La calidad nunca es un accidente; siempre es el resultado de un esfuerzo de la inteligencia, de John Ruskin.
El término castellano “calidad” definido por la Real Academia Española como “Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor”, procede del latín qualitas. Al citar el término “calidad”,automáticamente vendrán a nuestra mente adjetivos tales como “buena” o “mala” ya que estamos acostumbrados a asociar a esa palabra a una idea o parámetro de medición. Es un término que ha sufrido las transformaciones propias del devenir del tiempo: durante las épocas de la Revolución Industrial, la calidad se identificaba con el trabajo bien hecho y se asociaba con el prestigio, en tanto que una mala calidad conllevaba a perderlo.
Alexanderson, especialista en calidad de origen sueco, fue el primero en señalar algunas diferencias entre la definición que se había dado de calidad y la percepción que de la misma tenían los usuarios, la cual definió como “adecuarse a las expectativas del cliente”. Es esta última frase la que aporta al término de calidad la característica de ser cambiante en la perspectiva de los clientes y en relación con el tiempo.
No es sino hasta la concepción de la calidad como “aptitud para el uso” que se delimitan las características que el usuario reconoce como beneficios. Es aquí donde se introduce la perspectiva del cliente y se resalta la importancia que tiene el dejarlo satisfecho con la prestación de un servicio adecuado a sus necesidades.
En el caso de la auditoría de estados financieros, el control de calidad se relaciona con el aseguramiento del cumplimiento de todas las normas de auditoría aplicables al desarrollo del examen.
Aplicada a nuestra materia, la calidad es la culminación de años de desarrollo de esta noble actividad. Es cierto, no es obra de la casualidad que los servicios de auditoría aún sean demandados por los hombres de negocios, si lo hacen es en reconocimiento a que el beneficio que obtienen con la opinión independiente del audito, supera la consecuente inversión de recursos para su realización.