Evaluación del currículo

Introducción

La evaluación del currículo es una herramienta que puede mejorar la enseñanza al facilitar el aprendizaje y adaptar las necesidades, habilidades e intereses del estudiantado a través de reorientaciones que permiten establecer principios aplicables a futuras evaluaciones contextualizadas y enriquecedoras.

En las últimas décadas se han propuesto distintos enfoques de evaluación basados en lo que se considera adecuado en cada momento o época en particular, y se han desarrollado nuevas formas de evaluar con el objetivo de superar la idea de que la evaluación es un proceso puntual y administrativo para certificar y promover.

En la literatura especializada hay muchas obras sobre conceptos y modelos de evaluación que buscan superar formas tradicionales de evaluación. En los siguientes apartados se presentan varios enfoques de evaluación resumidos en modelos y se relacionan con las épocas y generaciones de la evaluación educativa.

Desarrollo del tema

Métodos y modelos de evaluación

Un modelo de evaluación es un conjunto de ideas y teorías que intentan comprender y explicar cómo se lleva a cabo el proceso de evaluación desde una perspectiva epistemológica, ontológica, axiológica y metodológica. Varios autores han contribuido al conocimiento sobre el surgimiento y desarrollo de distintos enfoques y modelos de evaluación, entre los que se pueden mencionar a Torres (2004), Pérez (1993), Lukas y Santiago (2004) y Fuguet (1995). A continuación se presenta una figura que muestra los principales modelos de evaluación y se describe brevemente lo que proponen.

Figura 1.
Clasificación de los modelos de evaluación

Fuente. Arias, S., Labrador, N., & Valero, B. (2019). Modelos y épocas de la evaluación educativa. Educere, 23(75), 307–322. https://www.redalyc.org/journal/356/35660262007/html/

Enfoque cuantitativo

Modelo de medición

Este modelo de evaluación está basado en la corriente conductista, que sostiene que los procesos de enseñanza se basan en el entrenamiento y condicionamiento del individuo para que responda a estímulos externos a través de comportamientos observables. Por lo tanto, el recurso educativo principal es la instrucción programada, diseñada para establecer comportamientos motivados por factores ambientales externos y medidos en función de dichos comportamientos.

Desde esta perspectiva, el aprendizaje se mide y, por tanto, también la evaluación, y el estudiante es visto como un sujeto pasivo que asimila y recibe influencias externas para reproducirlas a través de respuestas o comportamientos observables, sin tener en cuenta otros aspectos importantes en el aprendizaje.

La evaluación desde esta postura se concibe como un proceso sumativo centrado en resultados finales medibles y cuantificables, y los criterios de evaluación son objetivos establecidos previamente, como los objetivos instruccionales específicos, formulados en términos de comportamiento observable, medible y cuantificable. Sin embargo, medir no es lo mismo que evaluar, ya que evaluar implica asignar un valor numérico a un individuo para interpretarlo como el grado de conocimiento que tiene sobre un contenido. Esta forma de evaluación tiene como consecuencia no tener en cuenta las diferencias individuales y valorar a todos con un único patrón, lo que da lugar a una evaluación isomorfa.

Modelo de logro de objetivos

El modelo de evaluación basado en el logro de objetivos fue desarrollado por Tyler y se centra en la verificación de si los evaluados han alcanzado los objetivos previamente establecidos. Este enfoque hace énfasis en los resultados finales y no considera los procesos o factores externos que puedan influir en ellos. Mager sugirió que además de establecer si se han alcanzado los objetivos, también es importante establecer los criterios y niveles de logro. Este modelo se basa en técnicas de encuesta como cuestionarios y entrevistas y se ubica en la segunda generación de evaluación, conocida como la generación de la descripción.

Modelo de análisis de sistemas

Este modelo de evaluación se centra en los resultados obtenidos después de que ciertos insumos pasan por una serie de procesos interrelacionados. Por lo tanto, la evaluación se enfoca en datos cuantitativos obtenidos al final de una serie de etapas o fases, y trata de investigar relaciones de causa y efecto a través de variables cuantificables. En este enfoque, lo más importante es el resultado final o producto obtenido a partir del desarrollo de ciertos procesos a los que se someten ciertos insumos, con el objetivo de obtener resultados eficientes y efectivos que puedan ser utilizados como elementos de entrada en el futuro.

En el ámbito educativo, esta visión busca relacionar estándares o normas con diferencias encontradas a través de las variaciones establecidas por los indicadores y puntuaciones de los test, utilizando la técnica estadística de correlación. Los resultados se presentan en forma de equivalentes en la curva normal, lo que implica que el resultado de la evaluación de cualquier estudiante está asociado al rendimiento del grupo al que pertenece.

La metodología utilizada es positivista y busca ser lo más objetiva posible, presentando invariabilidad al aplicarse a grupos similares y cumpliendo con principios técnicos estadísticos de confiabilidad y validez. Este modelo se utiliza para formular preguntas como: ¿se logran los efectos previstos?, ¿se pueden lograr de manera más económica?, ¿cuáles son los elementos más eficientes?.

Modelo de toma de decisiones

El modelo propuesto por Stufflebeam considera la evaluación como un proceso sistemático para obtener información útil para la toma de decisiones. Está estructurado en cuatro fases: la evaluación del contexto para obtener información relevante que facilite decidir sobre el establecimiento de metas, la evaluación de entrada (input) para obtener datos importantes para dar forma a lo que se propone, la evaluación del proceso para orientar su realización y la evaluación del producto para obtener información acreditada para tomar decisiones sobre el posible reciclaje.

