Prehistoria, arqueología y edad de piedra

Introducción

La prehistoria es el término empleado para definir el periodo de la historia transcurrido desde el inicio del proceso de la evolución humana hasta la aparición de los testimonios escritos, así como la disciplina que se ocupa de su estudio. Desde el punto de vista más tradicional, se considera que la Prehistoria es una especialidad científica que estudia, por medio de la excavación, los datos de este periodo de la Historia que ha precedido a la invención de la escritura.

Arqueología

Una sociedad sin escritura debe confiar en la tradición oral para conservar los rastros de su pasado. Los relatos y mitos pretéritos son transmitidos oralmente de generación en generación, lo que a menudo requiere una enorme capacidad de memoria por parte de algunos miembros de la sociedad.

La arqueología se convierte de este modo en el único medio para reconstruir la naturaleza y los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos sin escritura: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte. La excavación de un yacimiento prehistórico aporta testimonios que permiten suponer, por ejemplo, que una tumba debió pertenecer a un hombre (mediante el análisis del esqueleto) y que éste pudo ser un personaje de gran importancia (gracias a la presencia de un rico ajuar funerario).

En la primera mitad del siglo XIX, el arqueólogo danés Christian Thomsen estableció, en su Guía de las antigüedades nórdicas (1836), la clásica división de la prehistoria en tres periodos que, aún hoy, constituye la periodización más elemental de ese largo periodo de la humanidad: edad de piedra, edad del bronce y edad del hierro.

Edad de piedra

Es el período de la Prehistoria durante el cual, los seres humanos crearon herramientas de piedra debido a la carencia de una tecnología más avanzada.

La madera, los huesos y otros materiales también fueron utilizados, pero la piedra fue utilizada para fabricar herramientas y armas, de corte o percusión.

El rango de tiempo que abarca este período es ambiguo, disputado y variable según la región en cuestión. Aunque es posible hablar de este período en concreto, para el conjunto de la humanidad: no hay que olvidar que algunos grupos humanos nunca desarrollaron la tecnología del metal fundido y por tanto quedaron sumidos en una edad de piedra hasta que se encontraron con culturas tecnológicamente más desarrolladas. Sin embargo, en general, se cree que este período comenzó en África hace 2,5 millones de años, con la aparición de la primera herramienta humana.

Edad de bronce y hierro

El periodo en que se produce la difusión de la metalurgia del bronce, posterior a la del cobre (calcolítico), ha recibido el nombre de edad del bronce, en tanto que la etapa durante la cual el hierro reemplazó a aquél como material de fabricación de instrumentos y armas es denominada edad del hierro.

La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo, hacia el siglo XIII a.C.

En lo que respecta al caso europeo, la edad del hierro transcurrió desde el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) hasta la expansión de la República y el Imperio romanos (27 a.C.-68 d.C.).

Protohistoria

La protohistoria es la época que se sitúa cronológicamente entre la Prehistoria y la Historia. Se encuentran dos acepciones:

Según la escuela francesa, una sociedad pertenece a la Protohistoria cuando, a pesar de ser una cultura ágrafa, se tiene noticias escritas sobre ella mediante fuentes indirectas: p.e., la cultura de La Tène y Hallstatt respecto a los escritores clásicos.
Según la escuela inglesa, las sociedades protohistóricas son aquellas en la transición hacia la cultura escrita, a su vez, en proceso de formación de un Estado; en Europa, por tanto, haría referencia a la Edad de los Metales.
La protohistoria suele relacionarse con la Segunda Edad del Hierro, por ser ésta la última fase de la prehistoria. Dentro del período protohistórico en Europa se desarrollaron numerosas entidades políticas semicentralizadas, que coincidieron con el inicio de la escritura y de la metalurgia. Esas civilizaciones produjeron documentos epigráficos breves y posteriormente crónicas extensas, considerándose ese punto Historia Antigua.