Introducción
Folclore, término general que abarca creencias, costumbres y conocimientos de cualquier cultura transmitidos por vía oral, por observación o por imitación.
Este conjunto de material se conserva y transmite de generación en generación con constantes cambios según la memoria, la necesidad inmediata o el propósito del transmisor.
El concepto de folclore fue acuñado en 1846 por el anticuario inglés William John Thoms para sustituir el concepto de antigüedades populares.
Gottfried von Herder fue quien se dedicó primera vez a registrar y preservar deliberadamente el folklore para documentar el auténtico espíritu, tradición e identidad del pueblo germano. La creencia de que tal autenticidad pueda existir es uno de los principios del nacionalismo romántico que Herder desarrolló.
Historia del folclore
Von Herder las clases campesinas son al mismo tiempo depositarias, vehículo y guardianes del genio popular, que se modeló mediante el contacto de los hombres con la tierra y el clima y se transmitió de generación en generación, tanto oralmente como en las epopeyas, cuentos y leyendas.
Herder mantuvo que cada pueblo posee su genio único y singular, que aparece como fundamento por excelencia del renacimiento cultural que debía permitir reunificar a los pueblos germánicos. Se practica en países como Panamá, Colombia, etcétera.
El hecho folclórico representado en la proyección, sea genuino auténtico, es decir, fiel espejo de la cultura en que se nutre y conserva y conforme lo ejecuta la comunidad imitada.
En relación de los incentivos de Herder, los hermanos Grimm se comprometieron como pioneros con la enorme empresa de recopilar cuentos orales alemanes, para recuperar el carácter auténtico de una cultura nacional perdida por las élites.
En 1812 publicaron la primera serie de cuentos tradicionales como Kinder- und Hausmärchen Historias infantiles y familiares.
La iniciativa de los hermanos Grimm fue imitada en toda Europa (del Este y el Oeste) y en los países escandinavos. En el siglo XIX se emprende la labor de educar al pueblo en su propio folclore, que aparece amenazado de desaparición bajo los efectos de la modernidad y la urbanización.
Las campañas de difusión del folclore toman la forma de verdadera propaganda nacionalista, procurando esencialmente hacer resaltar la originalidad y singularidad propias del folclore de cada pueblo, permitiendo distinguirlo de los vecinos y vincularlo a los que, en el contexto de instauración de las identidades nacionales, se designa como sus antepasados.
En primera instancia el folclore se limitó a la tradición oral. Hacia la mitad del siglo XIX se amplía el ámbito del folclore, comenzando los recopiladores a interesarse también por distintas producciones que emanan de las culturas populares tales como las creencias, medicina tradicional, trajes, artes, técnicas, entre otras.
En el siglo XX cuando los etnógrafos empezaron a intentar registrar el folclore sin manifestar metas políticas.
Cultura popular
Los folcloristas actuales distinguen entre el folclore auténtico y otras manifestaciones culturales como las canciones populares o las historias o leyendas del pasado. Este material fue considerado a menudo por los medios de comunicación como parte de la herencia folclórica, es definido por algunos folcloristas como conocimiento popular o cultura popular.
La tradición folclórica y la popular se solapan, las formas populares utilizan de modo continuo formas genuinamente folclóricas para inspirarse y el conocimiento popular a veces llega a ser tan conocido que los grupos folclóricos lo adaptan a su tradición oral.
Tipos de folclore
El folclore como actividad recreativa y conjunto de afirmaciones y creencias no verificables sigue vivo. Los diferentes objetivos y procedimientos de investigación de antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas y escritores han modificado considerablemente la tendencia anterior a considerar la literatura y las costumbres folclóricas como algo extravagante y romántico o como algo inferior a la cultura tradicional.
Si bien el folclore es considerado como parte del proceso de aprendizaje humano y como fuente importante de información para la historia de la humanidad.
El material folclórico puede clasificarse en cinco grandes áreas: creencias, costumbres, relatos, canciones y refranes, y arte popular.
Las creencias populares engloban todo tipo de ideas sobre los temas que por tradición han preocupado al hombre, desde la causa y curación de enfermedades hasta la especulación sobre la vida después de la muerte, así como supersticiones, magia, adivinación, brujería y apariciones fantasmales o de criaturas fantásticas y mitológicas.
Las costumbres comprenden todo el material relativo a modos en festejos, juegos y danzas, aunque también se refieren a las relativas a cocina y vestimenta.
Los relatos abarcan baladas y diferentes formas de cuentos tradicionales y música tradicional, basados a veces en personajes reales o acontecimientos históricos.
Sociedades folclóricas
Entre este tipo de sociedades de investigación se encuentran la English Folklore Society, creada en 1878; la Société Française des Traditions Populaires, que en 1886 comenzó a publicar en Francia la Revue des Traditions Populaires y la American Folklore Society, fundada en 1888.
Por su parte en España los estudios sobre folclore español se realizan en el Instituto del Folclore y Tradiciones Populares que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y en el Museo del Pueblo español de Madrid. Dentro del folclore regional hay que destacar el trabajo del antropólogo Caro Baroja.
Para América Latina el término folclore se empezó a utilizar en la década de 1870. Lo empleó el investigador Francisco García Icazbalceta en México, en un discurso titulado Provincialismos mexicanos, en 1885, pero también Eduardo de la Barra, en 1894 en Chile, donde proyectó fundar lo que llamó Folclore Chileno.
Diez años más tarde en 1895 el intelectual Arístides Rojas, en Venezuela, publicó Contribuciones al folclore venezolano. El tema adquirió mayor relieve en 1906, cuando el especialista Nicolás León incluyó una lección sobre folclore en sus cursos de etnología impartidos en el Museo Nacional de Antropología en México.
En México, apareció una sociedad en 1914. En la década de 1930 se produjo una multiplicidad de iniciativas y propuestas: en México, el folclorista Rubén Campos publicó varias obras, entre ellas El folclore y la música mexicana (1928) y El folclore literario de México (1929), a las que siguieron la importante El folclore en México (1933) de la estudiosa María Luisa de la Torre.
Para 1938 aparecieron nuevas sociedades folclóricas en Argentina, Colombia y México, y en años posteriores aparecieron el Instituto de Investigaciones Folclóricas (1943) en Chile, el Instituto Nacional de la Tradición Argentina (1943) en Buenos Aires (que en 1960 se transformó en Instituto Nacional de Antropología) y el Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales (1947) en Venezuela.
A partir de 1960, el desarrollo del folclore, las investigaciones, los estudios y las instituciones, en todos los países de América Latina, ha sido muy positivo y está recogiendo los resultados de muchos años de trabajo y varias generaciones de investigadores y estudiosos.
Fuentes: Enciclopedia encarta / Wikipedia.org