Introducción
La principal característica del Comunismo primitivo es la propiedad colectiva de los medios producción. Este periodo se divide en Salvajismo y Barbarie, los que a su vez se dividen en estadios Inferior, Medio y Superior. Es importante para comprender este modo de producción hay que identificar quiénes son los dueños de los medios de producción.
Además cuáles son las características de los medios de producción en que actividades trabajaban, cómo se repartía la producción y cuál era su ideología. Esto con la finalidad de observar cómo existe una influencia recíproca entre lo que hace el hombre, cómo lo produce y lo que piensa.
Estadio inferior del salvajismo
Así pues, en el estadio Inferior del Salvajismo el hombre se estableció en los bosques tropicales y suponemos que vivía parcialmente en los árboles para defenderse de las fieras salvajes.
Se alimentaba de raíces, frutos y carne cruda, y por tanto, se dedicó a la recolección y a la caza, actividades que le permitieron crear instrumentos y utensilios sencillos para facilitar su trabajo y con ello la satisfacción de sus necesidades.
Estadio medio
Posteriormente, el estadio Medio inicia con un hecho fundamental: el descubrimiento del fuego, lo que permitió al hombre modificar su dieta originando un mayor desarrollo en sus condiciones de salud, al disponer de alimentos de mejor calidad en términos de higiene y haciéndolos más digeribles, lo que redujo las infecciones.
También le permitió consumir pescado y convertirse en sedentario al instalarse en riberas y playas. Sus instrumentos de trabajo eran de piedra sin pulir, e inventó armas como el mazo y la lanza que usó en la cacería. Cabe mencionar que jamás existieron grupos exclusivamente dedicados a la caza.
Estadio superior
Se inicia con el uso del arco y la flecha, por lo que la cacería se convirtió en una de las principales ocupaciones. Más tarde creó otros instrumentos que le permitieron aprovechar en su beneficio con mayor eficiencia la naturaleza, y al mismo tiempo iniciaron la transformación de su entorno. Fabricó vasijas y artefactos de madera, mantas tejidas a mano (sin telar) con fibras de albura (capa blanquecina y blanda que se halla inmediatamente debajo de la corteza de los vegetales gimnospernos y angiospernos dicotiledóneos), así como cestos trenzados con albura o juncos, instrumentos de piedra pulimentada, piraguas (embarcaciones largas y estrechas, mayores que la canoa, generalmente de una pieza y con bordes de tablas o cañas que se utilizaban en la pesca), vigas y tablas para construir sus viviendas.
Características del trabajo
En la comunidad primitiva el trabajo del hombre se centró en la recolección, la caza y la pesca, tomando lo que la naturaleza le ofrecía. La población se encontraba dispersa, presentando densidad sólo en el lugar donde residía la tribu, en cuyos alrededores se practicaba la caza; los bosques servían como límite territorial entre las tribus.
El hombre fue transformando el medio con base en la satisfacción de sus necesidades; asimismo estableció un intercambio entre los miembros de la tribu y otras tribus permitiendo una mayor probabilidad de sobrevivencia al disponer de más productos.
De esta forma, el desarrollo y progreso del hombre ha dependido de la forma en que se ha organizado con otros seres humanos para sobrevivir. Así, vio la necesidad de dividir sus tareas: él se dedicaba a la caza y pesca, mientras la mujer a la recolección, generándose una primera división social del trabajo.
Lo que estos hombres y mujeres producían se destinaba al consumo directo; sus posesiones individuales, vestido y herramientas rudimentarias eran escasas. Lógicamente, su vida dependía de las condiciones naturales como el clima, y cuando los productos naturales se agotaban o escaseaban, emigraban a otra región.
La mayor parte de los medios de producción, especialmente la tierra, eran propiedad común; lo que se hacía y utilizaba en común era de todos. Fue en este modo de producción donde realmente existió la propiedad colectiva, fruto del esfuerzo y trabajo personal colectivizado; por tanto, la estructura social se basaba en el desarrollo y modificación del grupo de parentesco y en su división biológica interna del trabajo, y no en la posesión de bienes.
Conforme la sociedad se desarrolló técnicamente y se hizo más compleja, las actividades del hombre se diversificaron, apareció la religión y se establecieron límites territoriales. Este último factor fue trascendental, ya que al descubrir la agricultura y la ganadería se hicieron sedentarios, y pudieron distinguir entre tierras fértiles e infértiles; de ahí la necesidad de establecer límites territoriales para defender sus bienes de pueblos invasores.
La agricultura y ganadería
Es importante detenernos un poco en lo que significó para el hombre descubrir la agricultura y ganadería pues representaron la primera y segunda división social del trabajo, respectivamente. Estos descubrimientos provocaron que la forma de vida se transformara totalmente, debido a que:
1. No sólo se dedicaron a la recolección, la pesca y la caza, sino que practicaron nuevas actividades, modificándose la división social del trabajo.
2. Esto significó que dejaran de ser nómadas y se volvieron sedentarios.
3. Se conformaron diversos estratos sociales a partir de la actividad productiva que realizaban.
4. La finalidad de estos dos procesos de trabajo (agricultura y ganadería) continuó siendo el consumo comunitario, generando al mismo tiempo la explosión demográfica, al crecer la expectativa de vida de aquellos hombres.
5. La materia para elaborar su vestido, utensilios e instrumentos de trabajo eran obtenidos y transformados por los miembros de la comunidad.
6. Los hombres controlaban el proceso productivo de principio a fin y la división social del trabajo continuó dándose con base en criterios (sexo, edad, etcétera) donde la experiencia se transmitía a las nuevas generaciones. Con el tiempo, estos hombres desarrollaron cierta tecnología que les facilitó su labor y ampliaron su producción, lo cual propició la tercera división social del trabajo: el comercio. Se liberó del trabajo a hombres que conformaron la clase pensante; administradora y dirigente de la comunidad, lo que generó el ocio productivo, es decir, un grupo exento del trabajo que se encargó de analizar diversas situaciones, generando un poderoso impulso en el desarrollo tecnológico y un incipiente crecimiento científico que permitieron diversificar las ocupaciones y especializar su trabajo.
En cuanto a la forma de pensar, ésta se ligaba con la manera de producir, por lo que su cultura y creencias religiosas se relacionaban con la satisfacción de sus necesidades básicas y su sobrevivencia, posterior al pensamiento animista o mágico. Las primeras manifestaciones religiosas propiamente dichas se presentaron cuando se inició la práctica de sepultar a sus muertos en el interior de una caverna, cumpliendo ciertos ritos: el cadáver se depositaba sobre el costado derecho con la cabeza apoyada en una piedra y las piernas recogidas; suponían que la muerte era una especie de sueño que tendría fin, por lo que, junto al difunto, se enterraban armas y alimentos.
Resulta interesante observar cómo la estima social estaba en favor de quienes aportaban beneficios a la comunidad, destacando los ancianos por el cúmulo de experiencias que transmitían, los cazadores más hábiles, los guerreros que defendían la comunidad, etcétera, aunque esto varió de una cultura a otra.