2. Dar ejemplo: la mejor forma de enseñar a pedir perdón al niño es ofrecerle un modelo de conducta apropiado. Si los hijos ven que sus padres reconocen sus errores y les piden disculpas cuando se equivocan, lo asumirán como una forma natural de resolución de conflictos.
3. Ser perseverantes: los aprendizajes de los más pequeños se asientan en la mayoría de los casos por repetición. Los padres no deben temer ser insistentes ni dejar de reclamar al niño sus disculpas cuando sea necesario. Esto no significa que haya que obligarles a pedir perdón cuando se nieguen a hacerlo, pero sí insistir en que lo hagan cada vez que la situación que lo requiere.
4. Instar a corregir los errores: muchos pequeños pueden aprender fácilmente a decir “lo siento” de forma automática cuando cometen un error. Lo importante es que aprendan a sentir de verdad su arrepentimiento. La mejor forma de conseguir que asuman su culpa de forma sincera es instarlos a corregir su error, o el daño que han provocado, en los casos que sea posible.
¿Por qué hay que pedir perdón?
Aprender a disculparse por los actos erróneos es una enseñanza que beneficiará al niño en diferentes aspectos, ya que con esta actitud se trabajan distintos valores esenciales para su desarrollo personal.
- Responsabilidad: que el niño reconozca sus errores, o los comportamientos inadecuados, es el primer signo de que se hace responsable de sus actos y asume sus culpas de forma sincera.
- Comprensión y empatía: al pedir disculpas, el pequeño reconoce que sus acciones han ocasionado un daño a otra persona y se pone en su lugar para entender el alcance de sus errores.
- Humildad: pedir perdón cuando la ocasión lo requiere es la mejor forma de desechar el orgullo y las actitudes prepotentes hacia los demás.
- Convivencia y amistad: saber pedir perdón y saber perdonar son dos actitudes básicas para crear un buen clima de convivencia en un grupo y favorecer el desarrollo de las relaciones de amistad entre los miembros del mismo.
Fuente: consumer.es