Se trata, como en el caso de la ciencia, de otro uso especializado del lenguaje, correspondiente ahora al mundo del Derecho y al de la Administración. Sus caracteres son, por tanto, similares a los del lenguaje científico, si bien los diferencia el hecho de que éste es innovador, crea constantemente neologismos que se incorporan a la lengua, mientras que el correspondiente al mundo jurídico es muy conservador, tiende a utilizar expresiones y esquemas lingüísticos fijados hace mucho tiempo y mantiene muchos arcaísmos.
Por lo demás, responde a las mismas necesidades de exigencia terminológica y son precisamente el léxico y la fraseología los que mejor lo caracterizan. Los tipos de escritos son variados, según el ámbito en el que se encuadran.
Así, podemos encontrar escritos normativos, a través de los cuales se promulgan leyes, decretos, etc. (Código Civil); sentencias judiciales; textos de profesionales del Derecho (escritos notariales, contratos, etc.); de solicitud, como las instancias, etc. Pero todos responden a unos caracteres lingüísticos esenciales, aun poseyendo sus peculiaridades específicas.
Rasgos lingüísticos del lenguaje jurídico administrativo
– Ordenación lógica y progresiva de los contenidos: nada es explicable sin lo anterior. Si observamos un texto legislativo, veremos que todo está perfectamente estructurado: las leyes se dividen en capítulos, los capítulos en secciones, éstas en artículos, los artículos en párrafos o apartados.
– Objetividad, aún mayor que en el lenguaje científico, ya que cualquier decisión judicial, por ejemplo, ha de basarse en fundamentos jurídicos.
– Cita explícita de todos los elementos que intervienen en el proceso: actuantes, circunstancias, etc., así como los argumentos de hecho y de derecho, de manera que todo quede explicitado y no haya ambigüedades ni malas interpretaciones. Por eso resulta un lenguaje realmente pesado y farragoso para el profano.
– Ya nos hemos referido al esquematismo que con lleva, de tal modo que los escritos son siempre iguales, por lo que pueden confeccionarse impresos, sobre todo en el mundo de la administración, que no requieren más que los datos y circunstancias concretas.
Como ejemplo podemos señalar una instancia, donde se ordenan estos apartados:
– Un encabezamiento, con los datos del solicitante.
El “expone”, con dos partes:
– Presentación de los hechos.
Fundamentos de derecho
– El “suplica“, donde se hace la petición.
– Despedida formularia.
Nivel léxico-semántico
El vocabulario es muy amplio y muy rico, con multitud de términos que sólo se utilizan dentro de su ámbito. Lo más característico de este vocabulario es la existencia de multitud de arcaísmos y latinismos, herencia del Derecho Romano: enfiteusis, abintestato, cohecho. Precisión y univocidad absoluta de todos los términos, con el fin de conseguir el máximo de objetividad.