La evaluación curricular desde el enfoque de investigación

Introducción

El proceso cierra con la evaluación curricular, que idealmente sería un continuo, que va midiendo los resultados de lo diseñado y puesto en marcha en cada proyecto curricular, de manera que es el fin del ciclo, pero también aquello que aporta importantes decisiones para el comienzo del nuevo. Prácticamente el éxito en las modificaciones curriculares depende de la calidad del proceso de evaluación curricular, de ahí su importancia y trascendencia.

Concepto de evaluación curricular

Se define a la evaluación curricular de acuerdo con Díaz Barriga (2005) como la “Valoración continua de los resultados obtenidos en el proceso de desarrollo curricular, a fin de lograr el perfeccionamiento y reemplazo racional y fundamentado de lo que se tiene establecido en el diseño curricular”.

Para definir la importancia que tiene la evaluación curricular debemos partir de la pregunta: ¿Para qué evaluar el currículum?, dando como respuesta los siguientes puntos:

  • Establecer fortalezas y debilidades de la planeación e implementación de un proyecto curricular.
  • Orientar el proceso de toma de decisiones.
  • Recabar información esencial que apoye el desarrollo de estrategias para el cambio y la innovación.
  • Reconocer y dialogar los aportes que se necesitan para una enseñanza y aprendizaje mejorados.
  • Establecer indicadores para el monitoreo del proceso curricular.
  • Procurar la rendición de cuentas ante el propio sistema educativo y la sociedad.

En la organización de una evaluación curricular, a fin de asegurar su viabilidad y eficacia, Salas Perea (2007) afirma que se deben tomar en cuenta los aspectos siguientes:

  • Tiene que ser asumida y ejecutada por la comunidad educativa, ya que en ella se legitima la autonomía institucional y el compromiso de todos sus miembros.
  • Debe ser entendida como una actividad diagnóstica que ofrece posibilidades de mejora de las prácticas curriculares.
  • Debe ser rigurosa en su metodología.
  • Tiene que ser holística y retroalimentadora, es decir que su aplicación tenga incidencia en la totalidad de aspectos o componentes del currículo y en las prácticas institucionales.
  • Debe indagar acerca de actitudes, valores y supuestos que subyacen en las informaciones recogidas a través de las diversas fuentes. Por ello es importante recabar la disminución de los juicios subjetivos de los evaluadores, de modo que posibiliten efectuar interpretaciones en profundidad.
  • Debe implicar la utilización de técnicas de recogida y análisis de datos contextualizados, especialmente desde el enfoque cualitativo, sin renunciar a los datos estadísticos propios de una perspectiva cuantitativa.
  • Sus resultados deberán ser interpretados y recogidos en un informe que se integre a los diferentes documentos institucionales, estimulando el flujo de información en todas las direcciones y sentidos.
  • Deberá ser sistemáticamente contrastado con la realidad, para poder atender a cambios en la misma que lleven a planteamientos innovadores del modelo.
  • En una primera instancia esta evaluación debe ser iniciada y realizada por el personal de la propia institución educacional (autoevaluación).

Fases de la evaluación curricular

La evaluación curricular se estructura en cuatro tipos o fases:

Evaluación interna

En este tipo de evaluación se investiga la estructura y organización de los contenidos y las estrategias metodológicas del desarrollo curricular y del sistema evaluativo del aprendizaje. Su propósito es revisar la coherencia entre contenidos y estrategias, así como la consistencia de éstos con los perfiles y competencias profesionales establecidas. Se debe precisar si los contenidos traducen la finalidad del currículo y si las estrategias son coherentes con los contenidos y la finalidad. Los criterios que prevalecen son los de integralidad y coherencia. (Salas Perea, 2007)

Es pertinente señalar que al estudiar y reflexionar acerca de la evaluación se debe realizar un análisis de todas las prácticas pedagógicas que tienen lugar en la institución y por lo tanto implica y compromete a todos sus miembros y a las condiciones contextuales. Otro aspecto a tener en cuenta es el referido a la exigencia de coherencia con respecto a las concepciones sustentadas frente a cada uno de los componentes del currículo (objetivos, contenidos, enseñanza, aprendizaje, etc.), lo que supone la construcción de metodologías adecuadas y de criterios de valoración pertinentes.

Está conformada fundamentalmente por tres componentes:

La evaluación del diseño curricular, que comprende el análisis social, sus necesidades y de los problemas que profesionalmente debe ser capaz de enfrentar el estudiante; el análisis de los objetivos propuestos y su coherencia; el análisis del contexto donde se desarrolla; las características de los estudiantes; así como de los recursos humanos, materiales y financieros requeridos para su ejecución. Por tanto, hay que evaluar la congruencia interna del proyecto curricular aprobado. (Salas Perea, 2007)

La evaluación del desarrollo curricular, que permite analizar la planificación y organización del proceso docente, en correspondencia con lo establecido en el sistema de objetivos, el plan y los programas de estudio. Cómo se han plasmado en las actividades y tareas docentes, lo establecido en los reglamentos y demás documentos normativos y metodológicos. (Salas Perea, 2007)

La evaluación del proceso de evaluación y certificación académica, que conlleva analizar, si la evaluación del aprendizaje está organizada en sistema y si asegura la efectividad y eficacia del proceso de enseñanza aprendizaje. Cómo se cumplen las funciones de la evaluación en cada asignatura y disciplina académica.

