Introducción
Soberanía, poder o autoridad que posee una persona o un grupo de personas con derecho a tomar decisiones y a resolver conflictos en el seno de una jerarquía política. El hecho de poder tomar estas decisiones implica independencia de los poderes externos y autoridad máxima sobre los grupos internos. El concepto de soberanía surgió cuando los europeos de los siglos XVI y XVII.
Empezaron a buscar fundamentos laicos sobre los que basar la autoridad de los incipientes estados nacionales. En el campo de las relaciones internacionales, un Estado soberano es igual a los demás: puede gobernar su propio territorio, declarar la guerra, o regular su estructura política, por ejemplo.
El Derecho internacional contemporáneo y los tratados que vinculan a las naciones han modificado, sin embargo, la libre soberanía absoluta concebida hace cuatro siglos. En la actualidad, la Organización de las Naciones Unidas es el principal organismo legal que ejerce un control sobre la soberanía de forma relativa y de modo consensuado.
En lo relativo a la autoridad que una nación ejerce sobre sus ciudadanos, la soberanía se puede encontrar en oposición directa con la expresión política. Una de las primeras funciones del Estado es la de proveer las condiciones para su supervivencia.
En principio, un modo de mejorar las posibilidades de supervivencia consiste en eliminar la disensión interna, mas esto ocurre en regímenes totalitarios donde la noción de gobierno y Estado se confunden y alienan.
No obstante, este disenso es el resultado lógico de las políticas de los gobiernos que representan a diversos partidos políticos y posturas. En las democracias modernas, por lo tanto, el ejercicio de la soberanía se ve limitado en los momentos en los que la supervivencia está en juego, como por ejemplo, en épocas de guerra.
Soberanía nacional y popular
El término soberanía popular se acuñó frente a la tesis de la soberanía nacional. La Constitución francesa de 1793 fue el segundo texto legal que estableció que «la soberanía reside en el pueblo». Jean Jacques Rousseau, en El contrato social, atribuye a cada miembro del Estado una parte igual de lo que denomina la «autoridad soberana» y propuso una tesis sobre la soberanía basada en la voluntad general.
Para Jean Jacques Rousseau el soberano es el pueblo, que emerge del pacto social, y como cuerpo decreta la voluntad general manifiestada en la ley.
De acuerdo con las diversas tesis mantenidas hasta la fecha, la soberanía popular implica «que la residencia legal y efectiva del poder de mando de un conjunto social se encuentra y se ejerce en y por la universalidad de los ciudadanos», y particularmente en los Estados democráticos.
Así el sufragio universal se convierte en un derecho fundamental y la condición ciudadana es igual para todos con independencia de cualquier otra consideración, salvo las limitaciones de edad o juicio.
De este modo, por ejemplo, la Constitución española de 1978 reconoce que «la soberanía nacional reside en el pueblo, del que emanan todos los poderes del Estado».
Características de la soberanía nacional
una e indivisible: pertenece a la nación y no personalmente a cada uno de sus integrantes, estos forman parte de la nación, podrán llamarse soberanos, sólo si se consideran parte del todo y como un todo serán soberanos.
imprescriptible: no se puede adquirir por posesión continuada.
inalienable: no se puede enajenar, no se puede ceder, ni se puede traspasar a ningún título; aun cuando todo el pueblo consienta en ello, esto porque la soberanía pertenece a la nación y el pueblo es solo una parte de la nación.
limitada: el articulo 2 de la declaración señala “el objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre.
Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la propiedad.” Este limite a la soberanía ha sido puesto en un plano superior, un plano de derecho natural y el poder que los quebrante se transforma en un poder ilegítimo.
Consecuencias de la soberanía nacional
El titular de la soberanía es la nación que es un ente abstracto, colectivo e ideal: no existen soberanías individuales, ningún individuo, sector, ni siquiera todo el pueblo tiene derecho a participar de ella, solo son integrantes.
Regimen representativo: al ser la nación un ente abstracto, carece de voluntad propia y deberá ser expresada por representantes, estos determinados según los procedimientos establecidos en la constitución política.
El sufragio es una función pública que la nación confía a quien considera idóneos.
Los gobernantes solo tienen el ejercicio de la soberanía delegada conforme a la constitución.
Características de la soberanía popular
El soberano es el pueblo, calificado jurídicamente como el conjunto de nacionales de un estado.
Soberanía limitada: por el bien común y por el fin del estado que es el Bien Común.
Bien Común: Conjunto de condiciones sociales establecidas en un orden justo y pacífico, que permitan a todos los integrantes de la sociedad política y a cada uno de ellos, alcanzar su mayor perfección posible.
Fin Personalista del Estado: el estado está al servicio de la persona humana.
La Soberanía popular no ve en la voluntad del pueblo la expresión de la verdad, porque el pueblo resuelve con criterio de conveniencia, por eso se adoptan mecanismos institucionales que informen al pueblo y que garanticen la mayor participación posible de personas, así el pueblo participa de las decisiones y en la elección del gobernante, esto conforme a la decisión popular mayoritaria.