Figuras retóricas

Introducción

Figuras retóricas, palabra o grupo de palabras utilizadas para dar énfasis a una idea o sentimiento. El énfasis deriva de la desviación consciente del hablante o creador con respecto al sentido literal de una palabra o al orden habitual de esa palabra o grupo de palabras en el discurso. Es importante tener en cuenta que, como en toda clasificación, no siempre son rígidos los límites entre unas y otras figuras.

Por otra parte, la nueva retórica tiende cada vez más a buscar denominadores comunes en lugar de insistir en la aridez del mero catálogo.

Figuras de significación o trofos

Antitesis y oxímoron

En la antítesis se produce aproximación de dos palabras, frases, cláusulas u oraciones de significado opuesto, con el fin de enfatizar el contraste de ideas o sensaciones. Ejemplo de antítesis son los siguientes versos de Lope de Vega, en un poema que se refiere a la dificultad de consolar a un desdichado: “Fuego es el agua, el céfiro pesado,/ sierpes las flores, arenal el prado”. En el oxímoron se produce conjunción de opuestos, como ocurre con el adjetivo “agridulce”.

Antonomasia

Esta figura consiste en servirse de un adjetivo —que funciona como apelativo— o de una perífrasis que sustituyen a un nombre propio, partiendo de la idea de que le corresponde de manera incuestionable. Está muy relacionada con la metonimia y la sinécdoque, dado que implica una relación en la que lo específico (el individuo) es identificado mediante una fórmula genérica (la especie).

Así, por ejemplo, Simón Bolívar es el Libertador; Jesucristo es llamado el Salvador; Aristóteles, el Estagirita; Alfred Hitchcock, el maestro del suspense. La antonomasia también incluye el procedimiento contrario: muchos nombres propios se han convertido en representación de los atributos del personaje originario y se utilizan como sustantivos comunes.

Comparación o símil

El símil establece un vínculo entre dos clases de ideas u objetos, a través de la conjunción comparativa ‘como’: “tu cabello sombrío/ como una larga y negra carcajada” (Ángel González); ‘cual’ y fórmulas afines como ‘tal’, ‘semejante’, ‘así’; flexiones del verbo ‘parecer’, ‘semejar’ o ‘figurar’. También deben tenerse en cuenta aquellos términos que indican parentesco o imitación. Entre otros ejemplos, se encuentra el tópico literario clásico del “sueño hermano de la muerte”; los versos de Luis de Góngora “Negro el cabello, imitador undoso/ de las obscuras aguas del Leteo”; o los de Francisco de Rioja “Pura, encendida rosa,/ émula de la llama que sale con el día”.

Concepto

Metáfora elaborada, a menudo extravagante, que establece una analogía entre cosas totalmente disímiles. El uso de conceptos es especialmente característico de la poesía metafísica inglesa del siglo XVII y ha dado el nombre al conceptismo español.

Eufemismo

Sustitución de un término o frase que tiene connotaciones desagradables o indecorosas por otros más delicados o inofensivos.

Hipérbole y lítotes

La hipérbole consiste en exagerar los rasgos de una persona o cosa, ya por exceso (“veloz como el rayo” o “Érase un hombre a una nariz pegado”, Francisco de Quevedo), ya por defecto (“más lento que una tortuga” o “¿Qué me importaban sus labios por entregas…?”, Oliverio Girondo), y que lleva implícita una comparación o una metáfora.

La lítotes (o lítote o litotes), también llamada atenuación, consiste en decir menos para decir más. El procedimiento de la disminución es complementario del aumento propio de la hipérbole.

Paradoja

Enunciado que resulta absurdo para el sentido común o para las ideas preconcebidas. Ejemplos: “vivo en conversación con los difuntos/ y escucho con mis ojos a los muertos” (Quevedo).

Personificación

Representación de objetos inanimados o ideas abstractas como seres vivientes. Es frecuente en la fábula. Hay personificación en: “La memoria tocará las palabras que te oí” (Andrés Sánchez Robayna) y en “Como una mariposa/ la viola apenas viola/ el reposo del aire (Ángel González).