Conlleva el análisis de la calidad de los instrumentos evaluativos empleados, en función de los objetivos educacionales propuestos, y si realmente fueron capaces de medir el nivel de competencia profesional alcanzado por los estudiantes en cada etapa del desarrollo curricular. (Salas Perea, 2007)

Para su ejecución se requiere:

Evaluar los criterios que se consideraron para verificar si los aprendizajes previstos se están logrando. A su vez, es necesario también verificar si el sistema de evaluación tuvo en cuenta no sólo el diseño del programa, sino también cómo se efectuó en realidad el proceso docente. El análisis también conlleva a valorar si la organización y definición de los contenidos temáticos de dichas unidades curriculares están en concordancia con los propósitos educacionales establecidos.

Evaluación externa

Esta evaluación puede ser realizada por agentes externos convocados por la propia institución formadora o como responsabilidad de los Organismos del Estado o de instituciones nacionales, siendo en realidad un proceso de rendición de cuentas a los organismos responsables y a la sociedad en su conjunto. Conlleva el análisis de la calidad del producto curricular. (Salas Perea, 2007).

Este tipo de evaluación abarca las fuentes y los perfiles curriculares, examina si las finalidades del currículo son pertinentes con el momento y las circunstancias sociales que contextualizan el plan de estudio.

Está conformada por:

  • Análisis del desempeño profesional, que comprende:
  • Seguimiento y análisis de los egresados y de sus prácticas profesionales. Se podrá indagar acerca del tipo de funciones profesionales que desempeñan realmente.
  • Calidad del egresado, donde se verificará la satisfacción con su aprendizaje, deficiencias, insatisfacciones y necesidades; así como la aplicación de los conocimientos adquiridos en su práctica profesional; será importante valorar el nivel de preparación para enfrentar sus funciones y tareas.
  • El propio desempeño en sí. Es importante valorarlo a través de su autoevaluación acerca del cumplimiento de las funciones profesionales y su nivel de actualización, una técnica adecuada que puede ayudar es la observación directa de la ejecución en su área de desempeño y de las tareas fundamentales.
  • Análisis del mercado de trabajo.
  • Este tipo de análisis se relaciona con realizar una investigación acerca del estudio del índice de desempleo y subempleo existente para cada tipo de profesión y nivel; la correspondencia entre los requerimientos y exigencias de cada puesto de trabajo, la calidad del egresado y los objetivos curriculares; e incluso hay que estudiar y comparar estos indicadores en relación con los egresados de cada institución formadora dentro de un mismo mercado de trabajo.

Evaluación del impacto

Este tipo de evaluación curricular pretende revisar la acción y los resultados del currículo. Cuando se examina la acción, los actores que proporcionan la información son los estudiantes y personal docente (aspecto formativo); cuando se revisan los resultados de la educación, los protagonistas que aportan la información son los egresados y los cambios suscitados en el entorno que pueden ser atribuidos al proceso de enseñanza (aspecto certificativo). Los criterios prevalecientes en este tipo de evaluación son calidad y productividad. Este tipo de evaluación va dirigida tanto a la acción o evaluación formativa como a los resultados concretos alcanzados con la ejecución del diseño curricular asumido por la institución educativa.

Va dirigida a evaluar los resultados del trabajo profesional para con los individuos, las familias y la comunidad.

Es necesario analizar la labor y el comportamiento del egresado a partir de su intervención en la dimensión social más amplia como ciudadano, indagando acerca de formas y modos de participación social.

Este punto servirá para confrontar las expectativas del logro del currículo respecto de la inserción social de los egresados y de su impacto en procesos sociales que vayan más allá de la escuela o facultad. (Fernández Lomelín, 2012).

Brovelli (2001) propone las siguientes técnicas de recogida de datos:

  • Observación directa estructurada y no estructurada.
  • Técnicas de registro y notas de campo.
  • Entrevistas centradas estructuradas, semiestructuradas o abiertas.
  • Cuestionarios.
  • Diarios o registros de docentes y estudiantes.

Una vez que se han implementado algunas técnicas de recogida de datos es conveniente reflexionar acerca de ¿Qué hacer con la información recogida? Y algunas consideraciones para responder a esta interrogante pueden ser las siguientes:

  • Registrar los datos con base en las técnicas empleadas.
  • Guardar la información recogida, asegurando su continuidad y organización.
  • Triangular los datos recogidos para su contrastación y enriquecimiento.
  • Analizar los datos e interpretarlos de acuerdo con el plan de evaluación en ejecución.
  • Elaborar informes de los procesos evaluativos para dinamizar su utilización e integrarlos con el fin de tener una visión global de la evaluación realizada.
  • Asegurar la confidencialidad hasta que sean interpretados e informados.

Resultante general

Es un análisis integral de la evaluación interna, la evaluación externa y de su impacto para determinar, con una interpretación cualitativa de los resultados obtenidos si los mismos son satisfactorios o no; así como identificar los problemas existentes. Esta etapa permite culminar el proceso de evaluación curricular emprendido, y con ello garantizar la mejora constante de los procesos de formación y superación profesional en nuestras universidades.

Algunas consideraciones son:

  • Se puede mantener el currículo actual y sólo hay que hacerle modificaciones que no alteren su esencia.
  • Se puede mantener el currículo actual, pero requiere un perfeccionamiento importante.
  • Hay que desechar el currículo actual y diseñar uno nuevo.

Cada 5 o 6 años se propone concluir un ciclo de análisis que posibilite efectuar una profunda e integral evaluación curricular, la que sin dudas determinará la necesidad de una reformulación o un nuevo diseño curricular. Todo esto con intención de no perder de vista el perfeccionamiento académico.

Fuente de consulta

  • Jara, M., Silvia Kuri, M. P., Díaz, E., Pérez, M., Sánchez, I., & Salazar, K. (2018). El Diseño Curricular en Instituciones de Educación Superior en Puebla (Primera). Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, A.C.