Introducción
El comienzo del siglo XVIII coincidió en España con la llegada al trono de los reyes de la casa de Borbón y, con ellos, una influencia francesa. Éste es el siglo de la Ilustración, del imperio de la “razón”. En esta tiempo se reformó la enseñanza y se sistematizó el estudio de las ciencias, que avanzaron notablemente. Se creó la Real Academia de la Lengua, hecho de gran importancia para la fijación y normalización del castellano.
El neoclasicismo
El término neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar de forma peyorativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía, y que habían permeado a todos los ámbitos de la cultura. Después de la caída de Napoleón los artistas no tardaron en cambiar sus ideas hacia el Romanticismo y el Neoclasicismo fue dejado de lado.
Se trata de un movimiento literario y artístico de finales del siglo XVIII y comienzos del s. XIX. El término neoclasicismo significa nuevo clasicismo, pues imitó las formas del arte clásico de Grecia y Roma. El neoclasicismo se originó por influjo de la Ilustración, que consideraba irracionales las manifestaciones barrocas. El foco de irradiación del movimiento surge en Francia. Diderot y D’Alambert, publican su obra, la Enciclopedia, entre 1751 y 1780.
Características generales
Los escritores pretenden con sus obras enseñar a las gentes a practicar virtudes. Por ello usan un lenguaje claro y unos personajes muy simplificados. Esto supuso la ruina de la poesía y el papel preponderante de la novela y el teatro.
En este siglo se daba importancia a la razón y todo estaba sometido a las normas; por ejemplo, en las obras de teatro, la acción tenía que transcurrir en un solo día y en un lugar.
La prosa
La prosa didáctica tiene un lenguaje claro y sencillo. Destaca el ensayo (Feijoo, Jovellanos, Cadalso, Cartas Marruecas) y la crítica. La novela apenas se cultiva.
La poesía
La poesía también está sometida a la razón, luego está falta de vigor y espontaneidad. Su fin es moral y principalmente educativo. A partir de la obra Poética de Luzán se vuelven los ojos a la naturalidad de los poetas del siglo XVI: Garcilaso y Fray Luis. Se cultiva la fábula (Iriarte y Samaniego).
El teatro
Se sigue la regla de las tres unidades de lugar, tiempo y acción (Luzán, La virtud coronada; Leandro Fernández de Moratín, El sí de las niñas; Gaspar Melchor de Jovellanos, El delincuente honrado).