Contenido: Origen y significado general del término. Mercado e intervención. Proceso del mercado. Leyes e interpretaciones.
Por economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda en una situación de competencia imperfecta, lo que demanda una determinada participación del Estado para corregir y/o mejorar los efectos negativos de externalidades y fallos del mercado y para garantizar un acceso general mínimo a ciertos bienes y servicios, etcétera.
Generalmente se considera que el ejemplo de economía de mercado más exitosa se encuentra en EEUU en el periodo que va desde el fin de la Segunda Guerra Mundial a, por lo menos, fines del Siglo XX. En la primera parte de ese periodo las políticas económicas de ese país estaba fuertemente influida por la llamada síntesis clásico-keynesiana o Síntesis neoclásica y, posteriormente, por las aproximaciones del Monetarismo y la llamada Escuela de Economía de Chicago.
Origen y significado general del término
El término se popularizó en E.E.U.U. en el contexto de la guerra fría, siendo utilizado, de forma imprecisa, para designar los sistemas económicos de aquellos países que, por lo menos teóricamente, asignan un papel importante a la propiedad privada y al mercado libre, pero no necesariamente poseen un sistema político democrático o son un estado de derecho.
Así pues, y dado que hay tanto alguna confusión como una tendencia a identificar los términos economía de mercado, libre mercado y capitalismo es conveniente hacer algunas puntualizaciones.
Una economía de mercado no necesariamente es equivalente a un libre mercado, ya que en la economía de mercado el Estado puede intervenir no solo para garantizar los derechos de los agentes económicos, sino también tanto para garantizar acceso a ciertos bienes y servicios -generalmente considerados de necesidad absoluta para la Dignidad humana- como para regular precios básicos y para orientar la producción y, por tanto, el consumo, y más en general, mantener la estabilidad de los procesos económicos.
El libre mercado supone la absoluta libertad de oferta y la demanda tolerando la intervención estatal solo para garantizar libertad de competencia.
La relación con el capitalismo depende de que se entienda por este término. Si ese se entiende como significando todos los sistemas que no son comunistas o que practican el “socialismo verdadero” — la manera en que se utilizó durante la guerra fría y con algunas bases en el uso que se remontan a Marx — la equivalencia es correcta. Sin embargo, no todos entienden capitalismo de esa manera; en cuyos casos, y dependiendo del criterio, algunos países capitalistas no tendrían economía de mercado -como se entiende aquí- o por lo menos algunos de los países que muestran economía de mercado no serían realmente capitalistas.
Igualmente, a pesar que en la imaginación popular —especialmente desde la perspectiva occidental— la creación de economías de mercado en el mundo solamente ha ido asociada al capitalismo a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa y más concretamente en Gran Bretaña y Estados Unidos, ese no es el caso. Por ejemplo, en el siglo XVIII la mayor economía de mercado -no capitalista- se encontraba en China.
Generalmente se considera que el teórico más destacado del modelo de economía de mercado, tal y como se implementó en los EEUU, fue Paul Samuelson. Samuelson se refirió a ese sistema como “economía mixta”.
Mercado e intervención
Como se ha sugerido, uno de los problemas centrales más importantes de la economía de mercado es encontrar el nivel óptimo de intervención o regulación estatal mientras se mantiene la libertad de los actores económicos a fin de lograr el máximo de eficiencia económica. En las palabras de Joseph E. Stiglitz:
El verdadero debate hoy en día gira en torno a encontrar el balance correcto entre el mercado y el gobierno. Ambos son necesarios. Cada uno puede complementar al otro. Este balance será diferente dependiendo de la época y el lugar. En relación a lo anterior son generalmente considerados varios elementos.
La aceptación de que la competencia perfecta generalmente no existe en la realidad, lo que implica la validez de la Teoría del Segundo Mejor, es decir, que la eficiencia económica no recluye necesariamente la intervención estatal como la propuesta del libre mercado asume.
Aún más, Greenwald y Stiglitz demostraron que en la presencia ya sea de información imperfecta o mercados no perfectamente competitivos, el resultado del mercado no es eficiente en términos de Pareto.
Dado lo anterior, la Condición de Samuelson es relevante, es decir, la intervención estatal en la provisión de bienes y servicios está justificada hasta el punto que tal intervención sea más eficiente.
Proceso del mercado
En una economía de mercado, productores y consumidores pueden interactuar en el mercado. Se supone que ambos tipos de agentes económicos asumen el precio de los bienes como un dato dado y, a partir de ahí, toman sus decisiones de producción y consumo, maximizando la ganancia en el caso de los ofertantes y maximizando la función de utilidad en el caso de los consumidores.
Sin embargo, en una situación de competencia imperfecta ya sea un solo agente o un grupo reducido de los mismos pueden manipular la condición del producto y pueden afectar directamente la formación de los precios. Dado que vivimos en una era de comercio incrementalmente dominado por empresas internacionales y lo que en EEUU se llama «corporaciones» no es realista mantener la pretensión que los precios de mercado se están determinando de acuerdo a las condiciones de la competencia perfecta.
Hay que mantener presente que no es necesariamente el caso que la competencia imperfecta tenga efectos negativos para el consumidor. Es posible que bajo determinadas circunstancias, el hecho de que las empresas compitan en este tipo de entornos «imperfectos» pueda llevar a los mismos precios que la competencia perfecta .Esto de nuevo enfatiza que estas no son materias de principios, sino prácticas.
Leyes e interpretaciones
La teoría económica liberal clásica, por ejemplo con David Ricardo, supone que, teóricamente, en una economía de mercado la tasa de interés del capital y los beneficios empresariales tienden hacia cero con el tiempo. La tercera, quinta o sucesivas unidades de producción no pueden rendir los mismos beneficios que la primera, según la ley de rendimientos decrecientes. La crítica que el marxismo realiza de la economía clásica parte en buena medida de la interpretación de esas teorías, además de sus propias formulaciones, como la teoría de la plusvalía y la alienación; supone que la aplicación de una economía de mercado llevaría a una polarización social entre proletarios cada vez más pobres y capitalistas cada vez más ricos.
El que ambas predicciones (liberal clásica y marxista) no se hayan cumplido (al menos todavía) en la evolución histórica de la economía real ha supuesto distintas reinterpretaciones a cargo de la distintas escuelas de pensamiento económico posteriores: la economía neoclásica, el marginalismo, el monetarismo, el keynesianismo, el neoliberalismo económico, la escuela de Chicago, etc.
Fuente: Wikipedia.org