En una interesante serie de artículos y libros de investigación, Bandura (1962, 1965, 1969, 197l, 1971, 1977) ha señalado la ubicuidad y eficiencia de tal aprendizaje por observación en los seres humanos, y ha destacado sus características únicas, que no se encuentran en los paradigmas estándares del moldeándolo y el acondicionamiento instrumental.
Bandura también ha realizado una admirable serie de estudios, en especial con niños pequeños, que arroja luz sobre las variables que influyen en ese aprendizaje por observación.
En el experimento típico, un niño de guardería (el sujeto) se sienta y mira a otra persona (el modelo) que ejecuta una serie conductual particular. Más tarde se somete a prueba al sujeto en condiciones especificadas para determinar hasta qué grado irrita su conducta. Esta se compara con la de sujetos de control, que no han observado el modelo. En esta situación pueden variarse un cierto número de factores, y se ha demostrado que muchos de ellos afectan el alcance de la conducta imitativa que el sujeto ejecuta.
A continuación se enumeran algunos de los factores estudiados por Bandura:
Procesos autorreguladores: Una segunda fuente de motivación cognoscitiva reside en el establecimiento de meta y en el autorreforzamiento. La automotivación es el resultado del establecimiento de metas y definición de estándares mediante los cuales las personas evalúan su conducta.
Las personas se entregarán a la tarea de alcanzar una meta particular y evaluarán su ejecución en relación con ese objetivo.
Los teóricos del aprendizaje social han escrito e investigado acerca de múltiples aspectos de la autorregulación (Bandura, 1977a, 1977b). Una tarea consiste en describir cómo aprenden los mitos los componentes de la autorregulación. Estos componentes incluyen el establecimiento de estándares por lograr, el monitoreo de la propia ejecución, la evaluación de la misma de acuerdo con su aproximación al estándar, y el recompensar la propia ejecución en la consecución del estándar.
Al comprender mejor los componentes del proceso, es posible enseñar habilidades en autorregulación a niños o adultos deficientes en algún aspecto, y que desean controlar mejor su propia conducta.
Los psicólogos han estudiado la forma en que una persona debe establecerse metas a fin de motivar el logro óptimo. Todos concuerdan en que es mejor tener una meta claramente especificada de moderada dificultad. Los objetivos demasiado fáciles o difíciles no son motivadores ni reforzantes en el momento de lograrse. A fin de obtener un objetivo difícil y distante, la persona debería fijarse una serie de submetas pequeñas e inmediatas que conduzcan a la meta distante. Así, una persona que intente bajar de peso tendría que proponerse pequeñas “submetas próximas”.
La autorregulación parece ser el quid de varios fenómenos investigados bajo otros nombres, un niño aprende técnicas de autocontrol y continúa empleándolas a fin de obtener reforzadores de apoyo similares por parte de sus padres o del ambiente social. Después de muchos años, los procesos de autocontrol operan de modo automático, sin reforzadores de apoyo, a excepción del autoelogio y el “respeto a uno mismo”.
En algunos casos, la autoevaluación entra en conflicto con las consecuencias externas, su análisis tiene una especial importancia para tratar con la agresividad y el crimen.