La cultura Islámica

En las primeras décadas del siglo VII, Mahoma comenzó a predicar en la ciudad de La Meca una nueva religión monoteísta. La palabra islam significa “entrega a la voluntad de Dios”.

Mahoma fue el profeta fundador del islam; vivió entre los años 570 y 632; en 613 comenzó a predicar en La Meca, su ciudad natal, y sus primeros seguidores fueron libertos (esclavos liberados) pastores y comerciantes pobres. En el año 622, fecha que marca la era islámica, Mahoma huyó de la Meca a la ciudad de Medina; la huida es conocida como la Hégira.

Organización económica

La mayoría de los habitantes de la península de Arabia vivían como nómadas; se dedicaban al pastoreo y al comercio, y se desplazaban en caravanas a través del desierto. El resto de la población practicaba una agricultura sedentaria.

Organización política

En un principio, cada tribu se regía por un gobierno de tipo patriarcal y sostenía sus propias creencias e intereses. El islam fue una doctrina religiosa y, al mismo tiempo, una forma de organizar un estado teocrático cuyos aspectos jurídicos, administrativos y civiles se basaban en todos los preceptos establecidos en el libro sagrado de los musulmanes: El Corán.

La doctrina de Mahoma transformó la mentalidad y la forma de vida de los árabes porque los unificó en una misma creencia y en un mismo gobierno.

Organización social

La historia de los musulmanes, desde la muerte de Mahoma hasta el siglo XIII, se divide en tres periodos, llamados califatos porque en cada uno gobernó una dinastía de califas; los principales son:

– Califato ortodoxo o perfecto. Los califas de este periodo fueron parientes o amigos de Mahoma; situaron su capital en Medina, lograron la unificación de la península de Arabia y conquistaron Siria, Mesopotamia, Persia y Egipto.
– Califato omeya. Con la dinastía de los omeyas, procedentes de La Meca, se expandió el imperio árabe desde el valle del Indo y el norte de África hasta la península Ibérica. Los omeyas establecieron su capital en Damasco.
– Califato abasida. Cuando una rebelión acabó con casi todos los miembros de la dinastía omeya, el poder quedó en manos de los abasidas. Durante el siglo X, otras dinastías de califas constituyeron reinos independientes, como los de Córdoba y Egipto, los cuales también recibieron el nombre de califatos.