Introducción
Europa, uno de los seis continentes que constituyen la superficie emergida de la Tierra de acuerdo con la costumbre, aunque en realidad sólo es la quinta parte más occidental de la masa continental euroasiática, compuesta en su mayor parte por Asia. En general, para los geógrafos modernos, los montes Urales, el río Ural, una parte del mar Caspio y las montañas del Cáucaso forman la principal frontera entre Europa y Asia.
El término Europa quizás deriva de Europa, el nombre de la hija de Agenor en la mitología griega, o posiblemente de Ereb, palabra fenicia que significa ‘ocaso’.
Geografía
Europa, el segundo continente más pequeño del mundo tras Oceanía, tiene una extensión de 10.530.751 km², representando el 7% de las tierras emergidas. Hablando estrictamente en términos de ciencia geográfica contemporánea, Europa, como Oceanía, dejan de estar categorizadas como continentes y son consideradas macro-unidades geográficas MUG; ya que en efecto, en el caso de Europa esta macrounidad geográfica es una prolongación occidental del continente eurasiático.
Caracteriza a Europa, tanto en lo geográfico (con mucha incidencia en lo climático como en su geografía humana), la elevada cantidad media de costas marítimas y oceánicas debida a la presencia de abundantes penínsulas, golfos, mares interiores e islas.
Esto y el influjo de la Corriente del Golfo y la proximidad de los desiertos cálidos de África y Asia determinan que en Europa prepondere, pese a las latitudes, un clima templado excepcionalmente benigno para la habitabilidad humana. Por otra parte la abundancia de costas e hidrovías ha permitido y permite el tránsito de poblaciones y luego su establecimiento desde fines del pleistoceno (cuando los Homo sapiens substituyeron a los Homo neandertalensis).
También es Europa, si se la considera de modo tradicional como un continente, el continente más llano, con una altura media de 230 metros. La máxima expresión de estas planicies es La gran llanura del Norte, que se extiende 2.000 km desde las costas atlánticas francesas hasta los montes Urales, la frontera física más oriental con Asia.
Los puntos más altos son el monte Elbrus (Rusia) en Europa oriental (5.642 m), el Shkhara (Georgia) (5.204 m) y el Mont Blanc (Italia-Francia) en Europa occidental (4.807 m). Al sur, Europa está separada del continente africano por el mar Mediterráneo, frontera que se reduce a unos pocos kilómetros en el estrecho de Gibraltar, al sureste los límites con Asia también están dados por el Mediterráneo y sus mares subsidiarios, el mar de Mármara y el mar Negro.
Si bien se observa, el mar Mediterráneo y su cuenca más que un límite (según los momentos históricos) es un nexo de unión con los otros “continentes” (las macrounidades geográficas de Asia y África), resultando los verdaderos límites culturales y étnicos las extensas regiones desérticas que se ubican al otro lado del Mediterráneo.
Considerando a Islandia como parte de Europa y a Groenlandia como parte de América, se puede observar que las distancias entre Europa y el continente americano son también bastante exiguas. Entre los golfos de Europa destacan el golfo de Vizcaya (Francia y España), el de Cádiz (España y Portugal), el de Dardanelos y el del Bósforo (Turquía), el de Messina (Italia) y el de Oresund (Dinamarca y Suecia), entre otros.
Sus principales penínsulas son la Escandinava (Suecia, Noruega), Ibérica (España, Portugal, Andorra y Gibraltar), Itálica (Italia, San Marino y Ciudad del Vaticano), Balcánica (Grecia, Albania, Bulgaria, República de Macedonia, Serbia, Croacia, Montenegro, Bosnia Herzegovina, Eslovenia y Rumania); además de las penínsulas de Kola (Rusia), Jutlandia (Dinamarca), Bretaña (Francia) y Crimea (Ucrania). Sus principales islas son Gran Bretaña, Islandia e Irlanda.
Características de la población
Con respecto a la situación demográfica, destaca el hecho de cómo en el continente europeo la mayor parte de sus habitantes corresponde a una población adulta, con un envejecimiento progresivo y un marcado decrecimiento de la población juvenil.
