Narración, características y tipos

Introducción

Narrativa, tipo de enunciado y conjunto de procedimientos cuyo propósito es referir o relatar una sucesión de hechos, cumplidos por un número variable de personajes, en un tiempo y un espacio determinados. Sean verdaderos o falsos, los hechos deben organizarse en función del principio de la verosimilitud. Importante, en tal sentido, es la perspectiva que adopte el narrador: la omnisciente, la de observador o testigo, la de un personaje.

En todos los casos, se adopte la primera o la tercera persona como foco narrativo, siempre existe una primera persona implícita: (Yo digo que:) “Nadie llegó a sospechar que esa noche se irían juntos de casa”. Una experiencia interesante, sobre todo a partir de La modificación (1957), de Michel Butor, es el uso de la segunda persona que, sin duda, también exige un yo omnisciente u observador que narre las acciones del personaje.

En la novela citada, uno de los temas de discusión ha sido si el vous utilizado equivale a “tú” o a “usted”. De todos modos, aunque se eligiese la fórmula del tú, que transmite aparentemente una mayor familiaridad, el efecto que la obra produce en el lector es la de un personaje a merced de una mirada implacable y distante.

En la retórica clásica, la narratio constituía la exposición detallada de lo que se manifestaba de manera sucinta en el exordio y, sin duda, representaba el eje de la argumentación destinada a persuadir a los oyentes.

El discurso narrativo suele relacionarse en principio con la novela y el cuento, pero guarda también una estrecha relación con la biografía, la crónica (estrictamente literaria o periodística), o los libros de memorias y ensayos.

También se considera que lo narrativo explica la estructura del texto dramático, entendido como un relato en el que sólo se conservan las acotaciones como restos de la narración implícita.

Si la crítica literaria coincide en que los diálogos intercalados en una novela, sin pausas ni aclaraciones narrativas, representan la escena en directo, ésta sería predominante en el texto dramático. Los elementos esenciales en una obra narrativa también se encuentran en el cómic y en el llamado relato fílmico.

Finalmente, la narrativa tiene que ver con la comunicación en general; de hecho no todo el mundo cuenta igual las cosas, es decir, cada individuo elige su propia perspectiva como narrador y en la mayoría de los casos, aun sin conocer las reglas del buen orador, elige aquellos gestos o entonaciones destinados a atraer la atención de quien lo escucha: otro modo de construir un discurso narrativo.

Características de la narración literaria

Dado que una narración es un encadenamiento de sucesos, las relaciones sintácticas fundamentales que se dan son de naturaleza causal y temporal: un hecho lleva a otro y, por lo tanto, existe fluir temporal.

En este sentido, es frecuente en un relato el uso de conjunciones o locuciones conjuntivas que indiquen ‘causa’ y ‘consecuencia’, y adverbios y locuciones adverbiales de ‘tiempo’.

También, por su utilidad para señalar ‘hechos que se van sumando unos a los otros’, es frecuente el uso de la coordinación copulativa.

En cuanto a la modalidad clausal, es lógico el predominio de cláusulas aseverativas.
Dado que el fluir temporal es un aspecto básico y caracterizador de una narración, las formas verbales desempeñan un papel fundamental.

Los tiempos verbales más usados para narrar son los de aspecto perfectivo, esto es, aquellos que presentan la acción como acabada. Esto es así porque son los que permiten ir encadenando las distintas acciones una después de las otras a medida que van concluyendo.

El tiempo verbal más habitual es el ‘pretérito perfecto simple o indefinido’, además de los distintos tiempos compuestos que también son perfectivos.

También narra sucesos extraordinarios o reales, según el autor decida. Por su significado, abundan necesariamente los verbos de movimiento, de acción y de lengua.

Argumentación

La argumentación y/o el Argumento, razonamiento que pretende probar una determinada proposición o tesis. Puede estar fundamentado de varias maneras, y para que sea un argumento correcto, esta fundamentación debe ser adecuada y suficiente.

En lógica se habla con mayor precisión de “argumento formal” cuando se considera la estructura formal del argumento, independientemente de su contenido, y esta estructura sigue de un modo preciso las leyes de la lógica formal. Desde Aristóteles es posible distinguir entre argumentos de tipo lógico (donde se tiene en cuenta, fundamentalmente, la estructura formal del argumento) y argumentos probables (que se basan en razones u opiniones generalmente aceptadas).

En ocasiones se identifica argumento con prueba, aunque esta identificación no es correcta. El estudio de la argumentación cobró un importante impulso tras la publicación de Tratado de la argumentación.

La nueva retórica (1958), obra de Chaim Perelmann, así como por las aportaciones de la filosofía analítica, que han diseñado una teoría de la argumentación de elevado interés conceptual y que incorpora algunos elementos de la lógica formal en el diseño de argumentos válidos.

Diálogo

Diálogo (del latín, dialogus), capacidad de hablar con otro. Elemento esencial para los grupos sociales, pues les permite darse a conocer y enriquecerse con ideas y posturas nuevas.

Pasar de la imposición y el enfrentamiento al diálogo y la mutua comprensión, ha sido y es aún, un largo y difícil proceso.

Desde el punto de vista religioso también se ha producido un avance importante. La Iglesia católica apostólica romana en la 92 constitución de Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II señala tres diálogos que ella misma debe fomentar: el diálogo con el mundo, siendo conciencia crítica, pero también impulsora de todo lo humano y positivo; el diálogo con otras religiones, y el diálogo entre las diversas confesiones cristianas o movimiento ecuménico.

Dialogar no debe entenderse como una renuncia a las propias creencias, sino como un factor que contribuya al mejor entendimiento mutuo en un orden universal.

Monólogo

Un monólogo es etimológicamente proveniente de mono=uno y logo=palabra. Hablamos de un monólogo cuando nos referimos a un discurso corto e ininterrumpido dicho por una sola persona, que puede estar expresando en voz alta sus sentimientos o dirigiéndose hacia otras personas, como por ejemplo, a una cosa, a un personaje o a un lector.

El monólogo es un recurso utilizado en todos los géneros literarios: pueden encontrarse monólogos tanto en el cuento como en el periódico o en la discusión.

Tipos de monólogos

– Monólogo dramático: En dramaturgia, el monólogo, o escena unipersonal es una forma de diálogo en el género dramático en el cual una persona reflexiona en voz alta haciendo ver sus pensamientos, ideas y emociones al público. Constituye la parte de una pieza dramática que sirve para caracterizar a los personajes y por tanto posee un gran valor psicológico en tanto que es una herramienta o forma de introspección. En ese sentido, son famosos los monólogos de las obras de Shakespeare, por ejemplo el que encontramos en Hamlet que empieza con la famosa frase de «Ser o no ser».

– Monólogo cómico: El monólogo cómico es una técnica teatral interpretada siempre por una sola persona normalmente de pie y sin ningún tipo de decoración o vestuario especial.

– Monólogo interior: El monólogo interior es una técnica literaria que intenta plasmar en el papel el flujo de presión del mundo real y el mundo interior, imaginado por alguno de los protagonistas. Con frecuencia, en este tipo de literatura, resulta complicado descifrar lo que ocurre. Normalmente, los escritores utilizan largas oraciones que se mueven de un pensamiento hacia otro. En algunas ocasiones, evitan utilizar signos de puntuación para no romper el flujo de ideas.