Confucianismo, vida y obra

Introducción

El confucianismo se caracteriza por utilizar la cultura como un medio para promover los sentimientos humanos y mantener la integridad y el bienestar de los individuos.

Confucio, que vivió aproximadamente entre el 550 y el 479 a.C., es una de las grandes figuras de la historia del pensamiento humano, un pionero de la pedagogía, crítico social e investigador de la política.

Se consagró al estudio de las antiguas tradiciones y de los ritos y tratados religiosos contenidos en los Cánones o King, y se propuso recuperar las antiguas normas de buenas costumbres morales, sociales y de convivencia.

Los principios del confucianismo están recogidos en los nueve libros antiguos chinos transmitidos por el maestro y sus seguidores, que vivieron en una época de gran inquietud filosófica. Estos escritos pueden dividirse en dos grupos: los Cinco Clásicos y los Cuatro Libros.

Escuelas confucianas del pensamiento

Después de la muerte de Confucio surgieron dos escuelas importantes de pensamiento: una representada por Mencio, la otra por Xun-zi. Mencio continuó las enseñanzas éticas de Confucio acentuando la bondad innata de la naturaleza humana. Creía, no obstante, que la bondad original del ser humano puede envilecerse por el propio esfuerzo destructivo o inmersa en un ambiente perverso.

El problema de la cultura moral consiste, por esta razón, en preservar o al menos en restaurar la bondad que es un derecho de nacimiento de cada uno. En el orden político, Mencio es considerado a veces como uno de los primeros defensores de la democracia, pues anticipó la idea de la supremacía del pueblo sobre el Estado.

En oposición a Mencio, Xun-zi afirmaba que las personas nacen con una naturaleza perversa pero susceptible de regenerarse gracias a la educación moral. Creía que los deseos han de estar guiados y moderados por las reglas de la corrección y que el carácter debería ser instruido mediante un cumplimiento metódico de los ritos y por la práctica de la música.

Este código ejerce una influencia poderosa sobre el carácter al dirigir de una forma correcta las emociones y proporcionar armonía interna. Xun-zi fue el principal exponente del ritualismo en el confucianismo.

El éxito del confucianismo Han se debe en buena medida a Tung Chung-shu, quien fue el primero en recomendar un sistema de educación construido sobre las enseñanzas de Confucio.

Tung Chung-shu creía en una estrecha correspondencia entre los seres humanos y la naturaleza; así, las acciones de la persona, en especial las del soberano, son a menudo causantes de fenómenos inusuales en la naturaleza. Debido a la autoridad del soberano, recae sobre él la responsabilidad de fenómenos como el fuego, una inundación, un terremoto o un eclipse.

Como estos malos presagios pueden caer sobre la tierra como una advertencia a la humanidad de que no todo se halla en equilibrio en este mundo, el temor al castigo divino resulta útil como freno a los abusos de poder de la monarquía absoluta.

En el caos político que sucedió a la caída de la dinastía Han, el confucianismo fue superado por las filosofías rivales del taoísmo y el budismo, y el pensamiento sufrió un contratiempo. Sin embargo, los clásicos confucianos siguieron siendo la fuente principal de conocimiento para los sabios y con la restauración de la paz y la prosperidad en los tiempos de la dinastía Tang (618-907) se estimuló la difusión del confucianismo.

Principios básicos del confucianismo

Confucio afirmaba que las virtudes fundamentales del noble son tres: la bondad, que produce alegría y paz interior; la ciencia, que disipa todas las dudas; y la valentía, que ahuyenta todo temor. El pecado original es inconcebible para Confucio, para quien el hombre se encuentra inmerso en un orden meramente natural.

La verdad (es decir, el principio verdadero y racional que se halla en el interior de todos los hombres y en todos por igual) es el camino del cielo, y el principal deber del hombre consiste en meditar sobre ella y descubrirla en todo su contenido y significado. Existe un solo medio para ser sinceros y veraces en todo: alcanzar la virtud, porque sin virtud no existe veracidad ni sinceridad verdadera. Es decir, la virtud en el ser humano es natural y fruto de la propia y precisa voluntad de ser virtuoso. Esto puede conseguirse por medio de la corrección en el trato fraterno, entre otras actitudes y cualidades que son connaturales al hombre.

El confucianismo afirma que no basta con cumplir con los deberes personales y familiares, porque cuando alguien puede ser útil en el desempeño de un cargo público, falta a su deber si se aleja de la política.

Respecto a su vertiente religiosa, debe advertirse que el confucianismo sólo se desarrolló y expuso como una doctrina religiosa mucho tiempo después de la muerte de Confucio y, al parecer, por intereses creados y prescindiendo de la auténtica obra del maestro.

Pese a su influencia en muchas actitudes religiosas, el confucianismo debe considerarse más bien una doctrina ética; y pese a que en ella se tenga en cuenta la existencia de un principio regulador del universo y de un ser supremo, los conceptos básicos de la doctrina son esencialmente referentes al ser humano y a cómo debe relacionarse con sus semejantes.