El futuro de los modelos globales de la memoria de largo plazo

En un panorámico general no es posible proporcionar la razón fundamental completa, la evidencia y la motivación que sustentan al trabajo con los modelos del procesamiento de información semántica y la memoria de texto. Para una exposición más completa y detallada deberán consultarse las obras de J. R. Anderson y Bower (1973), Kintsch (1974), Nonnan y Rumelhart (1975), o J. R. Anderson(1976). Sin embargo, es necesario apuntar algunas consideraciones acerca de la significación de estas teorías. En primer lugar, se trata de teorías que por vez primera llevan la investigación del aprendizaje a un contacto bastante directo y fructífero con la investigación en lingüística y psicofingüística.

Siempre ha parecido que cualquier reconstrucción plausible de la memoria humanadebe ser capaz de puntualizar algunas observaciones acerca de la forma en que el lenguaje se usa para aprender y recordar proposiciones, episodios, narraciones, representaciones de teatro, materiales basados en hechos, y cosas por el estilo. Pero la teoría E-R y la tradición del aprendizaje verbal no han tendido puentes sólidosdesde su base de laboratorio hasta el problema de la comprensión del lenguaje.

La psicolingüística, como movimiento intelectual, en gran parte se desarrolló gracias a las críticas de Chomsky y a sus sistemáticos discernimientos acerca del lenguaje. Aunque la psicolingüística es un área de investigación muy fecunda de cierto modo ha permanecido alejada de las investigaciones más tradicionales de lamemoria humana. Las nuevas teorías de la memoria semántica, que hemos reseñado a grandes rasgos, proporcionan un terreno común de contacto y de interés mutuo entre la psicofingüística, la inteligencia artificial y la psicología experimental de la memoria.

Esto se ejemplifica en las obras de Anderson y Bower (1973) y de Anderson (1976), que revisan y combinan investigaciones en estas diversas áreas. Proponen una teoría de un sistema operacional de la cognación (realizado como un programa de simulación por computadora) que ejecuta un análisis lingüístico de la oración que se da al sistema; proporciona un medio para buscar lo que ya se conoce acerca de la información de nuevo ingreso, a fin de decidir qué partes de los recuerdos antiguos pueden volver a usarse para registrar la nueva información; ofrece una descripción matemática del proceso, mediante el cual se adquieren las nuevas estructuras de información y describe y comprueba experimentalmente un plausible mecanismo de recuperación por medio del cual una pregunta o un sondeo de recuperación obtiene acceso a la información que es relevante para construir una respuesta.

Prácticamente toda la evidencia experimental que citan Anderson y Bower en favor de su modelo proviene de estudios realizados por ellos mismos y por otros investigadores acerca de la memoria para materiales preposicionales, sobre errores de confusión en la memoria de reconocimiento de oración, en tomo a las dificultades que experimentan las personas para comprender y verificar oraciones al compararlas con ilustraciones o hechos conocidos, y acerca de las distorsiones de la memoria para materiales textuales temáticamente relacionados.

Sin embargo, también se esfuerzan en demostrar la forma en que su teoría procede de la tradición asociacionista en psicología, cómo operaría la teoría en las tareas estándar de aprendizaje verbal, y de qué modo abarca los resultados estándar que apoyan a la teoría de interferencia de la transferencia y el olvido. La Importancia del trabajo de Anderson y Bower reside en su intento detallado y serio de reunir dos áreas de investigación y dos tradiciones (memoria asociativa y psicolingüística), y de evaluar. Sus respectivas contribuciones a la comprensión de la memoria humana.