Carl G. Jung
Uno de los primeros alumnos de Freud, creó un movimiento que designó él mismo como psicología analítica. Como Freud, Jung utilizó el concepto de libido; sin embargo, rechazó el carácter exclusivamente sexual de la libido, y consideró que ésta constituía una energía de carácter universal basada en el conjunto de los instintos y pulsiones creativas que constituyen la fuerza motivadora de la conducta humana.
Según Jung, el inconsciente se compone de dos partes: el inconsciente personal, que contiene el resultado de la experiencia global de un individuo, y el inconsciente colectivo, reserva de la experiencia humana. En el inconsciente colectivo hay una serie de imágenes esenciales, a las que él denomina arquetipos, comunes a todos los individuos de un país o de un momento histórico concreto.
Cuando la mente consciente no contiene imágenes propias, como durante el sueño, o cuando la conciencia es sorprendida (al no estar en guardia), los arquetipos empiezan a funcionar. Cuando la libido y el interés general se vuelven hacia las personas y los objetos del mundo exterior, se dice que la persona en cuestión es extrovertida. Cuando se da la tendencia contraria, y la libido y los intereses se centran en el propio individuo, se habla de personalidad introvertida.
Jung rechazó la distinción freudiana entre el yo y el superyó, pero reconoció una parte diferenciada de la personalidad, con ciertas similitudes con el superyó, a la que denominó persona, que consiste en lo que aparentamos frente a los demás, en oposición a lo que en realidad somos.
Alfred Adler
Desde que aparece el sentimiento de inferioridad, el niño trata de superarlo, debido a lo intolerable que le resulta, ya que puede ocasionar el descontrol de los mecanismos compensatorios organizados por la estructura psíquica, determinando actitudes neuróticas egocéntricas, sobrecompensaciones e, incluso, la huida del mundo real y sus problemas.
Adler hizo hincapié en que los sentimientos de inferioridad nacen de las que él consideraba las tres relaciones más importantes: las que el individuo mantiene con su trabajo, con los amigos y con su objeto amado.
El intento de evitar el sentimiento de inferioridad en estas relaciones conduce al individuo a adoptar objetivos vitales poco realistas, que a menudo se manifiestan como una voluntad poco razonable de poder y dominio que conduce a diversos tipos de comportamiento antisocial, desde la intimidación y la presunción a la tiranía política.
Otto Rank
Otro discípulo de Freud, Otto Rank, introdujo una nueva teoría de la neurosis, atribuyendo todas las perturbaciones neuróticas al trauma inicial del nacimiento.
En sus últimas investigaciones, describe el desarrollo individual como una progresión desde la absoluta dependencia de la madre y de la familia a la independencia física, que va unida a la dependencia intelectual del entorno social, llegando finalmente a completarse la emancipación intelectual y afectiva del individuo.
Rank también daba gran importancia a la voluntad, definida como la organización y la integración positivas de la personalidad que utiliza de forma creativa los impulsos instintivos, al tiempo que los controla e inhibe.
Otras escuelas psicoanalíticas
Como resultado de este punto de vista, Fromm creía que el problema fundamental de la psicología y del psicoanálisis no era resolver los conflictos entre los fijos e inamovibles impulsos instintivos del individuo y las exigentes e inamovibles leyes y normas sociales, sino armonizar y comprender las relaciones entre ambos.
Fromm también hizo hincapié en la importancia que tiene para los individuos desarrollar su capacidad para utilizar plenamente su potencial perceptivo, emocional e intelectual.
Horney trabajó básicamente en el terreno de la psicoterapia (en concreto con las neurosis), estableciendo una distinción básica entre situación neurótica y carácter neurótico. La primera nace de la ansiedad asociada a un conflicto simple, como la necesidad de enfrentarse a una decisión difícil.
Aunque pueda paralizar al individuo temporalmente, haciéndole imposible pensar o actuar de forma eficaz, tales neurosis no están profundamente enraizadas. Por el contrario, la personalidad neurótica posee, debido a su carácter, una ansiedad y una hostilidad básicas, fruto de la carencia afectiva durante la infancia. Los distintos tipos de personalidades, así como los síntomas neuróticos, se explican como resultado del combate contra la ansiedad que nace de las relaciones con los demás, actuando como un sistema de seguridad que se mantiene con el propósito de mitigarla.
Melanie Klein
Klein postuló la existencia de complejas fantasías inconscientes en los niños, incluso de menos de seis meses, cuya principal fuente de ansiedad es la amenaza sobre la propia existencia por el instinto de muerte.
En la paranoide, la defensa del yo se realiza proyectando los objetos internos peligrosos hacia algún elemento exterior que los represente, elemento que pasará a considerarse como una amenaza procedente del mundo exterior.
Aunque hay serias dudas de que tales complejos infantiles actúen realmente en la mente del niño, estas observaciones han tenido bastante importancia en el desarrollo de la psiquiatría y la psicología de las fantasías inconscientes, delirios paranoides y teorías vinculadas en general con las primeras relaciones objetales.