El conflicto se presenta como un proceso cuando ocurren dos condiciones desencadenantes:
Percepción de la incompatibilidad de objetivos;
Percepción de la oportunidad de interferencia;
Inclusive, para complicar las cosas, la acción de una de las partes por lo general provoca alguna forma de reacción de la otra. Dependiendo de esta reacción, hay una serie de consecuencias posibles: la reacción de la otra parte puede influir –positiva o negativamente-en las percepciones y los sentimientos de la primera parte sobre el conflicto y puede provocar una intensificación del conflicto o algún modo de resolución .
La resolución es el final del episodio de conflicto. La resolución no significa que el conflicto haya sido solucionado o administrado: sólo significa que de alguna manera terminó el episodio de conflicto. Por lo general, la resolución ocurre cuando una de las partes gana y la otra pierde, cuando hay negociación, cuando hay compromiso o por otros medios.
Dependiendo del comportamiento de las partes en conflicto y del tipo de resolución encontrado, aún quedan percepciones y sentimientos denominados secuelas del conflicto. Las secuelas del conflicto originan percepciones y sentimientos que las partes tendrán cuando se presente el próximo episodio de conflicto. En realidad, el episodio de conflicto es un ciclo repetido de eventos en que la resolución y la secuela de un episodio determinan la naturaleza y las características del próximo.