Fonética, definición, historia

Definición

Fonética, rama de la lingüística que estudia los sonidos del lenguaje en su realización concreta, la producción, naturaleza física y percepción de los sonidos en su aspecto material, prescindiendo del significado. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática y fonética acústica.

Historia

Los primeros estudios de fonética se realizaron hace más de 2.000 años y los llevaron a cabo quienes estudiaban el sánscrito, como el gramático Panini, que se ocupó de la articulación fonética para establecer la pronunciación inalterable de los libros sagrados en las ceremonias y los ritos.

El primer fonetista del mundo moderno fue el danés J. Matthias, autor del tratado De Litteris (1586). El matemático inglés John Wallis, que era maestro de personas con sordera, fue quien primero clasificó las vocales según su punto de articulación (1653). El alemán C. F. Hellwag inventó el triángulo vocálico en 1781.

Diez años más tarde el físico austriaco Wolfgang von Kempelen inventó una máquina que producía sonidos. El médico alemán Hermann Helmholtz, que escribió Sensaciones del tono (1863), inauguró el estudio de la fonética acústica; el abad francés Jean Pierre Rousselot fue el primer investigador de la fonética experimental y escribió Principes de phonétique experimentale, que se publicaron entre los años 1897-1908.

También en el siglo XIX se empieza a estudiar la fonética desde otro ángulo y se esboza la teoría del fonema por Jan Baudouin de Courtenay, que luego formula el fundador de la escuela estructuralista el suizo, Ferdinand de Saussure.

En la escuela de la fonética descriptiva y articulatoria trabaja el español Tomás Navarro Tomás, que escribe Manual de pronunciación española; su discípulo Samuel Gili Gaya publica en 1961 Elementos de fonética general.

En Estados Unidos el lingüista Leonard Bloomfield y el antropólogo Edward Sapir contribuyen de forma decisiva a la teoría fonética, mientras el creador del Círculo de Praga, Roman Jakobson, desarrolló la teoría de las características universales de todos los sistemas fonémicos.

La escuela española de Fonética tiene dos líneas de trabajo: la estructuralista, que representa Emilio Alarcos con su obra Fonología española, publicada en 1969, y la acústica, representada por Antonio Quilis, colaborador del fonetista danés Betil Malmberg, que publica Fonética y fonología del español en 1963.

Áreas de la fonética

– La fonética experimental: es la que estudia las propiedades acústicas y físicas de los sonidos del habla, reuniendo los datos y cuantificando los datos sobre la emisión y la producción de las ondas sonoras que configuran el sonido articulado.

Utiliza instrumentos como el espectrógrafo, el nasómetro, el glotógrafo, el palatógrafo etc., que muestran bien sea las ondas sonoras del habla provenientes de la boca o de la nariz o de la laringe, ya descompuestas, o las distintas zonas del paladar donde la lengua ha tocado.
– Fonética acústica: es la que estudia la onda sonora como la salida de un resonador cualquiera; esto es, equipara el sistema de fonación con cualquier otro sistema de emisión y reproducción de sonidos.

– Fonética articulatoria: Es la que estudia los sonidos de una lengua desde el punto de vista fisiológico, es decir, describe qué órganos intervienen en su producción, en qué posición se encuentran y cómo esas posiciones varían los distintos caminos que puede seguir el aire cuando sale por la boca, nariz o garganta, para que se produzcan sonidos diferentes.

No se ocupa de todas las actividades que intervienen en la producción de un sonido, sino que selecciona sólo las que tienen que ver con el lugar y la forma de articulación. Los símbolos fonéticos y sus definiciones articulatorias son las descripciones abreviadas de tales actividades.

Los símbolos fonéticos que se usan más frecuentemente son los adoptados por la Asociación Fonética Internacional en el alfabeto fonético internacional (A.F.I.), y se escriben entre corchetes.

Principios del cambio fonético

El estudio sistemático del cambio fonético alcanzó cotas científicas con la escuela neogramática a mediados del siglo XIX.

Los autores de esta escuela encontraron que el cambio fonético seguía ciertas pautas o regularidades, que en ocasiones incluso se dejaban formular en forma de “leyes fonéticas”. Los neogramáticos establecieron una serie de principios universales en los cambios lingüísticos.

Modernamente se considera que dichos “principios” no constituyen “leyes” inviolables sino más bien hechos o tendencias estadísticas que se cumplen en alto grado, pero podrían admitir excepciones.

Los principios del cambio lingüístico dentro del enfoque de la escuela neogramática son:

El cambio fonético no tiene memoria. Es decir, el proceso de cambio fonético sólo depende del estado o forma actual de una palabra, y no depende del origen o forma anterior de dicha palabra. Más formalmente si en una lengua se da una convergencia de X e Y a Z, es decir, X, Y > Z, entonces ningún cambio sucesivo que afecte a Z puede distinguir si esa Z procedía de X o de Y.

El cambio lingüístico es ciego a la gramática. Es decir, un cambio lingüístico sólo puede depender de rasgos fonético-fonológicos y no del significado o función gramatical de dicha palabra.

Por tanto las únicas condiciones o restricciones que afectan a los cambios son de tipo fonológico y no gramatical o semántico.
Por ejemplo si dentro de un determinado contexto, por ejemplo en sílaba inacentuada, se da el cambio X > Z, ese cambio debe afectar a todas las sílabas inacentuadas, y no podría ser que afectara a adjetivos y no a verbos, por ejemplo; ya que la diferencia entre verbo y adjetivo es de tipo gramatical y no fonológica.

Este principio está limitado por los efectos de la regularización analógica en ciertas inflexiones, pero se puede argumentar que aquí existe una frontera de morfema que sería una restricción de tipo fonológico.