A continuación se reproduce un fragmento del artículo “Hay un rinoceronte en la sala”, del C.P. Zamorano, quien como miembro de la Comisión Interamericana de Control de Calidad de las Firmas de Contadores, es una autoridad reconocida en relación con el futuro próximo en el tema de esta unidad:
En nuestra profesión hay que poner muchas medidas en práctica. Una de ellas y muy impactante consiste en establecer el control de calidad de la práctica de auditoría de las firmas de contadores, bajo la coordinación de la autoridad institucional de la profesión.
Las normas de control de la calidad profesional que funcionaron para un periodo histórico, están siendo revisadas debido a los acontecimientos que afectaron a la comunidad financiera y a la profesión contable y redefinir nuevas normas para fortalecer la credibilidad en la información financiera y en el dictamen de los auditores. Este es uno de los mayores desafíos que enfrentamos en la actualidad.
Las maneras en que se lleven a cabo las revisiones de control de calidad de las firmas podrán ser distintas, pero el objetivo será demostrar que el trabajo se realizó con ética y calidad profesional y en forma objetiva e independiente. Una de ellas, mencionada anteriormente, es la que consiste en revisar la calidad profesional de las firmas bajo la coordinación de la institución que representa a la profesión contable en cada país y otra, bajo el control de un organismo plural e independiente formado por los representantes de la institución oficial reguladora de valores, las bolsas de valores, los inversionistas, la profesión contable y otras instituciones, es decir, por todos los interesados en la información financiera.
Esta última modalidad parece ser la que será adoptada por la comunidad financiera internacional y la que en algunos países está comenzando a funcionar. En el congreso mundial de contadores, celebrado en Hong Kong en noviembre de 2002, René Ricol, Presidente de IFAC, afirmó: “la profesión debe reconstruirse así misma para servir efectivamente al interés público, trabajando junto a los organismos reguladores, fijadores de normas y otros, para poder lograrlo”.
¿Cuál debe ser la práctica del control de calidad de las firmas de contadores en México y que organismo debe ejercerla? No hay modo de evadir ni postergar esta pregunta esencial. Por el tamaño y prestigio de nuestra profesión, porque desempeña un papel clave en beneficio del interés público y del desarrollo económico, por los riesgos tangibles que corren los auditores al dictaminar la información financiera, por la enconada competencia nacional e internacional, necesitamos decidir.
Para eso no solo debemos preguntarnos como son nuestras relaciones con todos los actores interesados en la información financiera, sino como queremos que sean.
Lo de Enron no sucedió en este país, pero las consecuencias en la credibilidad y confianza en los auditores y en la información, nos han afectado en forma importante. Hoy, al menos a corto plazo, nuestros márgenes de decisión y maniobra se han reducido, pero esta circunstancia no nos exime del deber de decidir.
¿El control de calidad de la práctica de auditoría de las firmas de contadores, debe estar bajo la normatividad y coordinación de la autoridad institucional de la profesión o, de un organismo plural e independiente integrado por los actores interesados en la información financiera, incluyendo, por supuesto, la profesión contable? ¿Debemos porfiar por la ruta de la pluralidad y del consenso entre todos los interesados en la información financiera, o seguir con nuestros instintos defensivos de la soberanía y autonormatividad de la profesión contable? Lo que ninguno de nosotros desearía es que hubiera intromisiones del Estado o del Congreso en la actuación de nuestra profesión, como ha sucedido en algunos países. Una cosa es preocuparse por las consecuencias de las fallas en la actuación profesional de una firma de contadores y otra, limitar por ello la participación de una profesión liberal en la formulación de la regulación de su propia actividad.
Entregar las decisiones acerca de la información financiera a un proceso político, sería provocar un desastre. Cuando a los políticos les da por decirles a los contadores lo que pueden o no deben hacer para producir la información y practicar la auditoría, algo anda mal.
Lo que están haciendo es subadministrar un ámbito que no entienden y atentar contra la libertad de nuestra profesión.
Debemos decidir y actuar en consecuencia, si no lo hacemos corremos el riesgo de volvernos, sencillamente, irrelevantes. ¿Seguiremos negando que hay un rinoceronte en la sala? 75
El control de calidad no es una moda pasajera, fue gestado desde hace siglos y no ha detenido su evolución. Se trata de un concepto que se ha fortalecido y consolidado con el paso del tiempo y la proliferación de competencia en la prestación de los servicios profesionales de la auditoría. En la materia que nos ocupa, nuestro país se encuentra en una primera etapa de desarrollo, sin embargo, las influencias y exigencias internacionales terminarán por permear nuestra estructura normativa y, como en muchas otras materias, acabaremos por adaptar lo que se desarrolle en otras latitudes clasificadas como “de primer mundo&rdquo.