Las adaptaciones curriculares son la mejor estrategia de intervención educativa para dar respuesta a niños con necesidades educativas diferentes; entre ellos se encuentran los deficientes visuales.
Los discapacitados visuales pueden alcanzar un desarrollo cognitivo semejante al de los videntes; sin embargo, el camino para lograrlo y los métodos y recursos empleados en su educación han de ser, en parte, diferentes. Sea como fuere, los objetivos y contenidos, si no existen trastornos asociados, no requieren ajustes.
Lo primero que se debe conocer es el tipo de deficiencia visual del niño, y si la pérdida visual viene o no desde el nacimiento. Los casos de ceguera total son poco frecuentes; casi siempre existen restos visuales que son los que conviene aprovechar y estimular al máximo desde los primeros años.
Para poder ayudar en su proceso educativo se debe conocer lo más significativo y característico de estos niños:
- El lenguaje desempeña un papel básico en el desarrollo y maduración de su mundo cognitivo. Con él van descubriendo lo que les rodea, pudiendo, así, compensar su deficiencia visual.
- Perciben la realidad de forma diferente a la de los vi-dentes porque carecen o tienen muy disminuida la información que proporciona el sentido de la vista. Mucha información la recogen a través del tacto, aunque de una forma más lenta que la que proporciona el sistema visual, ya que tienen que integrar más datos para formar los conceptos.
- Adquieren la simbolización a través de experiencias táctiles, auditivas, gustativas y olfativas, por ello se requiere una estimulación temprana.
- Muestran retraso en las tareas para las que se precisa dominio espacial, dificultades en la estructuración del esquema corporal y en el conocimiento del entorno, problemas de movilidad, posturales y en la marcha.
- A algunos les resulta difícil construir una imagen positiva de sí mismos, debido a su baja autoestima.
Necesidades educativas específicas presentan los niños con deficiencia visual
- Necesitan utilizar los demás sentidos.
- Tienen que aprovechar al máximo los restos visuales a través de ayudas ópticas. Se les ayudará a sentirlas como algo positivo para que no las rechacen. Los especialistas darán las pautas sobre el tipo de iluminación en el aula, materiales que pueden ayudar, clases de papel, rotuladores, etcétera.
- Precisan ayuda para moverse, hasta que se familiaricen con el centro escolar. Los desplazamientos por el entorno escolar están muy condicionados por sus carencias visuales, por ello, hay que explicarles cómo están distribuidos los muebles y demás materiales en el aula.
- Tienen que experimentar y deambular por el espacio a fin de orientarse a través del tacto. Otros niños les pueden ayudar hasta que adquieran soltura y se sientan seguros. Debemos cuidar la estabilidad y el orden, y avisar cuando se realicen cambios en el mobiliario.
- Requieren tiempo para representarse su esquema corporal y para adquirir nociones espacio-temporales. No les resulta fácil construir su imagen corporal, por eso, desde la escuela, hay que ayudarles mediante juegos de exploración corporal. Algunos niños tardan en diferenciar los pronombres yo y tú, lo que indica lo difícil que es, para ellos, construir la propia identidad.
- Precisan desarrollar su sistema háptico mediante experiencias táctiles. Las conductas manipulativas tardan más en aparecer que en otros niños, lo que es lógico, pues se tiende a coger lo que se ve y resulta interesante. Hay que motivarles a que busquen y exploren objetos y juguetes que oyen. Las aulas en las que hay un niño ciego deben disponer de materiales y de juguetes sonoros, con distintas texturas y que sean agradables al tacto.
- Necesitan que el adulto les ayude a comprender el juego simbólico, pues en ellos se retrasan.
- Tienen que desarrollar técnicas específicas de orientación, movilidad y hábitos de la vida diaria.
- Necesitan mucha precisión con el uso del lenguaje; no se le puede decir «dame eso», sino «dame lo que tienes delante de ti». Las instrucciones verbales han de ser muy precisas y concretas.
- Se les tiene que motivar y ayudar a adquirir relaciones con otros niños.
- Necesitan que se respete su ritmo de aprendizaje.
En el momento de realizar adaptaciones curriculares para deficientes visuales, se tiene que pedir asesoramiento a equipos de la ONCE, departamento de orientación y equipos interdisciplinares, ya que la adaptación curricular dependerá del informe de estos profesionales. Tampoco se debe olvidar que el profesor de apoyo, el tutor y los demás miembros de la comunidad escolar tienen que trabajar de forma coordinada para conseguir los objetivos que se han propuesto con el niño.
Adaptaciones curriculares en elementos de acceso al currículo
- Espacio: se les facilitará el acceso al aula y a otras dependencias del centro escolar. Se procurará que las distancias no sean excesivas, que las posturas sean correctas y que no haya deslumbramientos. Se intentará que las aulas sean silenciosas, ya que estos alumnos necesitan, más que otros, prestar atención a los mensajes orales.
- Materiales: Instrumentos ópticos, por ejemplo, lupas para realizar lecturas rápidas. Instrumentos no ópticos (iluminación adecuada, pizarras sin brillo, mesas abatibles, etc.).
Adaptaciones en los elementos curriculares
Utilizar métodos y técnicas de enseñanza-aprendizaje específicas para el alumno deficiente visual: sistema Braille, letra ampliada, verbalización de todas las experiencias que se realicen en clase, etcétera.