Introducción
El relato, también llamado cuento largo, es una forma de narración cuya extensión en número de páginas es menor a la de una novela. La esencia del relato consiste en contar una historia sin reflejarla en toda su extensión, compactándola y poniendo el énfasis en determinados momentos, que suelen ser decisivos para el desarrollo de la misma.
Dejando a la imaginación del lector la tarea de componer los detalles que podrían ser considerados “superfluos” y que, junto a los hechos narrados en el relato, compondrían un cuadro mayor, como en muchos de los relatos de Raymond Carver.
En general un relato es resultado de la inspiración inmediata (en este sentido comparte su génesis con la poesía), a diferencia del cuento en donde todos los indicios deben llevar indefectiblemente al nudo y luego al desenlace y por ende requiere un trabajo previo del autor.
Idea general
Después de haber llevado a cabo una correcta -justa, no excesiva- planificación previa sobre el relato, es hora de comenzar a escribirlo. En base a la idea general, borradores y demás aspectos que se hayan realizado previamente, debe “empezarse por el principio” que le se asignó a la historia.
Antes de comenzar de lleno con la escritura de la historia, quizá sea conveniente ambientar a los lectores con un prólogo: una introducción al relato en sí, una excelente manera para adentrar y crear interés en los lectores acerca de nuestra obra. Con una planificación previa, escribir un prólogo, adecuadamente enfocado, resulta muy fácil.
Para comenzar con la obra, se debe hallar el momento y lugar adecuados. Quizá no se disponga de un momento específico ni un lugar “apropiado” para redactar el relato; pero es importante adecuar el espacio que esté disponible y hallar el momento “correcto” para concentrarse plenamente en el escrito. Personalmente, siempre escucho música clásica o New Age al momento de redactar mis relatos, así como intento hacerlo en la mayor soledad posible.
Cabe destacar que este paso debe hacerse en un medio digital, ya que hacerlo a papel y tinta supondría un proceso tedioso y poco útil. Este tema es tratado de forma más amplia en el apartado “publicación”.
Redacción sin planificación previa
La planificación previa resulta muy útil; pero, en ciertos casos, se puede prescindir de ella. En relatos cortos, no es necesario llevar a cabo una exhaustiva planificación previa para comenzar a redactar el texto formalmente, bastará un pequeño borrador previo. En obras de considerable extensión y complejidad, es altamente recomendable aplazar la redacción del texto para dar pie a una planificación previa adecuada.
Orden de la trama
Al momento de comenzar a redactar los párrafos del relato, es importante analizarlos: qué orden van a llevar, cuál es la idea principal de cada uno, etc. Cada evento que se describa debe tener una importancia asignada dentro del relato, por lo que debe valorarse si se escribe antes o después de otro evento. Respecto a este aspecto, cada autor puede seguir sus “reglas personales” para definir su estilo propio; quizá escribir párrafos largos y eventos fugaces o eventos bien detallados en párrafos de escasas líneas.
Conforme se avance en la escritura de la trama, debe cuidarse que ésta sea factible y coherente; estos detalles ayudarán a formar una trama sólida y de gran interés para los lectores. Además, les aconsejo centrar el punto fuerte de la historia en la trama y no en la escritura, ya que una escritura sencilla y de fácil comprensión podrá hacer amena una historia muy compleja.
Al redactar el relato, debe cuidarse el ritmo de la historia. No es conveniente tener un inicio “pesado” y, posteriormente, llevar un final sumamente ligero. Debe procurarse siempre un equilibrio para que el lector disfrute de una lectura constante y agradable. Claro, en los momentos de mayor tensión o acción, el ritmo puede variar para dar énfasis en dichos eventos. Asimismo, el estilo de la obra debe ser constante: debe ser, en todo momento, nuestro estilo propio.
Ortografía y gramática
Un aspecto fundamental en la redacción de nuestra obra es la ortografía. Si el lector ve palabras mal escritas, tendrá la sensación de que el autor no tomó el tiempo suficiente para revisar su escrito o, bien, es una persona ignorante. Si va a usarse una palabra poco común o se duda de la escritura de alguna habitual, siempre es recomendable acudir a un diccionario físico o virtual.
Respecto a la gramática, deben tenerse presentes las normas de redacción para conseguir un texto coherente y agradable. Es muy importante cuidar estos dos aspectos para lograr un relato de interés para un mayor número de lectores.
Revisión
La constante lectura y relectura de la obra es vital para conseguir el texto que se desea y librarse de la mayor cantidad de errores posibles. Este proceso es muy importante, ya que el relato debe observarse desde las perspectivas del escritor y del lector; si el relato no nos parece correcto, se debe corregir hasta que nos parezca adecuado. Es recomendable repetir este proceso cuantas veces sea necesario para asegurar un mayor nivel de éxito para la obra.
Ayuda adicional
Internet, amigos cercanos y familiares son excelentes fuentes de apoyo para redactar el relato. Es importante que alguna persona distinta al autor revise el escrito conforme éste avance, esto ayuda a tener mayor cantidad de perspectivas sobre la obra y así poder concretar un texto más agradable y diverso. Igualmente, es más probable que una persona distinta al autor vea ciertos errores de escritura o detecte las incoherencias en la trama.
Replanteamiento
Algunas veces, el texto que concretemos, pese a haber realizado una planificación previa, no nos satisfará por completo y tendremos la necesidad de replantearnos la idea central. La probabilidad de sufrir un caso similar puede reducirse con una adecuada planificación previa; aunque, en los peores casos, deberá comenzarse el relato desde cero nuevamente.
Quizá lo que no resulte agradable del escrito es una parte específica del mismo, por lo que bastará simplemente con modificar esa parte y revisar la composición completa nuevamente para asegurar un relato agradable y bien organizado.
Para relatos importantes, como novelas o similares, es útil escribir “versiones alternativas” para la historia y así valorar las distintas posibilidades que ofrece el texto. Este punto es completamente opcional y resulta útil únicamente cuando la trama dispone de diversas formas de abordaje.