Invertebrado, características

Definición

Se denomina invertebrados a todos aquellos animales (reino Animalia) que no se encuadran dentro del subfilo de los vertebrados (Vertebrata) del filo cordados (Chordata). El nombre alude a que, a diferencia de estos últimos, carecen de columna vertebral o notocorda y de esqueleto interno articulado. Agrupa al 95% de todas las especies animales.

Dentro de la paleozoología y la paleobiologia, invertebrados grandes y pequeños son estudiados mediante fósiles; esta disciplina es llamada paleontologia de invertebrados.

Características físicas

Debido a la enorme variedad de animales sin columna vertebral que existen y a lo numerosos que son, los invertebrados solo comparten una característica: la ausencia de esqueleto interno o endoesqueleto. Muchos invertebrados tienen el cuerpo blando. Estos invertebrados, entre los que se incluyen los gusanos, mantienen la forma de su cuerpo gracias al mantenimiento de una presión hidrostática alta, algo parecido a lo que sucede en un globo inflado con la presión de aire.

Sin embargo, el tener un cuerpo blando tiene sus inconvenientes ya que estos organismos son más vulnerables al ataque de los depredadores. Algunos invertebrados tienen exoesqueletos que los protegen, como las cubiertas duras de las conchas de las almejas y los mejillones, o la cutícula, una funda externa secretada por la epidermis, que protege el cuerpo de los insectos adultos. Además de proteger al animal, el exoesqueleto proporciona un punto de anclaje para los músculos. En el medio terrestre, el exoesqueleto también es útil para evitar la evaporación del agua que baña los órganos internos; si no fuera así, el animal se secaría y moriría. Los artrópodos, animales con un esqueleto externo duro, con cuerpo y apéndices articulados, constituyen el grupo más numeroso de invertebrados.

Los planes corporales de los invertebrados exhiben dos formas de simetría. Algunos invertebrados, como los corales y las anémonas de mar, poseen simetría radial, es decir, poseen un plan corporal concéntrico, dispuesto alrededor de una boca central, de manera que al dividir su cuerpo en un eje oral-aboral (longitudinalmente) se obtienen mitades semejantes (especulares).

En muchos casos, los animales con simetría radial pasan su vida adulta fijos a un lugar, como las anémonas de mar que se anclan a las rocas y recogen los alimentos que flotan en el agua. Por el contrario, los invertebrados que se mueven para buscar comida, como los gusanos planos, tienen un cuerpo alargado y poseen simetría bilateral.

En esos animales, solo un plano sagital divide el animal en dos mitades especulares (izquierda y derecha). La simetría bilateral permite la definición de una parte anterior y otra posterior. Además, estos animales poseen una cabeza que, a menudo, contiene uno o más pares de ojos, junto con otros órganos del tacto, del olfato o del gusto. Los invertebrados tienen, además, órganos sensoriales en otras partes del cuerpo.

Clasificación

El término invertebrados fue introducido por Lamarck, al que se considera fundador de la zoología de invertebrados. En la clasificación de Carlos Linneo los animales no vertebrados se repartían en insectos y gusanos (refiriéndose respectivamente a los artrópodos y los anélidos).

En 1794, Lamarck subdividió a los que desde entonces se denominó “invertebrados” en moluscos, insectos, gusanos, equinodermos y pólipos. En 1809, consideró ya diez clases: moluscos, cirrípedos, anélidos, cangrejos, arañas, insectos, gusanos, equinodermos, pólipos e infusorios. Entre 1815 y 1822 Lamarck publicó, en siete volúmenes, la Historia natural de los animales invertebrados, con descripciones de las especies entonces conocidas y que fue obra de referencia durante mucho tiempo. Aunque muchos de los nombres anteriores siguen utilizándose, sus límites han cambiado.

Uso

En la práctica profesional de la zoología, y en su enseñanza, la distinción entre vertebrados e invertebrados sigue ocupando un lugar, siendo comunes los departamentos universitarios, revistas científicas o manuales de zoología dedicados a los invertebrados, como el libro de Brusca y Brusca; y el de Hickmann, aunque esto debe interpretarse como efecto de una tradición, y no como el reconocimiento de validez o utilidad científica del concepto.

En el tratamiento académico de la diversidad de los invertebrados se ha seguido utilizando extensamente la distinción de dos categorías: los artrópodos y los no artrópodos. Pero el problema que presentan estos últimos es análogo al indicado más arriba para el concepto de “invertebrados”.