Antroponimia

Contenido: Definición de antroponimia. Estructura de los antropónimos. Antroponímicos del español. Antroponimia occidental.

Objetivo: Al finalizar la competencia describirá los fundamentos teóricos de la antroponimia, sin error.

Definición de antroponimia

Antroponimia, en sentido amplio, es el repertorio de antropónimos (nombres propios de persona y entidades personificadas), así como el estudio y el análisis de su origen y su significado. En un sentido estricto, es la parte de la lingüística que estudia las propiedades formales, funcionales o léxico-semánticas de los antropónimos.

El inventario de los antropónimos está constituido primordialmente por los nombres de pila y los apellidos, sean reales o imaginarios (Adriana, González, Spencer Tracy, Escarlata O’Hara, Lucas Skywalker).

También se consideran generalmente como antropónimos los apodos (Al Capone), los sobrenombres (Alfonso X el Sabio), los nombres de pluma o artísticos (Fernán Caballero, John Wayne), los nombres de santos, vírgenes y entidades religiosas (Espíritu Santo, Alá, Atenea, Fray Luis de Granada). Los zoónimos (nombres de animales, como Rocinante o Idéfix) se pueden clasificar aparte de los antropónimos, pero lingüísticamente son equivalentes excepto en su denotación.

Categorialmente, los antropónimos son una parte del conjunto de los nombres propios de una lengua.

Desde un punto de vista formal se escriben generalmente con mayúscula inicial: Pérez, María. No presentan variación de número en su uso habitual, pero cuando lo hacen equivalen a un conjunto de personas que se llaman de esa forma: Los Pérez jugaron contra los Rodríguez en el torneo por familias. No se combinan con artículo en la norma del español, pero sí en otras lenguas como, por ejemplo, el catalán: l’Òscar.

Sintácticamente, los antropónimos equivalen a un nombre y, por tanto, pueden ir en la mayoría de las construcciones en las que aparecen los nombres (aposición, sujeto, sintagmas preposicionales, especialmente agentes, indirectos y los introducidos por de): Pedro fue invitado por Juan a la casa de María.

El valor léxico de los antropónimos, al igual que el de los pronombres personales, es escaso, obteniendo la significación en cada uso concreto. Su valor semántico es siempre de persona y como tal puede ser agentivo, beneficiario, etcétera, en la oración.

La antroponimia es específica de cada lengua, aunque la tendencia es a no adaptar aquellos términos que sirven poco en la comunicación. Por ello los antropónimos presentan variaciones, por mínimas que estas sean, en cada lengua (María, Mary, Miriam; Pablo, Paul, Paulus) y preocupan especialmente a los traductores.

La definición más amplia de la antroponimia entronca con otras disciplinas como la onomástica, la genealogía, la heráldica, la historia, la antropología y la etnología a la hora de estudiar documentos antiguos, fuentes históricas o de realizar trabajos de campo. Los antropónimos tienden a ser persistentes en la memoria histórica de los pueblos y forman parte del patrimonio cultural de las civilizaciones.

Estructura de los antropónimos

Estructura de los antropónimos

En las sociedades preestatales el antropónimo está formado por un único nombre propio, muchas veces con algún significado descriptivo o simbólico.

En las sociedades sedentarias, con jerarquización y gran número de individuos con frecuencia el antropónimo de las personas consta de al menos un nombre de pila, propio del individuo y algún tipo de nombre familiar.

Así el nombre familiar puede servir para que los descendientes de miembros influyentes de la sociedad conserven el prestigio o poder de la familia a través del uso del nombre.

O bien como sucede en muchas sociedades modernas, la combinación de un nombre de pila y un nombre familiar resuelve el problema de la existencia de un número de antropónimos limitado, y evita la confusión de que dos individuos tengan el mismo antropónimo.

Antroponímicos del español

Los antroponímicos del español tienen principalmente cuatro orígenes:

Antroponímicos romanos, que representan el estadio más antiguo y han sido conservados en la lengua y habiendo sufrido en general el mismo tipo de cambios fonéticos que las palabras patrimoniales del español.

