Introducción
El clasicismo es una corriente de pensamiento estética e intelectual que tuvo su apogeo en los siglos XVIII y XIX, abarcando desde 1730 a 1820, aproximadamente, inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Grecia Clásica. Se expresó en todos los dominios del arte, desde la arquitectura y la música hasta la pintura y la literatura.
Aparece junto con el Manierismo, que a su vez dio paso al Barroco y éste al Rococó; siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.
Término clásico
Los términos clásico y clasicismo describen el estilo, el periodo histórico o la calidad de una obra literaria, artística o musical. Originalmente se asociaban con la cultura griega y romana, pero con el paso del tiempo también se usan para determinar los periodos clásicos, entendidos, como excelsos, de cualquier cultura.
Así se puede hablar de literatura clásica española para referirse a autores como Garcilaso de la Vega (renacentista) o Luis de Góngora (barroco).
Clásicos son también en la literatura italiana Dante (siglos XIII y XIV) y Ludovico Ariosto (siglos XV y XVI). En la literatura inglesa, el cetro del clasicismo correspondería a William Shakespeare (XVI y principios del XVII); en la francesa a Moliere, Jean Baptiste Racine y Pierre Corneille, los tres de bien entrado el siglo XVII, y en la rusa el periodo clásico está representado por el realismo del siglo XIX con Fiódor Dostoievski o Liev Tolstói.
Por lo tanto, queda claro que el término clásico se emplea principalmente para referirse al estilo o periodo de una obra creativa, reconocida como modelo artístico o como creación de relevancia y valor cultural intemporales.
Arte y cultura clásica como herencia cultural de occidente
El arte y la cultura clásica son la herencia cultural de la civilización occidental, reivindicada conscientemente a partir del Renacimiento (siglo XV y XVI), el Clasicismo (siglo XVII) y el Neoclasicismo (siglo XVIII).
Durante los debates de la redacción del Proyecto de Constitución Europea (Tratado de Roma 2004, que finalmente no entró en vigor), uno de los asuntos que más se discutió fue cuáles son las raíces culturales y de civilización de Europa, y si convenía introducir en el texto del Tratado una cita expresa que pusiera o no al mismo nivel las raíces clásicas y las raíces cristianas del continente.
Formación clásica
La posesión de una formación intelectual que incluyera a los clásicos griegos y latinos (poseer una cultura clásica) constituía tradicionalmente la prueba de una excelente educación, identificada con lo que se conocía como letras humanas, humanidades o humanística.
Sin embargo, la cada vez mayor separación entre la formación humanística y la científica a partir del siglo XIX, ha invalidado tal identificación, lo que ha terminado dando lugar, desde mediados del siglo XX, al denominado problema de las dos culturas. En el sistema educativo español hay una asignatura denominada Cultura Clásica.
Estudios clásicos
Los estudios clásicos son un conjunto de disciplinas académicas, habitualmente con rango universitario, en la que se incluyen la arqueología clásica (la especializada en la Antigüedad clásica) y la filología clásica (la filología griega y la filología latina), que a veces también incluyen organizativamente la filología semítica u otras.
Antes muchos de estos estudios de lenguas clásicas eran impropiamente denominados de lenguas muertas: latín, griego clásico (y otras modalidades de la lengua griega), hebreo, otras lenguas bíblicas (arameo y siríaco), y otras lenguas del Antiguo Oriente Próximo o lenguas orientales (sumerio -sumeriología-, acadio, fenicio, persa antiguo, lenguas egipcias, etc.).
Otras lenguas clásicas orientales son el árabe clásico (para la lengua y civilización árabe y la civilización islámica) o el sánscrito (para la civilización india). Los estudios de las lenguas clásicas de Extremo Oriente son más usualmente denominados de forma separada (chino clásico -sinología-, japonés clásico -niponología-, etc.).
Los estudios clásicos incorporan no sólo la lengua sino la cultura de las civilizaciones a las que se refieren; en el uso más extendido de la expresión (la que los identifica con el estudio de la civilización grecorromana), los estudios clásicos son el heredero de los studia humanitatis del humanismo, que también dieron origen al concepto de letras humanas, letras o humanidades.
Lo neoclásico
Se utiliza el término neoclásico para referirse al momento histórico en que tras el barroco se impuso la estética de los antiguos griegos y romanos y la del renacimiento más clásico, y corresponde, más o menos y según los lugares y autores, al siglo XVIII.
Posteriormente, se usan indistintamente los términos clásico y neoclásico más el primero, para referirse a cualquier estilo, periodo u obra de calidad equiparables a los modelos griegos y romanos.
Los periodos más importantes en el pensamiento y el arte occidental en los que se siguieron los principios estilísticos y estéticos del arte y la literatura de la antigüedad griega o romana fueron el renacimiento y la Ilustración, una época especialmente rica en Francia, donde se desarrolló un clasicismo literario ejemplificado en las obras de los escritores Pierre Corneille y Jean-Baptiste Racine y los filósofos René Descartes y Blaise Pascal.
El neoclasicismo español del siglo XVIII fue bastante modesto, ya que entraron en liza dos corrientes contrapuestas: los continuadores amanerados de los temas y formas del siglo de oro español y el academicismo y los imperativos ilustrados de las nuevas tendencias que venían de Francia, y que a España llegaron con la dinastía Borbón.
El resultado fue una vida literaria centrada en torno a una minoría culta que se interesa por la filología o la historia más que por la literatura en sí misma.
Con todo, destacan algunos nombres que si no ejercieron gran influencia en otros países, sí acercaron este gran estilo a la sociedad española; entre ellos destacan Leandro Fernández de Moratín, Benito Jerónimo Feijoo o Gaspar Melchor de Jovellanos.
Otras grandes figuras de la Ilustración europea asociadas con el clasicismo son los escritores ingleses John Dryden y Alexander Pope, y los poetas alemanes Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich von Schiller.