Durante los últimos años se ha dado mucha publicidad a la manipulación de materiales, es conveniente que se reconozca la importancia de la manipulación puesto que a veces ocupa hasta el 85 por ciento del tiempo total invertido en el proceso.
Tanto se ha insistido sobre este tema, algunas veces por influjo de la publicidad de los fabricantes de equipo para manipular materiales, naturalmente interesados en incrementar sus ventas, que la manipulación empieza a considerarse como una nueva técnica.
Evidentemente no lo es, el estudio de métodos ha estado siempre muy relacionado con la manipulación de materiales, y los principios de ésta no son otros que los principios de economía de movimientos, desarrollados primero para el obrero en su lugar de trabajo y aplicados luego a la zona de trabajo en su conjunto. Por consiguiente, la manipulación de materiales es una parte del estudio de métodos y no es posible separarla de él. Estudiarla separadamente puede resultar costoso porque si se adquiere equipo para una tarea y se aplica después el estudio de métodos, éste tal vez pueda demostrar que la tarea era innecesaria.
Hay ciertas normas que es necesario tener presentes cuando se trata de resolver problemas de manipulación. He aquí algunas:
1. Procurar tener siempre los materiales a la altura en que se ha de trabajar con ellos. Siempre que sea necesario recoger o depositar algo, existe la posibilidad de evitar una manipulación. Siempre que sea posible, no depositar materiales en el suelo. Utilícense soportes móviles o plataformas. (Existe otra razón que lo aconseja, pues en un taller donde hay mucho trabajo el material que se deposita en tierra suele quedar allí y muy pronto se acumula en vez de seguir su marcha hasta la terminación del proceso.)
2. Mantener siempre tan cortas como sea posible las distancias que recorre el material manipulado (esto se logrará automáticamente si se aplican los procedimientos apropiados que aconseja el estudio de métodos).
3. Dejar que actúe la gravedad. Esta fuerza obliga a realizar grandes gastos y debe aprovecharse siempre que sea posible. Es preferible dejar que el material ruede o se deslice por vertederos o planos de descarga, siempre que sea posible, hasta el lugar de la operación o del trabajo siguiente, en vez de empujarlo o transportarlo.
4. Acarrear siempre cantidades; es mejor esperar a que se llene la carretilla para trasladar las piezas, pues así se evita que un peón tenga que llevarlas una por una.
5. Tener siempre a mano cajas, plataformas o recipientes (dos al menos) para que el operario pueda: a) sacar la pieza de un recipiente cuando la necesite, y b) depositarla en otro cuando la haya terminado. El segundo recipiente, una vez lleno, se lleva hasta el lugar de la operación siguiente, colocando el primero en su lugar. Esta regla es aplicable también a las carretillas de mano.
6. Únicamente deberá reducirse el número de personas que recogen y acarrean los materiales si es posible hacerlo sin aumentar las manipulaciones de los operarios que producen. Esta regla es importante porque condiciona la aplicación de las anteriores. Se exceptúa el caso en que los operarios pueden realizar esas tareas por estar desocupados durante el funcionamiento de una máquina automática.
7. Mantener despejados los lugares de paso. De nada sirve invertir dinero en equipo costoso de manipulación de materiales si las obstrucciones impiden su funcionamiento. El trabajador calificado no debe desempeñar actividad alguna que le impida dedicarse de lleno a la operación productora.
Puede ser incluso beneficioso para la productividad general de una empresa contratar especialmente mano de obra no calificada para que los obreros calificados no tengan que hacer trabajos no productivos, como coger y acarrear los materiales que necesitan.