El objetivo de este modelo es evaluar el contexto, los insumos, los procesos y los productos para obtener información relevante en cada fase y tomar decisiones en cada uno de estos aspectos. La evaluación se realiza en tres fases: la delimitación para identificar la información necesaria, la obtención de la información previamente seleccionada y la devolución de la información a los responsables de las decisiones a tomar. Desde esta perspectiva, la evaluación es una investigación metódica para determinar el valor o mérito del objeto evaluado, donde el mérito se refiere a la calidad intrínseca y el valor a lo extrínseco.

Enfoque de transición

Modelo sin referencia a objetivos

Es un enfoque que se presenta como una respuesta a la evaluación centrada en el logro de objetivos previamente establecidos, al tratar de ser imparcial ante los eventos que surgen. Surge en las décadas de los sesenta y setenta como uno de los llamados modelos emergentes de investigación y evaluación en oposición a los modelos cuantitativos, debido a las limitaciones del método científico clásico.

Este modelo tiene como propósito minimizar la alteración de la investigación al desconocer intencionalmente los objetivos perseguidos y centrarse en indagar sobre los productos esperados y no esperados, dado que las consecuencias tienen prioridad sobre las intenciones. Se considera un modelo de transición entre los cuantitativos y los cualitativos.

Enfoque cualitativo

Modelo basado en la crítica artística

Es un modelo de evaluación cualitativo se enfoca en la descripción de la adquisición de aprendizajes por parte de los estudiantes a través de observaciones y juicios críticos realizados por evaluadores expertos. Estos evaluadores actúan como críticos de arte, resaltando las cualidades y posibles mejoras de la adquisición de conocimientos de los estudiantes. Este modelo considera a la educación como un arte y a los participantes como artistas, y utiliza normas y estándares para promover la mejora y la conciencia en el campo educativo.

Modelo iluminativo

Este modelo de evaluación sostiene que es necesario considerar todos los aspectos que afectan el objeto de evaluación, tanto los relacionados con el proceso de enseñanza como los ambientales, y que la evaluación debe llevarse a cabo en un entorno natural en lugar de en condiciones experimentales.

El evaluador debe ser un observador imparcial que recopila información a través de entrevistas y observaciones para organizarla y compartirla con los estudiantes, lo que permite establecer un clima de confianza y recoger información relevante para el proceso de enseñanza. Además, este enfoque puede motivar al docente a investigar y mejorar su propia práctica educativa.

Modelo respondiente

El propósito de esta visión evaluativa es describir y juzgar un programa educacional a través de procesos formales de razonamiento, se apoya de dos matrices, la matriz de la descripción se centra en recopilar información detallada sobre el programa educativo, incluyendo sus objetivos y metas, sus actividades y estrategias, y cómo se está implementando en la práctica. La matriz de juicios, por otro lado, se enfoca en evaluar el rendimiento y el impacto del programa educativo, recopilando opiniones y juicios de distintos usuarios y evaluando el programa en relación con estándares establecidos. Esta visión evaluativa busca proporcionar una descripción detallada y juicios objetivos sobre el programa educativo para facilitar la toma de decisiones y mejorar su efectividad.

Modelo democrático

Este modelo tiene como objetivo principal promover y facilitar cambios significativos en los programas educativos. Se centra en el uso de metodologías naturalistas y en involucrar a los sujetos evaluados en el proceso de evaluación a través de la negociación y el diálogo. El evaluador en este caso actúa como guía y promueve la discusión y el debate para promover la reflexión y el cambio en las creencias, modos y actuaciones de los participantes.

Modelo centrado en procesos

Los métodos cualitativos de evaluación son una forma de evaluar enfocada en la formulación racional de la acción didáctica y promoviendo la participación de docentes y estudiantes en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Estos métodos no se basan en pruebas objetivas o estandarizadas, sino en la participación y el desempeño experiencial de los estudiantes. Esta forma de evaluación se apoya en las teorías cognitivas y construccionistas del aprendizaje y se centra en el aprendizaje significativo y en la capacidad de pensar más que en el dominio de los datos básicos.

La evaluación centrada en procesos busca obtener una visión más clara de las verdaderas aptitudes y capacidades de los estudiantes y se orienta hacia la reflexión y el replanteamiento de las actividades de enseñanza y aprendizaje.

Modelo para la calidad

La propuesta de evaluación para la calidad se basa en los principios de la Quinta Disciplina de Peter Senge, que plantea que la evaluación es una investigación continua y personal que se lleva a cabo de manera libre. En ese modelo, la evaluación debe ser un proceso constante y no una decisión única. El proceso de evaluación se presenta como subjetivo y se basa en la honestidad en lugar de la objetividad. La diferencia entre evaluar y medir es cuestión de actitud.

La evaluación para la calidad se produce cuando evaluadores y evaluados participan en la medición, ponderación, acreditación, valoración y mejora del proceso. La autoevaluación se considera una decisión personal y se distribuye el poder de evaluar entre evaluadores y evaluados.

Modelo evaluación-acción

Esta visión de la evaluación se enfoca en examinar aspectos específicos del objeto o fenómeno a evaluar para permitir la reflexión y la toma de decisiones. Se espera que quienes participen en la evaluación se involucren para mejorar los resultados. La metodología utilizada para la evaluación-acción no importa si es cuantitativa o cualitativa, incluso se prefiere una combinación de ambas para mejorar la calidad de la acción.

Lectura complementaria