En algunas ocasiones, podemos programar una cita con el entrevistado para entregarle el cuestionario, pero no es necesario que él lo conteste en ese momento. Podemos dejar el cuestionario en su poder unos días y llamarle posteriormente por teléfono para saber cuándo podemos pasar a recogerlo. Ésta es una técnica muy útil cuando logramos comunicarnos con el entrevistado, aunque no permite disponer de mucho de su tiempo para llevar a cabo la entrevista.
Una versión nueva de la encuesta autoaplicable es el CAPI (Computer Assisted Personal Interview, o entrevista personal asistida por computadora). Consiste en un cuestionario autoaplicable que aparece en el monitor de una computadora. Las personas que le responden interactúan con un programas diseñados expresamente para hacer preguntas en una secuencia determinada por las respuestas que el entrevistado va proporcionando a lo largo del estudio. Podemos encontrar este tipo de estudios en muchos centros comerciales de cualquier país de América Latina.
Otra variante de la encuesta autoaplicable es la que encontramos en algunas revistas. Con este método, los editores pretenden obtener información sobre el perfil y los usos y hábitos de los lectores. Para ello, anexan una entrevista en el formato y prometen algún estímulo con el fin de que la persona se sienta motivada a contestar. Esta forma de recopilación puede tener buen índice de respuesta, especialmente cuando los lectores se sienten identificados con la revista que suelen leer.