Ópera italiana

Introducción

La ópera italiana también era muy popular en Inglaterra. A pesar de ello, se solían interpretar con frecuencia dos óperas escritas por compositores ingleses, Venus y Adonis (c. 1684), de John Blow, y Dido y Eneas (1689) de Henry Purcell. Estas obras mostraban una estrecha relación con el espectáculo galante inglés para la escena, la mascarada, e incorporaban elementos franceses e italianos.

Como las partes instrumentales de Lully y los recitativos y arias de los italianos. El compositor alemán Georg Friedrich Händel obtuvo sus mayores éxitos en Inglaterra.

Allí escribió 41 óperas en el estilo italiano entre 1711 y 1741, después de lo cual abandonó este género y se dedicó a la composición de oratorios.

Orígenes de la ópera

Durante el Renacimiento algunos compositores italianos, poetas e intelectuales trataron de crear drama musical. Fueron inspirados por el ejemplo del mundo antiguo, porque sabían que las tragedias griegas que habían llegado hasta ellos había tenido originalmente acompañamiento musical.

Sin embargo, poca música griega había sobrevivido para servirles de guía. Emergió entonces en el Renacimiento Italiano el intermedio, un suntuoso entretenimiento musical consistente en canto, danza y efectos en escena que se insertaban entre los actos de una obra.

Otro experimento fue la comedia madrigal, en la cual una serie de madrigales se hallaban encadenados generando una narrativa, el ejemplo más famoso de este género se encuentra en L’Amfiparnaso de Orazio Vecchi (1594). Las desventajas de utilizar madrigales para el drama, con varias voces cantando a la vez, pronto resultaron obvias.

Una dirección más fructuosa fue tomada cuando los músicos comenzaron a experimentar con la monodia, en la cual una voz solista declamaba los versos sobre una línea instrumental.

Esta línea de experimentación fue liderada por un grupo de músicos y teóricos conocidos en Florencia con el nombre de “La Camerata”.

Entre ellos se contaban a Giovanni de Bardi, Vincenzo Galilei, el poeta Ottavio Rinuccini y el compositor Jacopo Peri. Peri, Mancilla y Rinuccini en conjunto fueron autores de lo que se considera la primera ópera, Dafne. Fue estrenada en una presentación semi-privada en 1598.

Periodo preclásico y clásico

Varios compositores intentaron, a mediados del siglo XVIII, cambiar las prácticas operísticas. Introdujeron formas distintas del da capo en las arias y fomentaron la música coral e instrumental.

El compositor más importante de esta época fue el alemán Christoph Willibald Gluck. Uno de los factores que contribuyeron a la reforma de las prácticas operísticas durante el siglo XVIII fue el crecimiento de la ópera cómica, que recibía varios nombres. En Inglaterra se llamaba ballad opera, en Francia opéra comique, en Alemania Singspiel y en Italia opera buffa. Todas estas variaciones tenían un estilo más ligero que la ópera seria italiana.

Algunos diálogos se recitaban en lugar de cantarse y los argumentos solían tratar de gentes y lugares conocidos, en lugar de personajes mitológicos.

Estas características pueden verse claramente en la obra del primer maestro italiano de la ópera cómica, Giovanni Battista Pergolesi. Dado que las óperas cómicas ponían más énfasis en la naturalidad que en el talento escénico, ofrecieron la oportunidad a los compositores de óperas serias de dar más realismo a sus composiciones.

El músico que transformó la opera buffa italiana en un arte serio fue Wolfgang Amadeus Mozart, quien escribió su primera ópera, La finta semplice (1768), a los 12 años. Sus tres obras maestras en lengua italiana, Las bodas de Fígaro (1786), Don Giovanni (1787) y Così fan tutte (1790), muestran la genialidad de su música.

En Don Giovanni creó uno de los primeros grandes papeles románticos. Los Singspiel de Mozart en alemán van desde el cómico El rapto en el serrallo (1782), a la simbología de inspiración masónica de La flauta mágica (1791).

