Las bases filosóficas de la auditoría de Mautz y Sharaf sostuvieron que hay cinco conceptos fundamentales en auditoría:
– Evidencia
– Debido cuidado del auditor
– Presentación adecuada
– Independencia
– Conducta ética
Vale la pena destacar que la evidencia ocupa el primer lugar en esa lista no por obra de la casualidad, sino por la trascendencia del concepto para la auditoría, ya que la opinión del auditor descansa en la solidez de los elementos corroborativos de las afinaciones contenidas en los estados financieros.
A tono con el refrán “Si te digo que la yegua es parda, es porque tengo los pelos en la mano”, para que el auditor pueda sustentar la opinión que emita en su dictamen debe existir el respaldo de las evidencias que obtuvo durante su examen en el grado que se requiera. Es aquí donde tiene un lugar privilegiado el tema de la documentación en la auditoría, porque es en ella donde consta lo actuado por el auditor y se concentran las evidencias.
En la vida cotidiana, nos topamos frecuentemente con aseveraciones de todo tipo. Baste un ejemplo: “Fumar es una causa de cáncer”
Pues bien, dadas las implicaciones de tal afirmación, quien lo dijo primero tuvo que hacer abundantes estudios para sustentar las preguntas que seguirían a su descubrimiento: ¿quién lo dice?, ¿en qué se basa?, ¿qué pruebas tiene?, ¿por qué debo creer eso?, ¿cuál es la importancia de tales pruebas?, ¿son suficientes?
En el campo de la auditoría cuando se incluye en el texto del dictamen la frase “los estados financieros presentan razonablemente la situación financiera, los resultados de sus operaciones, los cambios en la situación financiera y las variaciones en el capital contable…” también el hombre de negocios y los usuarios de la opinión del auditor pueden formularse las cuestiones incluidas en el párrafo anterior. Aún más, imagine que la opinión manifestada en el dictamen fuera negativa: ¿qué se preguntarían al respecto los accionistas de la entidad?
El auditor no es poseedor de poderes especiales que pueda decir a priori si la información financiera de una entidad es o no razonable, ni su opinión es un dogma, por lo cual requiere de la evidencia obtenida durante su examen tanto para formarse una opinión como para sustentarla. Sin evidencia, se trata de una afirmación sin soporte, o bien de una mera especulación.
Generalmente, quisiéramos saber en qué se apoya quien lo afirma para sostener que lo dicho es verdad. Entre más confiable y vasta sea la evidencia que se presenta, más podemos confiar en los argumentos, hasta el punto en que queden establecidos como hechos o verdades.