En todo proceso comunicacional, hay elementos que dificultan el normal desarrollo de los pasos que aseguran una gestión exitosa de la comunicación interna en la empresa.
Es importante diferenciarlos y estar alerta para poder intervenir a tiempo o evitar que produzcan «ruido», desviando el objetivo del mensaje.
La filtración es la manipulación de la información del emisor para que sea vista más favorablemente por el receptor.
Los intereses personales y las percepciones de lo que es importante de aquellos que resumen están presentes en los resultados de la información, lo que hace imposible que los receptores consigan datos objetivos.
Existe también la percepción selectiva: los receptores ven y escuchan basados en sus necesidades, motivaciones, experiencia, antecedentes, lo que no permite que se perciba la realidad y en su lugar se interprete según el parecer de cada cual.
Otra barrera puede ser la actitud de defensa, es decir, cuando el receptor se siente amenazado y tiende a reaccionar en formas que reducen su habilidad para lograr entendimiento mutuo, por lo que sus respuestas retardan la comunicación eficaz.
Finalmente, una de las más frecuentes – especialmente en las grandes organizaciones – es el lenguaje. La edad, la educación y los antecedentes culturales son variables que influyen en el lenguaje que una persona utiliza.
Las palabras significan diferentes cosas para diferentes personas, lo que crea dificultades en la comunicación.
Fuente: Introducción al Estudio de la Comunicación de la U de Londres