Antroponímicos hebreos y arameos, que empezaron a introducirse especialmente a partir de los siglos II y III cuando el número de personas de religión cristiana en la península ibérica empezó a ser apreciable.

Antroponímicos griegos, que básicamente llegaron con el cristianismo. Como muchos de los primeros cristianos procedían de la parte oriental del imperio romano, donde el griego era la lengua usual, los siguientes cristianos siguieron empleando nombres griegos que llevaron algunos de sus antepasados.

Antroponímicos germánicos, ligados a la entrada en la península de los visigodos que rápidamente constituyeron parte de la clase dominante. Originalmente estos antroponímicos se dieron solo en la nobleza germánica y gradualmente fueron adoptados por las personas de ascendencia hispanorromana, debido al prestigio que comportaba llevar alguno de estos nombres, por ser nombres de la clase dominante.

Antroponimia occidental

Según la Biblia, el nombre del primer ser humano según el Génesis es Adán

Los romanos tenían tan pocos nombres propios que cuando se les acababan daban a sus hijos nombres de números: Quintus , Sextus , Septimius , Octavius , Nonius , Decius , etcétera.

Antroponimia occidental

El cristianismo extendió la costumbre de usar nombres hebreos bíblicos, litúrgicos y de virtudes morales, y de utilizar una ceremonia específica para imponer los mismos, denominada bautismo; los pueblos celtas y germánicos por el contrario señalaron en sus nombres las virtudes relacionadas con el mérito guerrero y extendieron este tipo de nombres por Europa durante las invasiones bárbaras del siglo V.

El Concilio de Trento ( siglo XVI ) consagró la costumbre de adoptar nombres de santos de la Iglesia católica , con lo que se redujo mucho la riqueza en el surtido de los nombres y se extinguieron muchos que eran muy antiguos ( Elfa , Brianda , Violante , Mencía ). El antisemitismo de los cristianos desacreditó también nombres que poseían connotaciones hebraicas, como Efrén o Ephraim.

Hasta la Edad Media se usaban únicamente los nombres de pila. Para diferenciar a dos personas con el mismo nombre se añadía una indicación relativa al lugar en que la persona vivía, al trabajo que realizaba, o a cualquier otro rasgo característico.

Así, a dos personas con el nombre Juan, se les distinguía, por ejemplo, llamando a uno Juan, el molinero y a otro Juan, el de la fuente. Cuando se instituyeron los apellidos esta costumbre se mantuvo, motivo por el cual existen todavía en la actualidad apellidos como Molinero o Lafuente.

En español son muy frecuentes los apellidos terminados en -ez, como Sánchez, González o Martínez. Estas terminaciones indican que un antepasado tenía como nombre de pila, en este ejemplo, Sancho, Gonzalo o Martín, y que a sus hijos se les denominaba antiguamente Juan, hijo de Sancho o Juan, hijo de Gonzalo, respectivamente. Estos nombres son conocidos como patronímicos. En otras lenguas ocurre lo mismo:

Los prefijos Mac- o Mc- escoceses significan «hijo», por ejemplo, «MacPherson» es hijo de Pherson.

En lenguas semíticas tenemos, en hebreo la palabra ben ‘hijo’ ( Ben Gurión , Ben Yehuda ), análogamente la forma equivalente en árabe ibn ‘hijo’ ( Ibn Jaldún , Ibn Zaydun , Ibn Hayyan ) y la forma arameo bar ( Bar Kokhba ).

En las lenguas germánicas son frecuentes las terminaciones -sohn (alemán), -son (inglés, noruego, sueco) y -sen (danés): «Petersen» es hijo de Peter (Pedro), «Mendelssohn» es hijo de Mendel y «Gustafson» es hijo de Gustaf. En islandés aparace también -dóttir ‘hija’.

En las lenguas eslavas se tienen las terminaciones -(o)vich o -vic que indican también filiación.

En griego demótico se tiene la terminación -poulos ‘hijo’, en griego antiguo se había usado la terminanción -ida / -idis .

En georgiano se tiene -shvili ‘hijo/a’.

Fuentes: Enciclopedia encarta / Wikipedia.org / genealogia.org.mx