Administración del conflicto

La manera mediante la cual un conflicto se resuelve tendrá influencia sobre los resultados – constructivos o destructivos– que éste produzca y, por tanto, sobre los futuros episodios de conflicto.

Básicamente, un conflicto puede resolverse de tres maneras:

La resolución ganar/perder: utilizando varios métodos, una de las partes consigue vencer en el conflicto, alcanzando sus objetivos y frustrando a la otra parte en su tentativa de alcanzar los suyos. De este modo, una parte gana en tanto la otra pierde.
La resolución perder/perder: cada una de las partes desiste de algunos objetivos por medio de alguna forma de compromiso. Ninguna de las partes alcanza todo lo que deseaba. Las dos desisten de alguna cosa, es decir, las dos pierden.
La resolución ganar/ganar: las partes consiguen identificar soluciones satisfactorias para sus problemas, permitiendo que las dos alcancen sus objetivos deseados. El éxito, tanto en el diagnóstico como en la solución, hace que las dos partes ganen o las dos venzan.
Los dos primeros patrones de resolución -ganar/perder y perder/perder tienden a dar continuidad al conflicto. Desde que una parte o las dos no alcancen sus objetivos, perciben el conflicto como no terminado y permanecen motivadas a iniciar otro episodio de conflicto en que quizá pudieran ganar. En el tercer patrón de resolución -ganar/ganar- el ciclo de continuidad del conflicto es interrumpido y la probabilidad de conflictos futuros disminuye.

De ahí la enorme importancia que hoy en día asume el entrenamiento de gerentes y supervisores en administrar conflictos y, sobre todo, en la adquisición de habilidades de negociación.

Resultantes-del-Conflicto