Figuras de dicción

Una figura o recurso de dicción es un figura retórica en la que se altera la composición de las palabras, frases o discursos.
Las figuras de dicción se clasifican en cuatro grupos:

Figuras de transformación o metaplasmos, en las que se alteran las palabras sin cambiar su significado.
De repetición, en las que se reutilizan elementos lingüísticos dentro de los enunciados.
De omisión, en las que se eliminan elementos lingüísticos.
De posición, en las que se trasponen elementos lingüísticos dentro de las frases o discursos.

Figuras de repetición

Las figuras de repetición consisten en uso de elementos lingüísticos (fonemas, sílabas, morfemas, frases, |oraciones…) ya usados en el mismo texto. No es imperativo que la repetición sea necesariamente exacta. Por ello en muchas ocasiones ocurren casos de semejanza.

Las figuras de repetición son las siguientes: aliteración, onomatopeya, homeotéleuton, anáfora, epífora, complexio, geminación, anadiplosis, gradación, epanadiplosis, polisíndeton, annominatio, (paronomasia, derivatio, figura etimológica, diáfora, políptoton), traductio, equívoco/antanaclasis, paralelismo (isocolon, parison, correlación), quiasmo y commutatio/retruécano.

Anáfora

La anáfora consiste en repetir una o varias palabras al principio de una frase, o de varias, para conseguir efectos sonoros o remarcar una idea. Sirvan como ejemplos de las dos posibilidades una canción de corro: “Bate, bate, chocolate,/ con harina y con tomate”; y un poema de Miguel Hernández: “Menos tu vientre/ todo es confuso./ Menos tu vientre/ todo es futuro/ fugaz, pasado/ baldío, turbio. Menos tu vientre/ todo inseguro,/ todo postrero/ polvo sin mundo./ Menos tu vientre/ todo es oscuro,/ menos tu vientre/ claro y profundo”.

Apóstrofe

Mediante el apóstrofe, el hablante interrumpe el discurso para dirigirse a una persona ausente o muerta, a un objeto inanimado, a una idea abstracta, a quienes lo escuchan o leen o a sí mismo.

Clímax y anticlímax

El clímax o gradatio consiste en disponer palabras, cláusulas o periodos según su orden de importancia o según un criterio de gradación ascendente.

En el anticlímax o degradatio se da una serie de ideas que abruptamente disminuye en dignidad e importancia al final de un periodo o pasaje, generalmente para lograr un efecto satírico.

Onomatopeya

Imitación con palabras de sonidos naturales: frufrú, tictac, tintineo. La armonía imitativa es una figura próxima a la onomatopeya y a la aliteración y permite reproducir ciertos efectos auditivos y hasta emotivos mediante la repetición de determinados fonemas.

Figuras de construcción

Anacoluto

Consiste en abandonar la construcción sintáctica con la que se iniciaba una frase y pasar a otra porque en ese momento ha surgido una idea que se ha hecho dominante, con la consecuencia de una falta de coherencia gramatical. Fue un recurso muy utilizado en la literatura clásica por su expresividad y también es muy frecuente en el lenguaje coloquial: “Yo, no tienes razón porque…”, dice alguien en un coloquio al tomar la palabra y expresar su opinión.

Hipérbaton

Alteración del orden lógico de los términos en una oración (gramática). Suele usarse más en la lengua escrita que en la oral. Esta figura retórica es muy utilizada en el lenguaje literario, especialmente en la poesía y, sobre todo, por razones métricas y rítmicas, como en este verso endecasílabo de Garcilaso de la Vega: “de verdes sauces hay una espesura”.

Pleonasmo

Esta figura consiste en utilizar palabras innecesarias, es decir, que no añaden información a la frase, con el fin de enfatizar o realzar una idea, como: “lo vi con mis propios ojos”, aunque a veces es una incorrección lingüística: “subir arriba”.

Es un recurso muy utilizado en literatura, como “De los sus ojos tan fuertemiente llorando”, primer verso del Cantar de Mio Cid que enfatiza el llanto del héroe al abandonar su casa camino del destierro.

Quiasmo

El nombre de esta figura deriva de la letra griega ji, cuya grafía se parece a la de la equis, y consiste en presentar de manera cruzada dos ideas paralelas e invertidas.

Zeugma

Construcción sintáctica que consiste en utilizar una sola vez una palabra, aunque ésta se refiera a otras más del periodo. Un ejemplo de zeugma es el retrato que Miguel de Cervantes hace de Alonso Quijada en el primer capítulo de Don Quijote de la Mancha: “Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza”.