Esta situación ya resulta preocupante en varios países europeos, como Alemania, Austria, Francia, España, Bélgica, Países Bajos, Islandia, los países escandinavos, Dinamarca, Grecia y el Reino Unido, donde se produce una pirámide poblacional invertida con escasa población juvenil y sobre todo infantil.
Este fenómeno también se da en Europa Oriental, donde en la década de los 90 del siglo XX, la caída del comunismo provocó un colapso de la natalidad, ya de por si baja dentro de los países comunistas europeos, junto con un brusco aumento de la mortalidad. En los últimos años, la caída de la natalidad en el antiguo bloque comunista se ha amortiguado, permitiendo una recuperación de unos índices de natalidad, más próximos a la estabilización de la población en la actualidad (1,5 hijos por mujer).
En países como Irlanda, Italia, Portugal y Suiza, la situación con respecto a la natalidad está más equilibrada, sin el sesgo de la pirámide invertida en su demografía.
Otro rasgo característico de la demografía europea, es la elevada tasa de inmigración, destacando España en los últimos años, donde de tener una población extranjera inferior a los 100.000 habitantes en 1999, se ha pasado a varios millones, ya por encima del 10% de la población y convirtiéndose en el primer receptor europeo de inmigración, superando a los países que tradicionalmente fueron los receptores de la inmigración, como Alemania, Francia o el Reino Unido.
En el caso de España, se pasó de 39 millones de habitantes en 1999, y con una pronunciada caída de la población desde los 42 millones que se había dado en los años previos a 1999, a 45 millones en 2006, sin incluir la inmigración ilegal; este hecho sirvió al gobierno español para aumentar el peso dentro del parlamento europeo, al recibir más escaños por su población.
Los problemas asociados al envejecimiento de la población pueden ser resumidos en dos partes, un menor crecimiento económico por los desequilibrios del sistema social y por un rasgo de menor innovación dentro de las sociedades envejecidas, y el mantenimiento del sistema de pensiones, cuya balanza de pagos queda seriamente dañado cuando el número de pensionistas supera al de trabajadores.
Etnología
En Europa existe una gran variedad de grupos étnicos (personas unidas por una cultura común, fundamentada principalmente en la lengua). La mayor parte de las naciones europeas se componen de un grupo dominante, como los alemanes en Alemania y los franceses en Francia.
En varios países, sobre todo en el sur y el centro de Europa, hay minorías étnicas; además, la mayoría de los países contienen grupos más pequeños, como los saamis (lapones) de Noruega. Además, un número considerable de turcos, negros africanos y árabes viven en Europa occidental, la mayor parte de ellos como trabajadores temporales.
A partir de 1989 y hasta 1991 se produjo la desmembración de la URSS en 15 repúblicas distintas, cada una con su grupo étnico dominante. Los croatas, eslovenos y macedonios, que constituían la mayoría de la población de sus respectivas repúblicas en Yugoslavia, votaron a favor de la separación de Yugoslavia en 1991 para convertirse en Estados independientes.
Bosnia-Herzegovina, con una variedad de grupos étnicos mucho más diversa, se convirtió en el escenario de un dramático conflicto étnico que tuvo lugar tras la declaración de independencia de dichas repúblicas en 1992.
Economía
Durante mucho tiempo, Europa ha dirigido las actividades económicas mundiales. Como lugar de nacimiento de la ciencia moderna y la Revolución Industrial, adquirió una superioridad tecnológica sobre el resto del mundo, lo cual le proporcionó un dominio incuestionable durante el siglo XIX.
La Revolución Industrial, que comenzó en Gran Bretaña en el siglo XVIII y desde allí se difundió a todo el mundo, implicaba el uso de maquinaria compleja y dio lugar a un gran incremento en la producción agrícola y a nuevas formas de organización económica.
A partir de mediados del siglo XX, la creación de importantes organizaciones supranacionales como la Unión Europea, la Asociación Europea de Libre Comercio y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico ha estimulado el crecimiento económico.