Introducción
La perspectiva se define como el arte de representar los objetos en la forma y la disposición con que se aparecen a la vista. También, como el conjunto de objetos que se visualizan desde el punto de vista del espectador. Mediante esta técnica, los artistas proyectan la ilusión de un mundo tridimensional en una superficie de dos dimensiones. La perspectiva nos ayuda a crear una sensación de profundidad, de espacio que retrocede.
Las técnicas fundamentales utilizadas para obtener perspectivas son: controlar la variación entre los tamaños de los sujetos u objetos representados, superponiendo algunos de ellos, y colocando los que están pintados en el terreno que se representa, más abajo cuando están más cerca y más altos cuando están más lejos.
La perspectiva, entonces, es un sistema que permite representar tres dimensiones sobre una superficie plana de dos dimensiones; por lo tanto, es una simulación de lo visible de la naturaleza que permite figurar el efecto volumétrico de los objetos, colocados éstos, a su vez, en un ambiente de falsa profundidad.
Elementos principales de la perspectiva
Líneas paralelas: van una al lado de la otra y, aunque sigan en un plano, nunca se encontrarán.
Líneas oblicuas: son líneas que parten de puntos distintos una al lado de la otra, pero que en su recorrido se encontrarán en algún punto.
Líneas convergentes: partes de dos partes distintas para luego encontrarse en un punto.
Líneas divergentes: parten de un mismo punto a distintas direcciones.
El punto: es un elemento importante dentro de la perspectiva porque las líneas pueden partir de un punto a otro.
Para lograr la perspectiva se mezclan los diferentes tipos de líneas y el punto, aunado al cambio en el tamaño de los objetos.
Perspectiva lineal
La perspectiva lineal consiste en que las líneas paralelas que van de más cerca a más lejos, convergen en un punto de fuga, lo que crea una ilusión de profundidad.
En rigor, el punto de fuga está situado en profundidad dentro del cuadro.
Utilizando esta perspectiva, entonces, el pintor sitúa las figuras, de más cerca a más lejos, en diferentes planos, que son paralelos al fondo, e interpone el vacío entre unas y otras.
Ejemplo: “La Última Cena” de Leonardo da Vinci
Perspectiva aérea
La perspectiva aérea, perfecciona la perspectiva lineal, representando la atmósfera que envuelve a los objetos, esfumando las líneas convergentes, eliminando los límites de forma y color, lo que da una impresión muy real de la distancia.
Ejemplo: “Las meninas” de Velázquez.
Perspectiva paralela
Se llama perspectiva paralela a la que consta de un solo punto de fuga que además deberá estar justo frente a nosotros o desviado solo ligeramente; lo más simple de representar en perspectiva paralela es, por ejemplo, un cubo.
Perspectiva oblicua
Se llama así a la que dispone de dos “puntos de fuga” de las diagonales del objeto, los cuales se encontrarán como es lógico sobre la Línea del Horizonte (recordad que corresponde a nuestro “punto de vista”).
Perspectiva invertida
En la perspectiva invertida el punto de fuga está situado adelante, al exterior del cuadro.
La utilización frecuente, aunque no en forma exclusiva, de la perspectiva invertida en el arte del ícono desorienta al hombre de cultura europea moderna cuyos ojos están acostumbrados a la perspectiva lineal reintroducida en el arte entre los siglos XIII y XIV.
Perspectiva de importancia
La perspectiva de importancia es un método de representación que permite resaltar a un personaje con relación a otros sobre el mismo icono. Es decir, el tamaño de los personajes determina su importancia jerárquica entre los presentes en un mismo ícono.
Buen ejemplo lo tenemos en el Icono de San Juan Clímaco Rusia, siglo XIII.
Perspectiva en el dibujo
Existen tres tipos de perspectivas importantes que podemos manejar para expresar volumétricamente los espacios:
Perspectiva axonométrica
Perspectiva caballera
Perspectiva cónica