueda producirse la fotosíntesis; y una zona profunda, situada debajo de la anterior, en la que la luz no llega con la intensidad suficiente para que pueda desarrollarse la fotosíntesis.
Las aguas lóticas incluyen todas las masas de agua que se mueven continuamente en una misma dirección, como los manantiales, los ríos y los arroyos.
Incluyen rápidos y zonas de mayor corriente, donde los organismos se han adaptado para no ser arrastrados, y otras zonas de remansos y aguas más tranquilas, donde viven organismos adaptados a corrientes más lentas.