Ópera cómica

En el siglo XVII las óperas cómicas raramente se representaban y no se había establecido ninguna tradición estable. Hasta principios del siglo XVIII no surgió el género cómico de la Ópera buffa, nacido en Nápoles que se extendería por toda Italia después de 1730.

La Ópera buffa se diferencia de la ópera seria por:

La importancia dada a la acción en escena y la consecuente necesidad de seguir con la música los cambios en el drama, enfatizando la expresividad de las palabras.
La elección de cantantes que también fueran excelentes actores, capaces de interpretar el drama convincentemente.
La reducción en el uso de escenografía y maquinaria en escena, y en el número de intérpretes de la orquesta .
El empleo de un pequeño reparto de personajes (al menos en la forma corta de la ópera cómica conocida como el intermezzo) y tramas simples, un buen ejemplo sería La serva padrona de Pergolesi.
Libretos inspirados en la Comedia del Arte, con temas realistas, lenguaje coloquial y expresiones del argot.
El rechazo absoluto del virtuosismo vocal; tendencia a la incorrecta pronunciación de las palabras; frecuente presencia de tics rítmicos y melódicos; el uso de onomatopeya e interjecciones, en lo referente al canto.

En la segunda mitad del siglo XVIII la ópera cómica debió su éxito a la colaboración entre el libretista Carlo Goldoni y el compositor Baldassare Galuppi. Gracias a Galuppi, ésta adquirió mucha más dignidad que durante los días del intermezzo.

Las óperas ahora se dividían en dos o tres actos, creando libretos para trabajos de mayor tamaño, que diferían significativamente de los principios de siglo en la complejidad de sus argumentos y en la psicología de sus personajes.

Éstas ahora incluían algunas figuras serias en vez de caricaturas exageradas y las obras tenían tramas que se enfocaban en los conflictos entre clases sociales así como ideas autorreferenciales. El trabajo conjunto de Goldoni y Galuppi más famoso es, probablemente, Il filosofo di campagna (1754).

La colaboración entre Goldoni y otro famoso compositor, Niccolò Piccinni produjo otro nuevo género: la ópera semiseria. Ésta tenía dos personajes buffo, dos nobles y dos intermedios.

La farsa de un acto tuvo una influencia significativo en el desarrollo de la ópera cómica. Fue un tipo de drama musical considerado al principio como una versión condensada de una ópera cómica más larga, pero con el paso del tiempo se convirtió en un género por sí mismo. Se caracterizaba por: virtuosismo vocal, uso más refinado de la orquesta, la gran importancia dada a la producción, la presencia de malos entendidos y sorpresas en el curso del drama.

Ópera siglo XX

Las más grandes óperas italianas del siglo XX fueron escritas por Giacomo Puccini (1858 – 1924). Entre ellas se incluyen Manon Lescaut, La Bohème, Tosca, y Madama Butterfly, y las inconclusas Turandot y La rondine.

Otros compositores italianos contemporáneos:

Luciano Berio escribió dos óperas: Un Re in Asciolto y Opera
Lorenzo Ferrero (b.1951- ) escribió once óperas: Rimbaud, ou le fils du soleil (1978); Marilyn (1979); La figlia del mago (1981); Mare nostro (1985); Night (1985); Salvatore Giuliano (1986); Charlotte Corday (1989); Le bleu-blanc-rouge et le noir (1989); La nascita di Orfeo (1996); La conquista (2005); Le piccole storie – ai margini delle guerre (2007)
Luigi Dallapiccola (1904 – 1975) escribió dos óperas: Ulisse (1960 – 1968) e Il Prigioniero (1944 – 1948).
Salvatore Sciarrino (1947- ) escribió diversas obras, incluyendo Luci mie traditrici
Sylvano Bussotti (1931- ) tuvo un prolífico trabajo histórico: Le Racine, Pianobar pour Phèdre, Nympheo, Bozzetto siciliano.