Alternativas cuando se deniega un crédito

El acceso a un crédito sigue siendo restringido y cada vez para más usuarios. Las razones son varias: bien los solicitantes no cumplen los requisitos, su demanda no está respaldada por patrimonio suficiente o las condiciones que imponen los bancos y cajas son inflexibles. Lo cierto es que, con frecuencia, las solicitudes se rechazan y los particulares deben recurrir a otras fórmulas de financiación para dotarse de liquidez.

A la hora de buscar quién puede prestar dinero, hay que detectar las posibilidades, desde las más tradicionales a las que tienen un fuerte componente innovador. Cualquier opción puede ser válida para salir de un apuro en un momento dado:

  • Solicitar a la empresa en donde se trabaja el adelanto de una o varias nóminas. Esta opción puede darse con cierta frecuencia en las pequeñas y medianas empresas.
  • Las tarjetas de crédito pueden solucionar más de un problema, aunque incurre en dos inconvenientes que pueden lastrar más que sanear las cuentas de su titular.
  • Contratar una cuenta nómina por la que se pueda acceder a una o varias nóminas de una sola vez. Tienen la ventaja de que no hay intereses ni comisiones, pero es raro que el valor total de estos anticipos sobrepase los 8.000 euros.
  • Suscribir algunos productos financieros (cuentas, planes de ahorro…) que permiten acceder a un adelanto de la nómina o pensión. Esta opción es solo válida para cantidades no muy elevadas que, por otra parte, hay que reponer con rapidez, en el plazo de unos 30 días como máximo. Sirve para las necesidades más urgentes.
  • Pedir microcréditos sociales. Si bien se conceden con unas condiciones muy favorables para sus demandantes, tampoco en este caso se pueden alcanzar importes muy elevados, que casi nunca rebasan los 10.000 euros, a no ser que se destinen para la creación de una empresa propia.
  • Acudir a los familiares o amigos. Tiene la ventaja de que no se pagan intereses ni comisiones. Conviene que todo quede reflejado con claridad en un contrato entre particulares.
  • Vender acciones, en el caso de tener algo de dinero invertido. Así se puede disponer de la liquidez necesaria en un momento dado sin endeudarse.
  • Rescatar parte de las inversiones (fondos de inversión, depósitos, etc.), para no tener que afrontar otros gastos que generan un adelanto del importe (comisiones, penalizaciones, tipos de interés, etc.). En este modelo habrá que tener mucho cuidado, pues en algunos casos se cobran comisiones (entre el 0,50% y 1,50%) por una cancelación anticipada.
  • Seleccionar a algún avalista (entre familiares y amigos) a quien el banco dé el visto bueno y así poder solicitar un crédito.

Fuente: Consumer.es